Andá p'alla, bobo

Laporta anuncia que, ahora sí, la plantilla tendrá un entrenador de verdad

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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No lloró, ni siquiera se emocionó. Joan Laporta volvió al lugar que mejor domina: la labia. Y, por descontado, al discurso que le convirtió en presidente del Barça. Aquel que llega al corazón, al alma, del ‘soci’, del culé que le votó, del barcelonista que se lo traga todo, especialmente la teoría, invencible, de que nos persiguen, de que quieren que desaparezcamos, por tierra, mar, aire y juzgados. Y, cómo no, volvió esa frase que hizo fortuna: “Los barcelonistas solo nos tenemos a nosotros”. Y los mineros.

En tiempos de zozobra, de escándalos no explicados por inexplicables (su párrafo sobre el préstamo de ISL y la cuenta de los directivos para hacer frente al aval es, no solo vergonzoso sino lamentable y casi ilegal, aunque todo fuese aprobado por su exsocio y amigo el ‘compliance’), de despidos incomprensibles como el de Xavi Hernández, (pues sí, sí, le molestaron las 'declas' del técnico, vaya), de temporadas cero bajo cero, lo mejor sigue siendo buscar uno, dos o tres enemigos exteriores.

Más Núñez que nunca

Laporta sabe de eso más que nadie. En ese sentido, con ese rostro redondo, repleto, con ese punto frágil de voz al que solo le faltó repetir la coletilla de ‘quicir’, Laporta empieza a ser un clon de José Luis Núñez, cuando, insisto, argumenta que le atacan y que todo son campañas orquestadas, desde Madrid, por supuesto, para que el Barça no levantase cabeza.

Cuando tu intención es únicamente salir de los diversos atolladeros, laberintos, subterráneos, líos, embrollos, enredos en los que te has metido, aunque ayer vimos al presidente más personalista y presidencialista de todos (todo lo decide y asume él; los demás no cuentan, entre otras razones “porque no tienen el club en su cabeza, como lo tengo yo”), corres el peligro de contradecirte continuamente.

Joan Laporta durante la emisión de 'El podcast del President' en Barça One.

Joan Laporta durante la emisión de 'El podcast del President' en Barça One. / FCBARCELONA

Veamos, si tú dices una cosa y la contraria en tu relato es porque o no sabes lo que dices, o no posees un discurso ni proyecto coherente o, simplemente, mientes. No puedes amar a Xavi Hernández y agradecerle todo lo que ha hecho, decir que (esperas) que siga siendo tu amigo e, inmediatamente, contar que todo (o casi) era un desastre y que, en efecto, como decíamos muchos (y fuimos maltratados y escupidos por el propio Xavi), el equipo no estaba entrenado ni trabajado. La preparación física era nefasta, ha reconocido Laporta. Cuando lo decían los demás, eran antibarcelonistas.

Palo tremendo

Cuando tú dices que lo de Mbappé es un pegote (más) del Real Madrid y que nosotros vamos por otro lado, por el lado de criar niños en La Masia que alcancen la meta del Camp Nou, ¿qué hacemos con Lewandowski? ¿qué hacemos con los intentos y las entrevistas de Xavi con Haaland y Bernardo Silva, para que fichen por el Barça canterano y modesto?

Cuando dices que siempre confiaste en Xavi y que Flick apareció de repente, no puedes decir que el técnico alemán llevaba tiempo aprendiendo qué es el Barça, analizando sus partidos y estudiando la cantera. No, no lo puedes decir, porque te traicionas a ti mismo. O nos engañas. De nuevo.

El palo a Xavi ha sido tremendo, pues, probablemente con la única intención de mantener ilusionado a los suyos, es decir, a ese grupo de miles de socios fieles a Laporta, ha dicho que Flick le ha dicho que, bien preparados (no lo de Xavi), que con otro preparador físico, ésta es una plantilla que dará grandes alegrías al ‘soci’. Al ‘soci’, que sigue en la Luna.

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