Kylian Mbappé contagia a Francia la suerte de su Real Madrid

Ustedes no lo saben, normal, pero hay gente investigando, mentes privilegiadas, auténticos ‘panenkitas’ del balón, para averiguar de quién fue la idea, quién fue el primero que ideó esta manera de ganar tan cutre, pero tan eficaz. Hay dudas entre Carlo Ancelotti y Didier Deschamps.

Me refiero a la idea de jugar mal teniendo un auténtico equipazo, de salir ganador sin poner nunca, jamás, la quinta o la sexta velocidad, triunfar sin jugar a fútbol y, muchas veces, como le ha ocurrido en 1.245 ocasiones al Real Madrid o 569 a la selección francesa, ganar de rebote, ¡booom!, centra Mbappé y un austriaco, llamado Wober, cabeza a gol. En su propia puerta, claro.

Venga, 1-0 y para casa. Ya nos gastaremos otro día, otra noche, contra otra selección que sea algo más buena y, sobre todo, ofensiva que la de Austria, cuyo fútbol no es, ni mucho menos, tan bueno y vistoso, ya no digo sonoro, como el concierto del 1 de enero, en Viena.

Tal y como hizo Inglaterra (¡otra vergüenza de triunfo!), tal y como hizo la campeona Italia (¡otro ridículo de partido!), la poderosa y vistosa Francia, aquella a la que todo el mundo otorga el nº 1 en las quinielas, ganó con un gol de rebote de Mbappé, que se fue, dicen, con la nariz rota. Es decir, que el día que pide a los jóvenes que no voten a la ultraderecha de Le Pen, el muchacho da ejemplo y se parte la cara por su país, él que es de padre camerunés y madre argelina.

Es ciertamente incomprensible como Didier Deschamps, por mucho que gane y gane, puede seguir siendo seleccionador de Francia, cuando su equipo tiene a los mejores futbolista y practica el juego más ramplón que existe: me defiendo, aguanto y acabo ganándote con uno, o dos, o tres, ‘aquí te pillo, aquí te mato’. ¿Les suena a algo?, a mí también.

'Flo' alecciona a Kylian

Ese estilo que le viene como anillo al dedo a esa bala y prodigio de futbolista que se llama Kylian Mbappé y que, anoche, jugó su primer partido con la camiseta del Real Madrid debajo de la ‘blue’ (es mentira, es una manera de decir que fue su primer partido ya como madridista), se tradujo ante la discreta Austria en un clon de los encuentros que suele jugar el Real Madrid.

Pues eso, Mbappé se estrenó como jugador blanco imitando la manera de ganar de su nuevo equipo. Fueron sus primeras 48 horas merengues, madridistas, aunque a Florentino Pérez, ¡por fin! su presidente, no le gustó nada su discurso antifascista.

El ‘Ser Superior’ ya le ha hecho saber a Mbappé que eso, en Madrid, no lo podrá hacer. El Real Madrid, como le cuenta ‘Flo’ a sus amigos de rango, “es la Suiza del fútbol, es decir, neutral”. Y así es, el palco del Santiago Bernabéu, del nuevo y del planetario, está repleto de ministros y políticos de todas las tendencias y, por descontado, de millonarios y tipos influyentes. El Real Madrid, ACS y Florentino hacen negocios con todos.

Así que Mbappé ya sabe, porque acaban de decírselo, que cuando vista la camiseta blanca o esté bajo el paraguas del Real Madrid no podrá hacer esas declaraciones ni responder a ese tipo de preguntas. Si quiere, cuando haga un acto suyo, de sus patrocinadores o de su selección, que haga lo que quiera. Libertad absoluta. Con el Real Madrid, cero bromas. Muchos le recordaron a Mbappé que Vinicius Jr. cuando dijo que “España es racista”, lo hizo bajo la disciplina de la selección brasileña, es decir, en una conferencia de prensa como jugador de Brasil, nunca con el Real Madrid.

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