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La actividad física, clave en la recuperación de las lesiones

Atrás quedó el reposo y el ibuprofeno. Cada vez más estudios indican que el movimiento contribuye a una recuperación de las fibras musculares más rápida y de mejor calidad.

Esta la lesión más común que provoca el cambio a los zapatos de verano.

Esta la lesión más común que provoca el cambio a los zapatos de verano. / Funkcinės Terapijos Centras. Freepik.

Begoña González

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Durante años, ante cualquier tipo de lesión, la respuesta más común de la comunidad médica ha sido siempre recomendar reposo, frío e ibuprofeno. El avance de la investigación y la fisioterapia han demostrado que el cese de la actividad física, el frío y los antiinflamatorios no esteroideos en muchos casos, no son la mejor forma de recuperarse de una lesión. "El movimiento es fundamental en la recuperación de la mayoría de lesiones, pero todavía falta educación corporal para saber interpretar correctamente el dolor", afirma la experta en fisioterapia deportiva y fundadora de PhysioWods, Ana Galeote.

"El movimiento comporta muchos beneficios que no solamente se observan en la zona del cuerpo dañada", afirma la especialista. Y es que, según se ha demostrado en múltiples estudios, la actividad física contribuye a una mejor salud del sistema inmune, el metabolismo o la salud mental y con ello, a la salud general de las personas. "Si realizamos actividad física cuando sufrimos una lesión, contribuiremos a recuperarnos antes porque de manera indirecta, aunque no ejercitemos la zona lesionada, estaremos aumentando el riego sanguíneo que recibe ese músculo, evitaremos que pierda fuerza y capacidades propias de ese tejido y contribuiremos a una recuperación mejor y más rápida", asegura. La clave de este movimiento, afirma, es "aprender a entender el dolor".

Aprender del dolor

El dolor, en el fondo, no deja de ser una señal que envía nuestro cuerpo cuando quiere avisarnos de que algo no está funcionando como debería, pero no necesariamente debe implicar que tengamos que parar. "Hay que diferenciar entre dolor incapacitante y dolor llevadero", afirma en la misma línea el Doctor en CAFYD especializado en lesiones Álex Yáñez. "Siempre y cuando el dolor no sea incapacitante, podremos seguir movilizando la zona para contribuir a que los desechos tóxicos que genera la lesión se eliminen mediante el aumento del riego sanguíneo en la zona", afirma el Doctor.

Cuando nos lesionamos y permanecemos en reposo, sustancias tóxicas como el exceso de hierro se acumulan en las zonas doloridas. Incrementar el riego sanguíneo mediante actividad física aunque no sea directamente en esa zona "contribuirá a que lleguen más nutrientes que permitan reparar esas fibras musculares o tejidos rotos y a eliminar más rápidamente los tóxicos", afirma el especialista.

Masajes y calor

Anteriormente, la principal recomendación cuando se sufría una lesión era el reposo, el frío y el ibuprofeno, pero los estudios más recientes han demostrado que no son realmente la mejor opción en algunos casos. "Lo que dice un médico a un paciente habitualmente marca el ritmo y la dirección de su recuperación. Muchas veces a los fisioterapeutas nos llegan pacientes con lesiones que necesitan movilización para recuperarse correctamente, pero si el médico les recetó reposo, tienen miedo de realizar ejercicios", asegura Galeote.

"En función de la lesión hay tratamientos mejores, pero en la mayoría de casos, siempre es preferible aplicar calor con tratamientos como el indiba, para aumentar el riego sanguíneo en la zona y realizar masajes drenantes linfáticos para ayudar a la eliminación de los hematomas, por ejemplo", afirma el Doctor Yáñez. "Y frente al ibuprofeno, siempre será preferible algún antiinflamatorio natural como la cúrcuma, que en lugar de inhibir el dolor, permitirá que nuestro cerebro siga siendo consciente de que hay una necesidad de seguir mandando sustancias antiinflamatorias como la prostaglandina a la zona", añade.

Movimiento controlado

De cara a la movilización de la zona lesionada, ambos expertos coinciden en que es muy importante contar con apoyo de un fisioterapeuta o preparador físico especializado para poder determinar "qué dolor es normal sentir". "Sentiremos dolor, y eso no es malo, pero debemos aprender y tomar consciencia de cuál es aceptable y previsible en cada caso", afirma Galeote.

"Es normal que duela porque volveremos a realizar movimientos que hace tiempo que no hacíamos y nuestro cuerpo olvida rápidamente esas sensaciones. Lo importante será ir avanzando progresivamente en función de la tolerancia y la condición de cada cuerpo para no forzar el rango de movimiento y recuperar correctamente de la lesión", añade la experta.

Además, será crucial reforzar los músculos antagonistas y complementarios de la zona lesionada. "Si duele el hombro, pero es llevadero, muévelo, pero no cargues mucho peso al principio. Si te duele la lumbar, refuerza también el abdomen. El movimiento en general siempre traerá beneficios a la zona lesionada", zanja Yáñez.