FÚTBOL AMERICANO

Tom Brady y el reto de estar a la altura de un contrato de 375 millones como comentarista de TV

Tom Brady

Tom Brady

Albert Guasch

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¿Puede el mejor jugador de la historia de la NFL ser a la vez un excelente analista en televisión? Esa transición, de deportista a comentarista, habitual en cualquier deporte y en cualquier país, será juzgada con especial atención en el caso de Tom Brady, el quarterback de los siete anillos de campeón. No solo por ser quien es, una leyenda en mayúsculas del deporte norteamericano, sino por el tamaño del contrato que la cadena Fox Sports le ha puesto encima de su mesa. Una cantidad fabulosa, de 375 millones de dólares por 10 años, que le convierten en el comentarista mejor pagado de la historia de la televisión en EEUU.

Para ponerlo en perspectiva, si fuera su contrato como jugador, sería el segundo mejor pagado de la liga, solo por detrás de Patrick Mahomes. De hecho, esta cifra de 375 millones supera sus ganancias de toda su carrera como quarterback (algo más de 300 millones en 23 temporadas). Como para no sentir presión cuando entre en la cabina de la Fox Sports, lo cual sucederá por primera vez el 8 de septiembre en el partido entre Dallas Cowboys y Cleveland Browns.

Brady, de 46 años, lleva un año retirado después de un último bolo en los Tampa Bay Buccaneers. Más o menos ha estado ocupado rodando anuncios, invirtiendo en el deporte (es accionista de Las Vegas Raiders de fútbol americano y del Birmingham City FC en Inglaterra) y compartiendo la custodia de sus dos hijos con Gisele Bundchen. Pero también lleva tiempo preparándose para el reto que supone estar a la altura de su mito y de su nuevo contrato.

Ha acudido con regularidad a los estudios de la Fox de Los Ángeles para practicar lo que será su cometido, apoyar con comentarios técnicos o coloristas la retransmisión de lo que sucede en el terreno de juego en el mejor partido de la semana de la NFL. A su lado se sentará un experimentado narrador de fútbol americano, Kevin Burkhardt, que tiene la buena reputación de dar juego y mejorar a los analistas que le acompañan.

Discurso en la radio

Hasta ahora Burkhardt hacía tándem con Greg Olsen, un exjugador de los Carolina Panthers que se había ganado a la audiencia con su estilo energético y con conocimiento de lo que sucedía entre bastidores. Cuando se supo que Brady apartaba a Olsen, se escucharon y leyeron un buen número de críticas y lamentos. Un ruido que ha contribuido a aumentar las expectativas sobre Brady, el cual habló ayer por primera vez de forma extensiva sobre su nuevo oficio en un programa de radio. No ocultó sus dudas y temores.

"El partido es el espectáculo y estaré ahí para dar mi opinión y análisis al respecto, pero también me pregunto: ¿siento que sumo a la transmisión? Voy a trabajar tan duro como pueda en el proceso para asegurarme de cumplir, porque no quiero decepcionar a nadie", afirmó Brady, que siempre ha tenido un don para la elocuencia.

Exigencia al máximo

El exquarterback, que hace una semana ingresó en el Hall of Fame de los New England Patriots por los seis Super Bowls que les llevó a ganar -el séptimo lo sumó con los Tampa Bay Buccaneers-, aseguró que nadie es más exigente que él consigo mismo. "Cuando era jugador nunca sentí que hacía las cosas de la manera correcta. Hubo partidos en los que al terminar pensaba: 'Dios, soy el peor quarterback de la NFL'. Estoy seguro de que me sentiré así en Fox en cuanto termine una retransmisión; diré: 'Dios, ni siquiera les di lo que querían. Es algo muy retorcido en mi mente. No quiero decepcionar a la gente de Fox y tampoco a los grandes seguidores de la NFL", reiteró.

En la ceremonia de los Patriots dejó clara cuál es su mentalidad: “Para tener éxito en cualquier cosa, la verdad es que no es necesario ser especial. Sólo tienes que ser lo que la mayoría de la gente no es: consistente, decidido y dispuesto a trabajar por ello”. Una enseñanza transversal.

El pasado domingo Brady experimentó un aperitivo de lo que le aguarda al aparecer un momento en la cabina de Fox desde la que se narraba la final de la United Football League (UFL), una liga profesional menor. Se le vio el mismo aplomo que en el campo, pero fue como lanzar un pase y abandonar el campo. En septiembre jugará todo el partido, tres horas con el micrófono en la mano. Millones de aficionados del deporte más popular de EEUU le escucharán con suma atención.