Opinión | GOLPE FRANCO

Juan Cruz

Juan Cruz

Periodista y escritor. Adjunto al presidente de Prensa Ibérica.

Fútbol sobre aguas turbulentas

Pedri de Jong

Del Barça més que mai

Dembélé inicia una jugada de ataque en el Barça-Athletic ante la mirada de Sergi Roberto.

Dembélé inicia una jugada de ataque en el Barça-Athletic ante la mirada de Sergi Roberto. / Jordi Cotrina

Antes el fútbol era distinto a todo y ahora el fútbol se parece a cualquier cosa. Cuando yo era chico me gustaba ser, a la vez, del Athletic y del Barça, jamás del Madrid, de modo que, en los billares, elegía las bandas rojas para defenderlas, y desde allí tratar de machacar a las blancas.

Fui tan estúpido, o tan infantil, en aquel entonces que me llegó a parecer que lo blanco era peor que lo rojo, y así me he ido moviendo, entre ingenuidad e ideología, hasta ahora mismo en que, de todos modos, me parece más de izquierdas el Barça, por ejemplo, que el Real Madrid, aunque ya no sé si el Athletic es de izquierdas como Bildu o tibio como el PNV. Y en cuanto al Barça… A mi me parece que, al menos, el equipo azulgrana es de raíz progresista que de todos modos ha sido cooptado por una casta directiva que, proviniendo de la derecha independentista… ¡Pero en qué lío me estoy metiendo!

Las acusaciones que afloran son como juegos sincrónicos que se fabrican en un despacho acolchado y terminan en los altos de estadios y de emisoras donde el Barça no es bien mirado.

Pero, sí, siento que estoy en el equipo adecuado a mi manera de ser, que quizá se fue haciendo del todo cuando empecé a leer Dicen… y Lean… y a escuchar en la radio a la que podía acceder desde el barranco en el que vivía en Tenerife lo que decían, sobre el equipo, José Luis Lasplazas y otros sabios de entonces. Cuando llenó el tiempo de la lectura futbolística Manuel Vázquez Montalbán desde Triunfo, yo ya tenía formado el carácter que, en la niñez, me había hecho tan barcelonista que me hacía llamar, en mis escritos, Juan Azul Grana.

Ahora sigo teniendo el corazón de esos colores, y ya no juego al billar ni tengo la tentación de querer por igual al equipo de Bilbao que al equipo de Canaletes… Por cierto, recuerdo ahora que, hace años, mientras acompañaba en Bilbao al Nobel portugués José Saramago, recibí una buena reprimenda de un escritor vasco al que le resultó insultante (y “reaccionario”, eso dijo) que a su Athleti yo lo llamara Bilbao… No lo he vuelto a hacer, por cierto.

Así que ahora soy sólo del Barça, de aquel del que escuchaba por la radio de Barcelona y de éste que escucho de la radio de Madrid, donde muchas veces me siento como aquel que se enfadó conmigo en Bilbao: indignado porque al Barça lo llaman cualquier cosa menos bonito, o reaccionario. Yo no sé si en esta ciudad desde la que escribo hay, en efecto, un madrileñismo sociológico o un antibarcelonismo deprimente, pero sí sé que esta situación a la que están llevando al club que siento como propio es al menos irrespetuosa. Y perdón por la palabra.

Joan Laporta, en su intervención en la asamblea de compromisarios de 2023.

Joan Laporta, en su intervención en la asamblea de compromisarios de 2023. / FCB

Todo es irrespetuoso

Claro que ahora todo es irrespetuoso, en los más diversos ámbitos de la vida, y el fútbol, donde pasa de todo y casi pasa más hablado que jugado, estas acusaciones que afloran sobre los malestares que padece el equipo al que me siento adherido son como juegos sincrónicos que se fabrican en un despacho acolchado y terminan en los altos de estadios y de emisoras donde el Barça no es bien mirado.

¿Culpas del Barça? Todas, probablemente, pero pensemos esto, que viene de un chiste de Bagaría, que dibujaba durante la república, en el diario El Sol las ocurrencias que tenía el genial Miguel Mihura. En ese chiste en particular, que es célebre, Mihura añadió el diálogo a una viñeta magnífica de su compañero. Éste había dibujado una enorme gota de agua, que caía amenazadora sobre la cabeza de dos transeúntes, cuyo diálogo era el siguiente:

-¿Y qué es esto?

-¿Esto? Una nueva forma de llover: en vez de que llueva todo el día, llueve de una vez esa gota y todos tan contentos…

Eso vengo pensando: ¿por qué en lugar de disparar día sí y día también contra el Barça, por lo que hace mal y aunque no lo haga mal, no cae ya de una vez un chaparrón inmenso de modo que el equipo reciba su merecido en vez de que le lluevan chuzos de punta pero de a poquitos?

Dicho esto, si el Barça gana hoy ya estará más cerca de ganarle a todos los que vienen por delante, incluso al equipo en el que está usted pensando. 

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