Esquí alpino

Andorra se entrega a la magia de Mikaela Shiffrin, la indiscutible reina del esquí

La campeona de la Copa del Mundo se toma el supergigante de Grandvalira como un entrenamiento antes de disputar este fin de semana el gigante y el eslalon, donde es la indiscutible dominadora mundial.

Llegó el lunes a Soldeu desde Noruega donde consiguió el récord de 87 victorias y desde entonces coincidió con esquiadores populares mientras conocía las pistas andorranas.

Mikaela Shiffrin

Mikaela Shiffrin / JEAN-CHRISTOPHE BOTT / EFE

Sergi López-Egea

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No todos los días esquía en los Pirineos, en Andorra y Grandvalira concretamente, un mito del deporte, una Mikaela Shiffrin, que llegó a las finales de la Copa del Mundo de esquí con el Globo de Cristal en la maleta y sabiendo que hiciera lo que hiciera ya nadie le quitaría ni su título ni sus récords, las 87 victorias que alcanzó el pasado fin de semana en Suecia.

Poco importó que su debut andorrano fuera más que nada una bajada más o menos tranquila; ni el día, ni la especialidad, el supergigante, eran los idóneos para que la esquiadora estadounidense se llevase la victoria, o por lo menos intentase pelear por el podio de la prueba, en el show particular de la suiza y campeona olímpica Lara Gut, la esquiadora que ya hace muchos años, en 2008, cuando era un valor y una promesa de este deporte, llegó a la Copa de Europa celebrada en Andorra para ganar y presumir de castellano, idioma que había decidido a hablar gracias a su amistad con María José Rienda, la segunda mejor esquiadora española de todos los tiempos, tras los pasos de Blanca Fernández Ochoa, luego secretaria de Estado para el Deporte en el primer Gobierno de Pedro Sánchez.

Lleno hasta la bandera

Pero sí estaba el día para que todos supieran que tenían que madrugar, con una expectación mayor que la que había despertado el descenso, de ambos sexos, prueba que abrió las finales de la Copa del Mundo en El Tarter.

De hecho, poco después de las 9 de la mañana ya tuvo que bajarse la barrera con el parking completo, entre los que esquiaban y los que no querían perderse el encuentro con la estrella estadounidense. Banderas de su país, cámaras preparadas y ella que, la verdad, había dormido poco porque no quiso ausentarse en la celebración de la noche anterior, cuando todos los especialistas de descenso festejaban el fin de la temporada, el inicio de las vacaciones y el cambio de la nieve por la playa, entre ellos el noruego Aleksander Aamod Kilde, su pareja, que como ella llegó a Andorra con el Globo de Cristal (el galardón que reciben los ganadores de la Copa del Mundo y también en sus diferentes disciplinas) en el bolsillo.

A pasar desapercibida

Shiffrin quiso pasar desapercibida desde que llegó el lunes a Andorra. Hospedada en el mejor hotel del complejo de Soldeu, el martes se mezcló en el telesilla y el ‘huevo’ (denominación popular del telecabina) con centenares de esquiadores populares, la mayoría de los cuales ignoraban que aquella chica que subía tranquila con casco, gafas y el mono con las letras USA impresas era posiblemente una de las mejores esquiadoras de la historia, la que bate récord y, sin duda, una de las grandes estandartes del deporte femenino mundial en cualquier especialidad más allá de las nieves y las montañas.

"Continúo viendo el número 87 en todas partes y la gente me pregunta cuándo superaré esta cifra", Mikaela Shiffrin

“Continúo viendo el número 87 en todas partes y la gente me pregunta cuándo superaré esta cifra. Me siento extraña, es un hito al que me costará mucho acostumbrarme, y quizás no lo haga nunca”, declaró el martes 'Mika', en el único contacto con los medios informativos avalado por su jefa de prensa. Y mucho antes, más allá del 14º puesto firmado en esa especie de entrenamiento que fue para ella el supergigante, de un fin de semana donde luchará de verdad por los podios andorranos del gigante y el eslalon, donde des la dominadora absoluta, campeona de los Globos de Cristal, que recogerá el domingo junto al 'overall', el que la distingue como la ganadora de la Copa del Mundo de la temporada que finaliza en Grandvalira este domingo.

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