PSG – MILAN (3-0)

Mbappé da una victoria balsámica al PSG en el grupo de la muerte

El goleador francés marca las diferencias en un encuentro irregular de Dembélé

Fermín es la razón de ser del Barça

Mbappé, felicitado por Dembélé, este miércoles en París.

Mbappé, felicitado por Dembélé, este miércoles en París. / PSG

Enric Bonet

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Kylian Mbappé sonríe y el conjunto de Luis Enrique toma aire en el grupo de la muerte de esta Champions. El París Saint-Germain logró este miércoles tres puntos balsámicos con su victoria (3-0) contra el AC Milan. Tras haber salido goleados de su visita al campo del Newcastle, el equipo parisino no tenía derecho al error. Con su fulminante pegada, Mbappé se encargó de evitarle un nuevo susto a su equipo.

Conscientes que ambos equipos se jugaban mucho, empezaron el encuentro en el Parque de los Príncipes sin tomar muchos riesgos. El conjunto del técnico asturiano dominaba el balón sin crear demasiado peligro, mientras los de Stefano Pioli se sentían cómodos cediéndole la iniciativa, agresivos y cerrados atrás. Pretendían aprovechar alguna de las internadas por la banda del portugués Rafa Leao. En medio de esta igualdad, sin embargo, un talento puro puso la luz y elevó los decibelios en el Parque de los Príncipes: el de siempre, el rey parisino Mbappé. 

El goleador de Bondy estuvo desaparecido durante los primeros 20 minutos. Casi no tocó el balón. Si no hubiera sido porque un aficionado saltó al campo para darle un abrazo, un espectador despistado hubiera pensado que no jugaba. Pero como sucedió en su momento con Cristiano Ronaldo, al delantero francés no le hace falta hacer un gran partido para marcar las diferencias. Con varios chispazos le basta. Así sucedió.

Dembélé, de menos a más

Mbappé dejó su tarjeta de bienvenida a su compatriota Maignan con un disparo centrado en el minuto 22. Volvió a intentarlo unos minutos más tarde con un chut lejanísimo, pero envenenado. Y a la tercera fue la vencida: con su jugada clásica yendo desde fuera hacia dentro por la izquierda y batiendo al portero por el palo corto. Lo hizo tras una asistencia de Zaire Emery. Pese a sus 17 años, el interior galo ya es todo un indiscutible. Con su técnica e hiperactividad, se ha convertido en el Gavi francés. De hecho, ese gol ilustró los pilares en estos momentos del equipo de Luis Enrique: Mbappé más tres gregarios de lujo (el omnipresente Achraf Hakimi, el uruguayo Ugarte y el mismo Zaire Emery).

Mientras Mbappé representó la cara para los parisinos en la primera parte, la cruz fue Dembélé. El ex del Barça estuvo muy participativo, pero no lograba desbordar a Théo Hernandez y los errores predominaban en su juego. El estigma de su flojo arranque con el PSG (apenas un par de asistencias en 10 partidos) parecía pesar sobre el extremo de Evreux. Pero si hay un dogma que impera en el juego de Dembélé —indiscutido tanto por los dembelievers como sus haters—, es su capacidad para encarnar lo mejor y lo peor. Y esta noche europea no resultó una excepción.

El suplente de lujo Kang-In Lee

Apenas terminado el descanso, como si se tratara de otro jugador, el “10” del conjunto propiedad de Qatar se coló por la derecha en la defensa del Milán —ya empezaba a hacer aguas— y marcó de un zurdazo. Al final, el VAR anuló su estreno como goleador en París por una falta en el inicio de esa jugada de Ugarte. Pocos minutos después, Dembélé propició con un disparo suyo un rechace del portero del Milán que aprovechó Kolo Muani para marcar el segundo de los parisinos y dejar el partido sentenciado. Kang-In Lee, que ya ha dejado muy buenos destellos en estos primeros meses en la capital francesa, selló el tercero.

Sin hacer un encuentro con un juego imponente, los de Luis Enrique golearon y se llevaron tres puntos muy codiciados en el ajustado grupo de la muerte. El PSG lo lidera con dos victorias, seguido por Borussia Dortmund (4 puntos) y Newcastle (4). Y el colista es un histórico de Europa: el Milán, con solo dos empates.