FÚTBOL

Un informe carga con dureza contra la UEFA y la policía francesa por el desastre de la final de la Champions

El documento, financiado por la misma UEFA, critica el dispositivo de seguridad que favoreció las colas y no actuó ante las agresiones sufridas por aficionados antes del Madrid-Liverpool. "Temimos morir aplastados", revelan testimonios en el texto

Seguidores del Liverpool, en Saint Dennis.

Seguidores del Liverpool, en Saint Dennis.

Enric Bonet

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Un informe, financiado por la UEFA, critica con dureza la actuación de la policía francesa durante la caótica final de la Champions. El documento, elaborado por un grupo de juristas, académicos y responsables de asociaciones de aficionados, acusa a las fuerzas de seguridad galas de haber puesto en peligro a miles de aficionados del Liverpool y del Real Madrid, la gran mayoría de ellos pacíficos. El informe, que todavía no ha sido publicado, pero lo consultó el diario Le Monde, también condena la gestión de la misma UEFA: “Al ser la propietaria del acontecimiento, lleva la responsabilidad principal del fracaso, que pudo llevar al desastre”.

Avalanchas de aficionados, más de media hora de retraso en el inicio del encuentro, numerosos seguidores del Liverpool con entrada que se quedaron sin entrar al campo, agresiones de delincuentes contra espectadores en las horas previas y posteriores al partido… La final europea del 28 de mayo en el Estadio de Francia en Saint-Denis (periferia norte de París) fue una de las más accidentadas del siglo XXI. Entonces, la UEFA y las autoridades galas echaron la culpa a los numerosos fans ingleses que supuestamente intentaron acceder a las gradas con entradas falsas. Una versión que ya había sido cuestionada entonces por los medios y numerosos testimonios. 

“Pensaba que moriríamos aplastados”

Después de ocho meses de investigación, el grupo de expertos considera que solo hubo 2.589 entradas “con un código QR desconocido”. El problema de las entradas falsas “se exageró” y no hay pruebas de “un fraude masivo e industrial”, sostiene el informe, financiado con 617.000 euros por la UEFA. De hecho, el documento contradice la versión dada entonces por los ministros franceses del Interior, Gérald Darmanin, y Deportes, Amélie Oudéa-Castéra. También critica que la entidad presidida por Aleksander Ceferin asumiera esa versión “sin tener ninguna prueba de ello” y debido “a las presiones de las autoridades francesas”.

En realidad, según los expertos, el motivo principal del caos vivido esa fatídica tarde y noche de primavera fue el desacertado dispositivo de la policía francesa. No estuvieron a la altura las fuerzas de seguridad y la Federación Francesa de Fútbol que se hicieron cargo de la organización de la final tras el cambio de sede por la invasión rusa de Ucrania. Inicialmente, estaba previsto que se celebrara en San Petersburgo.

Los controles de seguridad favorecieron que se produjeran interminables colas de aficionados en calles relativamente estrechas. “Estaba convencido de que habría personas que morirían aplastadas”, comenta un aficionado del Liverpool en uno de los numerosos testimonios recogidos para elaborar el documento. Durante esa larga espera, los seguidores apenas recibieron informaciones y se impacientaron a medida que se acercaba la hora de inicio del encuentro.

Impunidad con los robos y las agresiones

La tensión vivida se acentuó debido a los robos y agresiones que sufrieron numerosos aficionados. Según recuerda el informe, grupos de delincuentes actuaron con gran impunidad a lo largo de esa tarde y noche en los aledaños del Estadio de Francia. En la zona norte del campo, donde había más delincuentes que intentaron robar teléfonos móviles con las entradas u otros objetos personales, no había “ningún cuerpo de la policía” a pesar de “una situación poco clara, caótica y peligrosa”. 

Esas agresiones se multiplicaron cuando los organizadores del partido, desbordados por la situación, decidieron cerrar una de las puertas de acceso. Entonces, dejaron a los aficionados atrapados entre los delincuentes y las vallas. Además, los agentes antidisturbios lanzaron gas lacrimógeno contra los seguidores, una decisión “totalmente inapropiada” y “desproporcionada”. “Durante todos los años en que he ido a ver partidos de fútbol, nunca me había sentido tan inseguro y vulnerable”, asegura un seguidor español en declaraciones recogidas por el documento, en que también se critica que las imágenes de las cámaras de seguridad fueran suprimidas apenas una semana después de la caótica final.

A pesar de salir en la portada del diario Le Monde del martes, el contundente informe no ha tenido una gran repercusión en Francia. Al menos de momento. El ministro del Interior ni otros miembros del Ejecutivo no reaccionaron a su contenido. Y eso que deja en mal lugar a las fuerzas de seguridad de un país que debe organizar el año que viene los Juegos Olímpicos.