El día en que Víctor Font se arremangó y exigió a Elena Fort que explique "el escándalo de los avales’

Esto ya es otra cosa. Parece que va en serio. Suena bien. Bonito. Fuerte. Sensato. Con sentido común, con mucho sentido común. Suena saludable. Importante. Necesario. Imprescindible. Víctor Font, el derrotado, el emprendedor, el ejecutivo, el ‘yuppie’ rico, ganador (menos en las elecciones a la presidencia del Barça), ha decidido arremangarse lo cual, en un hombre tan elegante, cuidadoso, mimoso, ya es mucho. Otra cosa es que baje al barro. Ahí, los zapatos de doble hebilla sufrirían un poco. Pueden hasta mancharse. Mmmmmm, no sé si nos gustaría.

Font ha hecho un ejercicio de transparencia modélico, sobre todo porque se trata de comportarse como no se comporta Joan Laporta, ni sus directivos (ni miembros añadidos del ‘camarote’) y mucho menos los 30 escapados, que esos sí son los que podrían dinamitar los puentes y las columnas del club con sus confesiones. Pero eso, insisto, no sucederá. Allá ellos. En el pecado llevan la penitencia.

Font no se ha centrado demasiado y, en ese sentido, ha sido hábil, en la situación económica del club. Pero sí ha insistido en que el Barça va de mal en peor y, sobre todo, ha lamentado las oportunidades pérdidas, el despido de Xavi Hernández, Leo Messi y Ronald Koeman y hecho hincapié en algo que suena horrible y que debería provocar, como poco, la inmediata dimisión o despido del amigo del presidente, el curioso ‘compliance’ Sergio Atienza, que es quien ha tolerado la vergüenza del préstamo de ISL, un proveedor, para hacer frente al aval de los directivos (muchos, muchos) que no podían pagar. Tremendo. Volveremos a ello.

Todos juntos

Ha sido clarísimo en tres conceptos, en los que debía serlo. Uno, el Barça sigue gobernado por un presidente que se cree (casi) Dios, rodeado de familiares, amigos y recomendados. Ni uno solo de los 30 profesionales que se han ido han sido sustituidos “entonces, ¿para qué los teníamos? ¿no hacían nada?”. Y, por descontado, según Laporta, “todo va de maravilla, sobre ruedas”.

Dos, todo el que quiera unirse a su proyecto que se una. Font recordó que él es el único que no se ha movido del sitio y, mejor aún, que ha acertado en todo lo que anunció en sus apariciones anuales. “Ya se acabó salir una vez al año; es el momento de fiscalizar la gestión y la mala gobernanza de la entidad. Laporta no es la solución, es el problema. A partir de hoy, empieza una nueva fase: estaré encima de la gestión”.

Y, tres, ni hablar de moción de censura, “de momento”. Solo se puede activar cuando se crucen líneas rojas. Font ha venido a decir, perdón, ha dicho, que el club es tan inmenso, tan poderoso, tan grande, tan histórico, tan fuerte que, incluso, puede soportar todas las barbaridades que están haciendo Laporta, sus familiares, su cuñadísimo, sus amigotes y recomendados. “De momento, no veo riesgo de colapso en la entidad. Si lo intuyese ¡claro que intervendría!”

He tenido la sensación durante la conferencia de prensa de Font, sin límite de preguntas (eso, en el Barça actual, es inimaginable), que el opositor está más inquieto, más preocupado, por el hecho (eterno en el barcelonismo militante) de que el socio esté más pendiente de ganar, de que entre la pelotita, que se haga el ridículo, muy el ridículo, (“hemos sido el el hazmereir del mundo del fútbol”) en el despido de Xavi Hernández, que en el ‘caso de los avales’, que sí es escandaloso, muy escandaloso.

"Si el Barça, si Elena Fort, cree que el tema de que un proveedor conceda un préstamo a los directivos es, simplemente, estético, cuando viola el Código Ético del Barça, que pida un dictamen a expertos externos y si ellos están de acuerdo, yo lo estaré"

Víctor Font

— Excandidato a la presidencia del FCBarcelona

Y por ello, Font leyó lo que dice el Código Ético del Barça: “Ellos hablan de un tema estético. ¿Estético?, pues oigan lo que dice el Código Éitco del Barça: Los directivos no se pueden beneficiar ni de proveedores ni de potenciales proveedores. Y ISL es proveedor desde el 2015”. Y fue entonces cuando Font remarcó el nuevo estilo de oposición: “Solo espero que Elena Fort explique, de verdad, el tema de los avales. Debe explicar qué ha ocurrido. Eso de que el amigo ‘compliance officer’ del presidente coincida con él en que es, simplemente, un tema estético, me asusta. Así que Fort haría bien en pedir un dictamen independiente, externo, y si esos expertos externos dicen que es un tema estético, me lo creeré, pero creo que esto es una vergüenza y, sobre todo, una violación del Código Ético del club”.

El caso es que, sabemos, sospechamos, intuimos, que Fort no dará la cara ni pronunciará palabra alguna sobre este gravísimo asunto, entre otras cosas porque ella también cree que es un tema estético. De cientos de miles de euros (ajenos), pero estético.

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