El primer equipo de fútbol de chicos trans jugará en Catalunya: "Estábamos muy escondidos; hay que demostrar que somos personas"

Las risas se empiezan a mezclar con algún que otro bufido de cansancio tras unas cuantas vueltas al trote. Empieza el entrenamiento del Fénix FC. “Nada de risas, hay que tomárselo en serio”, recalcan los entrenadores, Alan y Álex, reunidos todos en el círculo central antes de empezar un circuito físico; el balón toca más tarde. Se trata de un equipo de fútbol formado íntegramente por chicos trans, que a partir de la temporada que viene competirá en cuarta catalana bajo la estructura de la Penya Recreativa Sant Feliu, siendo el primer equipo trans federado en España.

"Fénix se ha creado para que después no haga falta", explica Álex, uno de los entrenadores, que desea que llegue el día en que puedan ir a cualquier otro equipo. La realidad, por el momento, es que la mayoría de ellos no hubiera dado el paso en otro equipo. "Hoy en día no hay ese espacio seguro porque hay mucho desconocimiento sobre cómo es una persona trans. En un equipo con chicos no sabemos cómo será el recibimiento; la entrada al vestuario tampoco sería cómoda ni agradable. Hay chicos jugando en equipos femeninos porque es un espacio seguro al haber transicionado de ese género, pero no es nuestro espacio".

El Fènix FC, primer equipo federado de fútbol formado íntegramente por chicos trans

Alan llegó a pensar que no podría volver a jugar a fútbol. Empezó con cinco años, y siguió jugando durante muchos años. Después de transicionar, a los 27, ni se le pasó por la cabeza hacer deporte en equipo. Hasta que hace un año y medio, Hugo empezó a organizar un equipo para chicos trans por las redes. A los pocos días, había más de 30 chicos interesados. Empezaron en un campo público, pasaron por algunos campos de alquiler y, finalmente, les acogió la Penya Recreativa Sant Feliu, para quienes serán un equipo más de la entidad la temporada que viene, cuando darán el salto al fútbol federado. Alan ha dejado de jugar para ser entrenador, y le ilusiona sacarse el título.

"Una liberación"

"Para mí ha sido como si le arreglaran el ala a un pájaro, que aprende a volar desde cero", comenta Izan con cierta timidez. Él había probado de jugar en un equipo femenino, pero no se sentía cómodo. En el Fénix, se sabe seguro. "Fue como una liberación. Puedo ser yo mismo y en el vestuario me puedo cambiar sin pensar si me van a juzgar o no, porque hemos tenido el mismo proceso o parecido, y eso da mucha seguridad".

Junto a Izan está Pol. Ambos se han librado de los rondos por unos minutos. Él empezó a jugar de muy pequeño, y confiesa haber pasado depresión por haber tenido que dejar el fútbol. "¿Cómo me meto en el vestuario sin que se den cuenta de que soy trans?", se preguntaba Pol al plantearse jugar en un equipo masculino. El miedo a recibir cualquier tipo de violencia le hizo descartarlo, y acabó jugando en un equipo de mujeres, sin librarse de burlas por parte del equipo masculino del propio club.

Trabajo mental

Desde septiembre, el Fénix compite en una liga de fútbol 7, ahora son unos 20 chicos. Aunque en un principio a algunos les daba un poco de respeto jugar contra hombres cis, la experiencia está siendo positiva. Han ganado algunos partidos y también han hecho algún amistoso de fútbol 11 para preparar el salto al fútbol federado como Penya Recreativa Fénix. Además de incrementar los entrenamientos, también trabajarán a nivel mental. "Los prepararemos para que sigan jugando si reciben algún comentario. A nosotros no nos han educado con la mentalidad de la competitividad y la dureza. Federarse es una cosa seria y queremos hacerlo bien", comenta Álex.

"Queremos demostrar que no hay ninguna diferencia, podemos jugar igual o mejor que ellos, y también nos queremos superar a nosotros mismos", reivindica Izan. Las ganas de superarse les ha empujado a competir; también la visibilización. "Existimos y estamos aquí. Ojalá a la larga no haya que decir soy un chico trans. Soy un chico. Pero estábamos muy escondidos", asegura Alan. "Estamos muy invisibilizados, y hay que demostrar que la realidad existe, somos personas como cualquier otra y aquí estamos haciendo deporte", añade Álex.

Falta de referentes

"Yo no sabía que era un chico trans hasta que un compañero de balonmano me dijo que lo tratáramos en masculino. Se me abrieron los ojos y vi que eso existía y que era lo que me estaba pasando. Me he dado cuenta de que no tenía ningún referente. El Fénix sirve para darnos a conocer y crear referentes para aquellos que les pueda estar pasando lo mismo", dice Xavi, que tuvo que dejar el deporte cuando finalizó la transición. En el vestuario del equipo, explica que puede "compartir experiencias y conversaciones que no podría tener en un vestuario con chicos cis".

Después de una ronda de chutes a portería, el entrenamiento finaliza con unos estiramientos. "Nos centraremos en jugar y hacerlo bien. Hay chicos que empezaron de cero y en unos meses han hecho un cambio que ni te imaginas. El año que viene costará y será duro, pero llegaremos. Y marcaremos goles, seguro. Y ganar...", comenta Álex mientras se le dibuja una sonrisa.