Andà p'alla, bobo

¿De verdad Xavi sufrirá el mismo final (lamentable) que Messi y Koeman?

Andá pallá Bobo by Emilio Pérez de Rozas

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Emilio Pérez de Rozas

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Faltaba una conferencia de prensa así. Es decir, una conferencia de prensa de 10, 11, 12 minutos. No más. Una conferencia rápida, cortita, al pie. Venga, lo cuento una vez y ya aparcamos el asunto. No sé nada, nadie me ha dicho nada, sigo en el mejor sitio del mundo y lo voy a ganar todo el año que viene. O casi.

Una conferencia de prensa de minutos porque no había más que contar. Lo que se deba explicar en su día, lo contará el presidente Joan Laporta, que ni sabe ni contesta, pero ha tomado ya, dicen, la decisión de no mantener a Xavi Hernández al frente del Barça.

La conferencia de prensa de hoy de Xavi no tenía demasiado sentido o, si lo tenía, era para saber, confirmar, intuir, adivinar, sorprendernos de que al entrenador no le han dicho nada. Ni insinuado. ¿De verdad, ni siquiera su amigo del alma, Rafa Yuste, le insinuó, de regreso de Almería, que el presidente estaba enfadado? Ni siquiera eso. “Nadie me ha dicho que el presidente está molesto”.

Xavi no solo ha defendido hoy, con el mínimo de palabras posibles y sugiriendo, por favor, que la conferencia de prensa no se hiciese eterna (¿eterna?, ha sido la más corta de su mandato), que él está más que contento, más que seguro, más que ilusionado y, sobre todo, ahora sí, que si quieren despedirlo, tendrán que pagarle el finiquito. Integro, a él y a los suyos. Ha sido, sin duda, una conferencia de prensa para defender su sueldo y el de los suyos.

El viacrucis de Laporta

A partir de aquí, de ahora, bueno, desde siempre, la pelota sigue en el tejado de Laporta: que no quería a Xavi de principio; que, luego, recibió la bofetada, en plena noche de Montjuïc, de que el entrenador le dimitía en vivo, en directo y en diferido sin él saber ni sospechar nada; que, a continuación, le mantuvo en el cargo (sin querer, como siempre) porque se trataba de una leyenda; que, después, contra la decisión de la junta, le confirmó su continuidad; al minuto, una conferencia de prensa, innecesaria con lágrimas incluidas; y, al final, el colmo de los colmos, la foto con las manos unidas protagonizada junto a algunos de los ‘puñaleros’ más grandes de la historia, aquellos que, acto seguido, volvieron a hablar mal de él.

Xavi en la banda

Xavi en la banda / EFE/ Carlos Barba

No sé si Leo Messi merecía un final como aquel. Desde luego no lo merecía porque era ‘D10S’ y lo demostraba en cada partido. No sé si Ronald Koeman, el tipo que encendió el cohete que puso al Barça rumbo a la Luna, merecía un final como aquel. Pero de lo que todo el mundo está seguro, es que Xavi Hernández, el tercer mito que va a sacrificar Joan Laporta en tres años, no se merece, de ninguna manera, este final.

Porque si, realmente, después de toda la ignorancia y desconocimiento que acaba de reconocer Xavi sobre su delicadísima situación (para él, no; él sigue en la gloria) es cierto que Laporta piensa destituirlo un día de estos, entonces el escándalo será mayúsculo, aunque, la verdad, no puede haber ya mayor ridículo que el que lleva protagonizando Laporta, su ‘camarote’, sus familiares, sus amigos, sus colegas, sus recomendados, sus aprovechados durante los últimos años.

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