EL CLÁSICO DE LA LIGA
Madrid-Barça: los 8 puntos de diferencia
Los eternos rivales de la Liga se reencuentran en un clásico desigual, con los azulgranas ante su última oportunidad frente a un líder eufórico
Joan Domènech
Periodista
Periodista. Título de Entrenador de fútbol nivel A. Deportista vocacional. Tras retirarme como futbolista, empecé a trabajar en Mundo Deportivo (12 años, 1988-2000). He asistido a cuatro Mundiales y cuatro Eurocopas. Coautor de varios libros. Miembro del colectivo ‘Periodistes Solidaris’ y 'Amics de Johan'.
Marcos López
Periodista
Uno clasificado para la semifinal de la Champions y otro eliminado en los cuartos de final. Uno líder de la Liga y el otro segundo y con pocas opciones. Un club rico y boyante frente a otro endeudado hasta las cejas. Las diferencias entre el Madrid y el Barça ante el clásico de este domingo se pueden resumir en los ocho puntos que les separan.
La portería como punto de partida
El Madrid se ha pasado la temporada sin su portero titular, el antiguo hacedor de los milagros Thibaut Courtois. Tuvo que tirar del suplente, Andriy Lunin, pero como no se fiaban y tenían dinero, acudieron al mercado de fichajes para buscar otro titular, Kepa Arrizabalaga. Al Barça esa misma desgracia le aconteció más tarde. En noviembre se quedó tieso de la espalda Marc André ter Stegen, operado después. Sin margen para fichar (sin dinero y sin que fuera una lesión de larga duración), Iñaki Peña hizo lo que pudo.
El Madrid ha encajado 20 goles, y el Barça suma 34. La diferencia de goles no es tan abismal: 67 a 62. El balance defensivo expone una de las razones de la distancia que les separa en la Liga. El clásico enfrenta a un Lunin agigantado en Manchester, donde sostuvo a un acobardado Madrid hasta los penaltisy luego le dio la victoria, y a un Ter Stegen que ahora tiene opciones incluso de ganar el Zamora si el Barça no se aparta de la línea del 1-0.
Cubarsí se presenta en el Bernabéu
No solo se lesionó Courtois de los cruzados de la rodilla. Tres días después se los rompió Eder Militao. El Madrid se sostuvo con la firmeza de David Alaba, hasta que se quebró en diciembre, y el intimidante Antonio Rüdiger, que ha tenido otras parejas para defender el fuerte: Nacho y Tchouaméni.
El Madrid ha retrasado a un centrocampista y el Barça ha adelantado a un defensa. En la creencia de que el problema no estaba tanto en el área como fuera de ella, Xavi desplazó a Andreas Christensen a establecer la protección del equipo en el centro del campo. Entre otros motivos, porque encontró otro central, formidable, que debutó en enero con 16 años y ya ha sido internacional absoluto. Pau Cubarsí se presenta en el Bernabéu. Ya lo conoció en el España-Brasil hace unas semanas. El amistoso fue una broma de 9 minutos en comparación con el primer clásico que vivirá.
El 5 disparado y el 9 parado
Militao fracasó en el City-Madrid del año pasado (4-0) y Rüdiger regresó redimido con el último penalti transformado pese a que regaló el gol del 1-1 a De Bruyne. Jude Belligham pasó con más pena que gloria por el Etihad, pero el gran trabajo ya lo ha hecho. Sus goles (13 en 17 jornadas) dispararon al Madrid, pero desde entonces solo ha metido tres. Ya no vive de rentas. Artem Dovbyk (Girona) le ha superado en la tabla. Sin un nueve claro como era Karim Benzema, Vinicius (12) y Rodrygo (10), más el suplente Joselu (8) han mantenido el caudal necesario para sustenta el liderato.
El contraste con la lozanía del mediapunta Bellingham (20 años) es el dispositivo de Xavi. El Barça sí tiene un nueve de referencia, que es Robert Lewandowski (35), y el polaco va dejando atrás la sequía catalana: hasta diciembre sólo aportó 8 goles, lleva 13 ahora. Por entonces, los siguientes anotadores (Raphinha, Gündogan, Ferran, João Félix) habían anotado tres cada uno. Insuficiente.
El pragmatismo y el estilo
Un 4-4-2 que puede convertirse en 10-0. No tiene complejos el Madrid para atender a su historia con futbolistas de ataque, dinámicos y atrevidos -las características que encarnan sus delanteros y centrocampistas de hoy- y de disfrazarse como un equipo de amateurs para sobrevivir en Manchester, con todo el equipo defendiendo el área. No tiene complejos porque el entorno se lo permite: entonces se elogia su disciplina, sufrimiento, adaptación, sacrificio, humildad…
Ancelotti es italiano y los genes marcan. Xavi es catalán, solo ha conocido el Barça y se siente deudor (y responsable) de hacer determinadas cosas y de tomar determinadas decisiones. El Barça está defendiendo peor y no supo gestionar la inferioridad numérica frente al Paris Saint Germain. Aunque ha modificado el sistema, para convertir el triángulo del centro del campo en un cuadrado, pocas veces se ha visto a un Barça reconocible y aún menos un Barça maleable.
Refuerzos que marcan distancia
A Xavi le han faltado mimbres en el equipo, por más que públicamente se ha proclamado aumentativos como “plantillón”. Empezó con una plantilla muy corta en efectivos, de 23 jugadores, que se recortó a 20 con el cierre del mercado debido a las limitaciones económicas. Limitaciones que ya le impidieron reforzar el vestuario que se había proclamado campeón de Liga y que aspiraba a más.Los efectos de la austeridad son evidentes: en abril, el Barça se ha despedido de todo.
Se gastó Joan Laporta, tras marear la perdiz con el posible regreso de Messi, 3,4 millones en Oriol Romeu en verano, pero luego entregó 30 por Vitor Roque, un nueve suplente,para reparar el vacío que dejó Gavi, un centrocampista. Mientras en Barcelona se agitaba el señuelo Messi, Florentino Pérez ya había soltado 103 millones por Bellingham, entregó 20 por Arda Güler, arrebatándoselo al Barça, otros 5 para recuperar a Fran García y un millón por la cesión de Kepa.
La flema de Carlo, la ira de Xavi
A favor de la corriente navega Ancelotti, protegido y cuidado en Madrid pese al ridículo de la pasada Liga ante el Barça, donde llegó a estar a 15 puntos de distancia. Ni entonces se alteraba el técnico italiano, imperturbable excepto en el movimiento de la queja izquierda cuando atiende algún imprevisto. Las imágenes de Manchester, en medio de la zozobra y de la angustia del equipo defendiendo el fuerte de Lunin, no denunciaron ni un signo de sobretensión en Carletto, al que solo le alteran los conflictos que va provocando Vinicius.
Xavi es una caldera en combustión, y la expulsión ante el PSG en la Champions acentúa su airada actitud en la banda, lo que le ha convertido en el entrenador más sancionado de España. Sus desmesuradas reacciones le han granjeado ocho tarjetas amarillas y tres rojas esta temporada, con un total de cinco partidos de suspensión. Más los que vengan de Europa.
La moral de los duelos directos
Xavi no gusta en Madrid, como tantos otros, por su doble condición de catalán y barcelonista, pese a su crucial relevancia durante la exitosa etapa de la selección española. Han cantado los merengues sardónicamente “Xavi quédate” como si vincularan su época de triunfos con los fracasos del Barça. Cierto es que en los ocho duelos directos, el conjunto blanco ha vencido en cinco: dos en Arabia (la semifinal de 2022, la final de 2024), dos en Barcelona (el 0-4 de la Copa del año pasado en el Camp Nou, el 1-2 de Montjuïc en la Liga) y una vez en el Bernabéu: 3-1.
Sin embargo, el Barça deXavi también tiene una paliza a su favor (0-4 con un par de Aubameyang), una Supercopa con lección de fútbol (1-3) y un 0-1 agónico en Madrid, tan defensivo como el de Manchester. Los tres últimos enfrentamientos, sin embargo, se han pintado de blanco. El próximo puede decidir la Liga.
Las perspectivas de futuro
El refuerzo del Barça, adelantado a diciembre es Vitor Roque; el del Madrid, anunciado desde hace un lustro, es Kylian Mbappé. Florentino podrá comprar los futbolista que quiera, y tal vez conceda algún capricho a Ancelotti si se lo pide. No se lo podrá negar al técnico, que aspira al triplete de Liga y Champions más Supercopa.
El drama del Barça es que las perspectivas para el futuro inmediato no son optimistas. No tiene margen salarial para fichar, a no ser que se desprenda de sus mejores jugadores y le reporten ganancias para reinvertir. Le faltan, por ejemplo, ingresos presupuestados y no ingresados: los 40 millones de Libero. Y no tiene entrenador, porque Xavi anunció que se iba, lo que implica la contratación de un nuevo cuerpo técnico a no ser que en la temporada de regreso al Camp Nou el equipo sea un Barça de reajustes con canteranos y Rafa Márquez al frente del timón.
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