Andà p'allá, bobo

¿Aún sigue Enric Masip trabajando en el Barça? ¿En serio?

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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Se veía venir, aunque parece que, por escandalosa e impropia que sea la acción (hay demasiadas cosas impropias en este Barça y jamás ocurre nada), no pasará nada, aunque, esta vez, sí debería pasar.

Ya no es cosa de ese curioso y poco riguroso ‘compliance officer’ que tiene el Barça, exsocio y amigo personal de Joan Laporta. Ya no es solo que ese ejecutivo, vital en cualquier compañía, que, en teoría, debería que sucedan estas cosas, evitarlas y, por descontado, sancionarlas, mire hacia otro lado, como casi siempre.

Digo que se veía venir porque desde que Laporta tomó posesión, de nuevo, con dinero prestado, de la presidencia del FC Barcelona y se supo que Enric Masip era uno de sus principales puntales, pilares, para el desarrollo de su función como presidente, todos empezamos a pensar que el presidente corría peligro. ¿Peligro? ¿Cuánto peligro? ¿Poco o mucho peligro? Dejémoslo ahí, corría peligro.

Más que asesor

Masip se cree, es, mucho más que un asesor normal. Los asesores normales no aparecen en ningún sitio, nadie los conoce, ni se pronuncia sobre su trabajo, lo que hacen o recomiendan. Y más aquellos que, realmente, tienen influencia sobre su jefe. Nadie sabe quiénes son los asesores de las grandes personalidades de nuestra sociedad. Nadie.

El exbalonmanista es otra cosa. Es amigo personal del presidente, es su guardaespaldas, tal cual, pues ha hecho de matón en innumerables momentos de los últimos tres años, es un guerrero del móvil y trata, por todos los medios, de que el presidente sepa que actúa así, en su defensa. Es más, ha colocado a un montón de recomendados en el club. Y los protege. Masip cree que ni el presidente ni el Barça (ni él, claro) hacen nada mal, ni malo.

Todos los que vivimos el día a día azulgrana hemos pensado, continuamente, que Laporta podía verse arrinconado algún día, no por su comportamiento (al fin y al cabo, es el presidente), sino por el comportamiento, la actuación, lo dicho y escrito, por su asesor más personal y amigo.

Y, sí, parece haber llegado el momento de que el presidente tome una decisión que no le gusta y cese a su amigo, se separe de él, lo borre de su entorno y se busque otro asesor (guardaespaldas y chofer, varios, ya tiene) que sea mucho más discreto.

Enric Masip, siempre pegado al presidente Joan Laporta.

Enric Masip, siempre pegado al presidente Joan Laporta. / EL PERIÓDICO

Lo que ha hecho Masip, aunque él quiera quitarle importancia e, incluso, lo disfrace con esa frase de “solo expongo situaciones relevantes”, que le dijo a Paco Cabezas, de El Periódico, va contra todo lo que representa el Barça, su historia, el ‘més que un club’ y, sobre todo, lo que consta en los Estatutos del club, que defiende “los principios básicos y elementales de los seres humanos, contenidos en la Declaración Universal y promoviendo y velando por su protección”. Lo dicen los Estatutos del Barça y lo defiende, en su día a día, en sus actos y en sus colaboraciones, la propia Fundación del Barça.

En el nombre del Barça

No hay duda que, como ha ocurrido al descubrirse muchas otras barbaridades que ha hecho esta directiva, el propio presidente y su ‘camarote’, la estrategia vuelve a ser dejar pasar el tiempo. Pero lo ocurrido con Masip, lo tolerado por Masip, lo difundido por Masip en sus redes, no se cura con el tiempo, ni siquiera se olvida con su marcha, dimisión o despido.

Y, de nuevo, como ha sucedido a lo largo de los tres últimos años, puede, sí, que algún directivo amenace con dejar la directiva si no se toma alguna medida, seria, contra Masip. Tampoco pasa nada, los directivos han tragado con todo y también tragarán con esta situación poco agradable, llamativa y escandalosa.

Las actuaciones de Masip no van solo pegaditas a su nombre y apellidos, tampoco van pegaditas al presidente, van pegaditas al nombre del Barça, demasiado importante como para ponerlo en duda.

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