El Real Madrid, a vengarse del Sheriff y sellar su pase

La República de Transnistria, situada en el margen izquierdo del río Dniester, no está reconocida por la ONU. Hasta allí ha viajado el Real Madrid, que después de aterrizar en Chisinau, capital de la antigua república soviética de Moldavia, se subió al autobús e hizo parada en la militarizada frontera entre Moldavia y Transnistria, para llegar a Tiraspol y alojarse en el imperial ‘Hotel Rusia’. 

Para este partido Carlo Ancelotti contará con su once de gala, con el regreso de Militao a la zaga, la participación de los tres tenores en el mediocampo (Modric, Casemiro y Kroos), y formando arriba con un Vinicius en estado de gracia junto a Benzema, quien ha bajado el ritmo en el último mes. Para acompañarlos puede elegir entre Asensio, que marcó en Granada el domingo, o un Rodrygo que siempre cumple en Champions.

Cuentas engañosas

Los blancos quieren sellar su pase a octavos de Champions vengándose al Sheriff, que se llevó los tres puntos del Bernabéu (1-2). Si el Real Madrid gana, estará automáticamente clasificado. Pero si el Inter gana al Shakthar, se jugarán los dos el liderato en el último partido en Madrid. Si el Real Madrid empata en Tiraspol y hace lo propio en Madrid con el Inter, sumará 11 puntos y permitiría al Inter sumar también 11. En igualdad de puntos se resuelve por enfrentamientos directos y el Madrid ganó en San Siro (0-1), así que los blancos serían líderes. El Sheriff, con un punto menos que el Inter y a tres del Madrid, necesita ganar.

En el Sheriff, su entrenador, el ucraniano Yuri Vernidub, ha recluido a sus jugadores alejados de la prensa y el público. Llegan crecidos en su liga y confían “lograr la hazaña de volver a ganar al Real Madrid”, como en el Bernabéu. Más categórico ha sido Vitali Ignatiev, el ministro de Exteriores de Transnistria: “Defendimos en su momento el país con un arma en las manos y ahora defendemos el honor de Transnistria en el campo de fútbol”. Avisado queda el Real Madrid.