'MOTORSPORT' Y LAS PAREJAS EXPLOSIVAS

¿Se convertirá el pulso Bagnaia-Márquez en un Senna-Prost de MotoGP?

Ducati decidió, finalmente, unir, en el seno de su escudería oficial, a los dos grandes campeones del mundo, 'Pecco' Bagnaia y Marc Márquez. La lucha, el pulso, empezará la próxima temporada. No será fácil de gestionar, pero es evidente que era 'la operación': tener a los mejores para seguir dominando el campeonato.

Marc Márquez, a la derecha, se abraza a 'Pecco' Bagnaia, en el 'corralito' de MotoGP.

Marc Márquez, a la derecha, se abraza a 'Pecco' Bagnaia, en el 'corralito' de MotoGP. / ALEX FARINELLI

Emilio Pérez de Rozas

Emilio Pérez de Rozas

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La frase está inventada y, por descontado, sumamente utilizada en el mundo del deporte. Nadie plantearía, en principio, que Kylian Mbappé y Vinicius Júnior vayan a tener problemas, la próxima temporada, en el seno del Real Madrid. Deporte de equipo, once futbolistas, parece que pueden unir sus fuerzas para hacer aún (¿aún?) más campeón al Real Madrid, que peleará por siete títulos.

Ahora bien, en un deporte tan individualista como es MotoGP o la F-1, es evidente que juntar a dos gallitos en el mismo gallinero no siempre significa o provoca el éxito total, tanto a nivel individual como colectivo. Ducati, que tenía sus dudas, tal vez hasta demasiadas, conocida la trayectoria de Marc Márquez, ha decidido, finalmente, juntar en su equipo oficial al italiano ‘Pecco’ Bagnaia, actual bicampeón de la máxima categoría, y MM93, el mejor piloto de las últimas décadas.

Repasando la historia de ‘motorsport’ hay multitud de ejemplos en los que se refleja y se experimentó la dificultad de sacar provecho de una alineación así. Si pensamos en motos, podemos hablar, por ejemplo, de Mike Hailwood y Giacomo Agostini, en MVAugusta, en 1965; el propio ‘Ago’ y Phil Read, en MVAugusta, en 1972; en Ángel Nieto y Eugenio Lazzarini, en Garelli, en 1982; en Mick Doohan y Àlex Crivillé, en Honda, en 1995; en Valentino Rossi y Jorge Lorenzo, en Yamaha, en 2013 o en Lorenzo y el propio Márquez, en Honda, en 2019. Sí, hay muchos más.

Mike Hailwood y Giacomo Agostini, en MVAugusta, en 1965.

Mike Hailwood y Giacomo Agostini, en MVAugusta, en 1965. / EL PERIÓDICO

Si pensamos en la F-1, podríamos describir las épocas de James Hunt y Jochen Mass, en McLaren, en 1976; Carlos Reutemann y Alan Jones, en Williams, en 1980; Didier Pironi y Gilles Villeneuve, en Ferrari, en 1981; Nigel Mansell y Nelson Piquet, en Williams, en 1986; el mítico y tremendo, apoteósico, conflictivo y temible duelo entre Alain Prost y Ayrton Senna, histórico, en McLaren, en 1988 y 1989; el propio Prost y Mansell, en Ferrari, en 1990 y el popular Lewis Hamilton y Fernando Alonso, en McLaren, en 2007.

En efecto, la rivalidad que protagonizaron Senna y Prost ha quedado como la mayor batalla deportiva de la historia. Y el inicio de esa guerra o la ‘madre de todas las batallas’ tuvo lugar en el seno del mismo equipo McLaren. Senna, el mayor talento de la historia de la F-1, llegó a la escudería británica en 1988, y arrasó. Le mojó la oreja a Prost, que ya había ganado dos títulos con McLaren. Pero la guerra como tal empezó, en 1989, cuando en la última carrera de la temporada (Japón), Senna y Prost se jugaban el título.

"Yo prefiero ganar teniendo dolores de cabeza, que tener una vida fácil y no ganar. ¡Por descontado! que un equipo debe intentar tener a dos de los mejores pilotos del mundo en su seno, de lo contrario que no se dedique a las carreras"

Pedro Martínez de la Rosa

— Miembro del equipo Aston Martin de F-1

Tras una carrera épica, brasileño y francés colisionaron en la 46ª vuelta, aunque Senna pudo volver a la carrera, pero acabó siendo descalificado en una decisión muy polémica, por haber sido ilegalmente ayudado por los comisarios. El ruido fue estruendoso, pero el título fue para Prost. Al año siguiente, se repitió el escenario y el accidente, solo que esta vez Prost corría con Ferrari. En esa ocasión, sin embargo, el choque benefició a Senna, que se proclamó campeón del mundo por segunda vez.

“Puede que no todo el mundo comparta mi idea, no es necesario que todos coincidamos a la hora de reflexionar sobre el interés o no de juntar a dos gallitos en el mismo corral”, señala, desde Canadá, Pedro Martínez de la Rosa, componente del equipo Aston Martin de F-1, donde ahora milita Fernando Alonso. “Yo, desde luego, si pudiese, tendría siempre, siempre, a los dos mejores pilotos de la parrilla en mi equipo. Yo prefiero tener dolores de cabeza y la posibilidad de ganar siempre, con uno o con otro de mis dos pilotos, que tener una vida fácil, feliz, tranquila, sin problemas y no ganar o ganar menos”.

Ayrton Senna y Alain Prost, en McLaren, en 1988.

Ayrton Senna y Alain Prost, en McLaren, en 1988. / EL PERIÓDICO

De la Rosa considera que “la obligación de una escudería, la necesidad de una marca, la intención de un patrocinador es ganar y, por tanto, tú, como jefe de equipo, debes juntar a los mejores y, a partir de ahí, organizarte la vida y el trabajo para intentar que esa unión sea fructífera, llevadera. Ducati, con ‘Pecco’ y Marc, alcanzará cotas aún más altas que ahora, de eso no tiene duda nadie. Será difícil de gestionar, por descontado, pero si no eres capaz de gestionar a dos grandísimos campeones, entonces no te metas en las carreras”. “Lo que no tiene sentido, desde luego, es no fichar a Marc para evitar problemas, ‘porsiaca’, ¡no, hombre, no!, eso es muy poco profesional”.

Órdenes de equipo

La vida de las carreras, la vida en los boxes, la vida en la pista, está repleta de trampas cuando debes gestionar una escudería con dos grandísimos campeones. El catalán Joan Villadelprat, uno de los jefes técnicos más importantes de la historia de la F-1, solía explicar que hay muchas formas de dar órdenes de equipo u organizarse a la hora de gestionar a dos campeones.

“Hay órdenes, estrategias, que se ven, incluso que pueden oírse a través de la radio, o verse en la pizarra que se les muestra desde el muro. Hay decisiones escondidas, que han surgido en la reunión previa a la carrera. Y hasta hay órdenes que llegan de lo más alto del equipo, de la escudería, casi de los dueños o, incluso, de los patrocinadores, que no tienen por qué saber nadie, aunque sí los pilotos. A veces, simplemente decidiendo qué ingeniero y mecánico va a un lado u otro del boxe, es suficiente”.

"Al principio, con Mick (Doohan), todo fue estupendo, pero cuando yo empecé a lograr sus mismos tiempos, la relación se enfrió. Normal. En el arranque todo es muy bonito. Yo creo que Marc se comerá mediáticamente a 'Pecco', aunque eso, tal vez, no le preocupe a Bagnaia"

Àlex Crivillé

— Campeón del mundo de 500cc en 1999 (Honda)

En ese sentido, hay quien recuerda cuando Hamilton y Nico Rosberg, que se hartó de la F-1 incluso sumando su título mundial, exigió y logró, en Mercedes, que le cambiasen sus ingenieros por los del campeón británico, pues sospechaba que los de Hamilton eran mejores. Y, sí, al parecer, lo eran. Ese tipo de lucha, también se vivió, cuentan, entre Reutemann y Jones, en Williams, en 1980, hasta el extremo de que Reutemann levantó la mano y pidió enterrar el hacha de guerra y Jones le contestó: “Sí, pero en tu espalda”.

Márquez quiere más

Es evidente que existe la posibilidad de que la convivencia entre Bangnaia y Márquez haga saltar chispas. No hay duda de que, hasta la fecha, ‘Pecco’ ha vivido y corrido muy cómodo en el Ducati Corse, hasta el extremo de que solo le ha apretado el madrileño Jorge Martín, que, encima, corre en el equipo ‘satélite’ de la firma de Borgo Panigale.

Ahora llega el campeón más hambriento, determinante y necesita de la historia del Mundial de motociclismo. Márquez no hace prisioneros. Márquez necesita ganar y ganar. Márquez tiene un plan, mucho mejor, desde luego, que el plan de Alonso en la F-1. Y Márquez no parará hasta que gane carreras y sume más títulos, por ejemplo, que Rossi. El de Cervera (Lleida) tiene ocho y el ‘Doctor’, nueve. Puede, sí, que ese ambiente idílico que respira, ahora, el equipo rojo, sea rojo infierno.

Lewis Hamilton y Fernando Alonso, en McLaren, en 2007.

Lewis Hamilton y Fernando Alonso, en McLaren, en 2007. / EL PERIÓDICO

“Una cosa tengo clara y lo digo por propia experiencia”, señala Àlex Crivillé, el primer campeón del mundo español de la categoría reina, precisamente en la época en la que compartía equipo (Honda) con el australiano Mick Doohan, otro devorador de títulos. “Lo que tengo claro es que, al inicio, todo es maravilloso. Lo fue en mi caso, con Mick, porque siempre hay uno que es más rápido que el otro. Cuando yo empecé a hacer los mismos cronos que Mick, todo cambió. Ya dejó de sonreírme y empezamos a pelear, entonces sí, sin apenas saludarnos. No digo que vaya a ocurrir eso en el seno de Ducati, digo que eso es lo que suele ocurrir en estos casos”.

‘Crivi´’, por descontado, comparte la tesis de Pedro Martínez de la Rosa en el sentido de que “la presencia de dos grandísimos campeones, que son velocísimos los dos, hace que el equipo crezca y que la moto mejore, de eso no hay duda. Yo creo que ‘Pecco’ es muy parecido a mí, en el sentido de que muchas de estas cosas no le afectan, pasa bastante. Pero, eso sí, Marc se lo va a comer mediáticamente. Como dice ‘Ago’, Marc es ‘Marc Marketing’, al público, al aficionado, a los fans les encanta la personalidad de Marc, su voracidad, su determinación, su estilo agresivo, su pilotaje único, sus ‘salvadas’ y llega al mejor equipo y le dan la mejor moto. Vamos a vivir un Mundial-2025 más espectacular aún que éste”.

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