BALONCESTO

La nueva era de la WNBA de la mano de Caitlin Clark

Caitlin Clark, la estrella universitaria que ha revolucionado el baloncesto femenino

La temporada en la liga femenina de baloncesto en EEUU empieza con la sensación de competición en despegue

Caitlin CLark, en un partido de pretemporada con Indiana Fever.

Caitlin CLark, en un partido de pretemporada con Indiana Fever.

Albert Guasch

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Las jugadoras que este año se han incorporado a la WNBA ya aparecen en anuncios comerciales en prime time. Las casas de moda de lujo han prestado sus mejores prendas, como si fueran los Oscar, a estas estrellas para el día del draft. Las búsquedas en Google se han multiplicado. Hablamos de la liga profesional femenina de baloncesto de EEUU, que esta semana ha comenzado la nueva temporada en un clima de nueva era. 

Existe lo que en EEUU califican de hype, un bombo publicitario, alrededor de una liga que se puso en marcha en 1997 pero que ahora parece situarse en un punto de inflexión trascendente. El impulso proviene ante todo de la entrada de Caitlin Clark, el gran fenómeno que explotó a nivel nacional en la última campaña universitaria, una espectacular bestia competitiva que rompió todos los récords y que ha sido alistada por los Indiana Fever. 

Pero no solo ella. Irrumpe una hornada que está ayudando a propulsar la popularidad del baloncesto de mujeres: Angel Reese, Cameron Brink, Kamilla Cardoso, Rickea Jackson… Nombres que ya forman parte del paisaje para los aficionados a los deportes en EEUU. Basta recordar que la última final universitaria, entre Iowa State y Carolina del Sur, fue el partido de baloncesto más visto desde el 2019. Y se incluye en la ecuación cualquier partido de la NBA.

La WNBA ha empezado con una avalancha publicitaria pero en medio de los playoff de la NBA. Y las diferencias de atención y de condiciones son aún considerables. No deja de ser la competición femenina una obra en construcción. Apenas concursan 12 franquicias, que disputarán 40 partidos cada una, aunque está prevista una ampliación a cuatro ciudades más de cara al 2028. 

Crecimiento en asistencia

Las condiciones en la que juegan también son muy distintas a la de los hombres. El salario medio anual en la WNBA se sitúa sobre los 130.000 dólares; en la NBA es de 9,5 millones. Los equipos femeninos viajan en vuelos comerciales (el chárter privado es norma básica en los masculinos). Y los contratos televisivos no tienen aún nada que ver (aunque la WNBA anda en negociaciones de uno nuevo más lucrativo). En asistencia, la media de un partido de la NBA supera los 18.000 espectadores. En la WNBA, pese al crecimiento ya experimentado en el curso pasado, se queda en los 6.500.

La sensación generalizada es que tanto la audiencia televisiva como la asistencia en pabellones crecerán sustancialmente en la temporada en ciernes. Se confían en nuevas y fieras rivalidades. Y en el reconocimiento de marca de muchas jugadoras, no solo la de Caitlin Clark, la cual ganará en su primer año, por convenio, apenas 76.000 dólares. Huelga decir que ingresará mucho más en patrocinios y anuncios.  

En la primera jornada, Connecticut Sun recibió a Indiana Fever con todas las entradas vendidas por primera vez en 20 años (casi 9.000 espectadores). Caitlin Clark tuvo un estreno amargo. Anotó 20 puntos, pero se le contabilizaron 10 pérdidas (un récord en una debutante) y su equipo sufrió una contundente derrota. El partido se transmitió por todo el país en horario de máxima audiencia por la cadena ESPN.

«Estoy decepcionada, y a nadie le gusta perder, pero no puedes machacarte mucho por un partido. Esto no ayudaría al equipo, y se trata de aprender y pasar página», comentó Clark con madurez.

Hasta Kim Kardashian

Su equipo no parte, ni mucho menos, como favorito. El trono en las apuestas se lo lleva Las Vegas Aces, liderado en el banquillo por Becky Hammon (primera mujer en haber dirigido a un equipo de la NBA) y en la pista por A’ja Wilson, la candidata de todos a MVP (jugadora más valiosa) y que empezó pisando con fuerza, con 30 puntos el primer día. Las Vegas se ha coronado campeón en las dos últimas campañas. Su máximo rival es New York Liberty, derrotado en la última final.

La gran ganadora, no obstante, será presumiblemente la propia liga. «Esperamos aprovechar el éxito de la temporada pasada, la más vista en 21 años y un récord de participación en las redes sociales, consumo digital, ventas de productos All-Star y apuestas deportivas», dijo la comisaria de la WNBA, Cathy Engelbert

Hasta Kim Kardashian, personalidad de las redes sociales y propietaria de una empresaria de ropa interior, se ha asociado a la competición como patrocinadora y ha usado a algunas de sus jugadoras para una fuerte campaña publicitaria.