El Barça de Grimau también se desfonda en la Liga

Es tal la fragilidad de ese Barça construido por Juan Carlos Navarro y dirigido por Roger Grimau que cada partido se convierte en una tortura. Física, pero sobre todo emocional. Esta vez, frente al segundo clasificado de la Liga Endesa, el alegre Unicaja de Ibon Navarro, los azulgrana se olvidaron de defender sin reparar en que con los arrebatos de Jabari Parker (22 puntos) no tendría suficiente. El estadounidense, de hecho, tuvo en sus manos el triunfo tras una bandeja de Kendrick Perry. Pero acabó desfondado en la orilla ante el tapón definitivo de Melvin Ejim.

Más allá de poder afianzar la tercera plaza antes de visitar Bilbao en la última jornada del domingo, el Barça lo que se jugaba era mostrar a la sufrida afición del Palau que el equipo tiene capacidad para reponerse tras el chasco de quedarse fuera de la Final Four. Pero lo visto en los primeros minutos, con Darío Brizuela pasando de no jugar nada ante Olympiacos al quinteto titular, no fue más que pirotecnia.

Entre el denostado exescolta de Unicaja y Jabari Parker (cambió su 0/7 en triples ante Olympiacos al 4/5 contra los malagueños) protagonizaron un bonito ejercicio de redención. Aunque se demostrara tan breve como insuficiente. Porque el 15-2 con el que los azulgrana arrancaron la tarde fue sólo un prólogo al que Unicaja daría continuidad a su manera. Es decir, con el base Tyson Carter ejerciendo de verdadero maestro de ceremonias con el resto de compañeros danzando a su vera.

Cansados Vesely y Kalinic, en barbecho Laprovittola, sin que Brizuela tuviera la participación que su muñeca reclama (14 puntos en 15 minutos), con Joel Parra asomando para tirar un triple a la nada y ser arrasado por un mate de Taylor, y con Willy abriendo su zona de par en par, Ricky trataba de controlar el marcador desde el tiro libre (8/9). Todo ello fue insuficiente ante un Unicaja que, primero estrechó el marcador ante las autopistas del Palau, y después acabó haciéndolo suyo cuando tocó.

El pesar de Grimau fue evidente. Y eso que había comenzado la jornada con una sonrisa y diciendo aquello de: "La vida sigue". De ello sí que no hay duda.