Andà p'allá, bobo

Uno de los 30 que han abandonado el Barça: "La tercera vez que me esquivaron, los envié a cagar"

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Desde que alguien, desde que muchos, le pegaron una patada al avispero, me cuentan que Joan Laporta se ha puesto valiente de verdad. ‘Pit i collons’, a tope. Más que nunca. En espera de cerrar el acuerdo con Nike que dejará boquiabierto al mundo futbolístico (ya saben, al presidente le encanta hacerlo todo a ultimísima hora, para quedar como un héroe salvador, aguanten, pues, unos días), Laporta va mostrando a sus chicos su indignación porque alguien se mueva, aunque no podemos hablar de oposición, pues jamás ha existido.

Pero en estas semanas, se ha producido un hecho muy curioso. Los amigos que se relacionan con esta gente no paran de llamarme para contarme que ninguno de ellos, me refiero a ese racimo de directivos que no pintan nada, no entienden nada. “¿Pero por qué, ahora, de repente, critican tan duramente a Jan?”, le preguntan a sus amigos de fuera del club. La cuestión la formulan en múltiples foros, el último, por ejemplo, ayer mismo en un acto de la Copa América, de vela, en el mar de Barcelona.

No quieren problemas

Son directivos que defienden la gestión de Laporta y su ‘camarote’ por muy diversos motivos. Uno, porque ellos lo único que quieren es seguir siendo directivos. Dos, porque cuando algo les suena mal, es decir, les podría remover el estómago, se van a casa, miran hacia otro lado y no se meten en líos, no vaya a ser que abra la boca (incluso en algún pasillo), me oiga el cuñadísimo y, al día siguiente, esté en la calle.

Y, sobre todo, se sorprenden de que alguna avispa se escape del avispero y le pique porque, cuando mis amigos, que son los suyos, les preguntan “pero, oye, ¿tú estás en las reuniones del ‘camarote’, tú has participado en alguna reunión donde se decidealgo importante”. Y, claro, dicen que no. Es por eso que el Barça actual y su gobernanza les parece Disneyland París. A menudo ¿verdad? lo mejor es no querer enterarse: ojos que no ven, sillón que mantengo.

Joan Laporta y algunos de sus colaboradores.

Joan Laporta y algunos de sus colaboradores. / EL PERIÓDICO

Sé, por ejemplo, que el último de los 30 que han abandona el barco, se fue harto de que tres de los guardaespaldas de Laporta (Rafa Yuste, Josep Cubells, ya saben, el directivo que pidió un sueldo, no pequeño, claro y el eterno Enric Masip), le impidiesen siempre, siempre, hablar con Laporta o llegar a tocar poder, mesas, reuniones. Él, cuenta, era feliz. De él hacía abajo, todo era una maravilla y llegó a ganar todos los títulos; de él hacía arriba, Yuste, Cubells y Masip se convertían en un muro. Les iba el cargo. Es posible ¿no, verdad?, que ni siquiera Laporta supiese que existía ese cortafuegos. Sí, claro, que lo sabe.

Ojos que no ven...

“Es muy fácil darse cuenta que no pintas nada, que no te tienen en cuenta. Yo, a la tercera que me esquivaron, los envié a cagar. Y me fui”. Así me habla uno de los que se fueron sin abrir la boca. Bueno, todos, todos se han guardado sus desesperaciones, pero todos lucieron palmito, unos más que otros. Es evidente, desde luego, que lo que no toca es contarles a sus amiguitos que no entienden qué ocurre y, sobre todo, el por qué de tanto ruido. ¿De verdad que no saben cómo gobierna su presidente y su camarilla? ¿En serio?

Se ha comentado mil veces y no ha ocurrido nada, pero esos directivos que siguen tratando de justificar seguir en el cargo, simplemente deberían repasar, por ejemplo, ese núcleo duro que rodea al presidente y la toma las decisiones o, simplemente, analizar el papel de su ‘compliance officer’, Sergi Atienza, amigo y exsocio de Laporta, que ha tolerado y dado el visto bueno a decisiones y maniobras que jamás debió permitir.

A esos directivos que no entienden el por qué de tanto ruido, que sepan que el ‘compliance officer’ “es el responsable de garantizar que las actividades de la empresa cumplan todos los requisitos legales y las normas éticas”. Claro que, en el caso de ellos como son una empresa familiar (o eso dijo y se vanagloria su presidente y líder), igual las cosas se pueden hacer de otra manera, no sé, como quiera el hermano, la hermana, el cuñadísimo, la secretaria, el colega, el agente amigo….

Bizcos deben estar todos, hartos, cansados, de pasarse el día mirando hacia otro lado.

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