TRAMA DE APUESTAS

Raúl Bravo, la cara B del Real Madrid de los galácticos

El ex futbolista está acusado de ser el cabecilla de una red de amaños de partidos

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Alejandro García

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Si los Zidane, Figo, Beckham o Ronaldo son los símbolos de una época del Madrid, la de los galácticos, a la que recurre con más o menos frecuencia el presidente blanco, Florentino Pérez; uno de los estandartes de la cara B de aquella plantilla era Raúl Bravo, un lateral izquierdo cumplidor, más destacado por su físico, su velocidad y su compromiso que por su técnica, nunca agraciado con las mieles del reconocimiento en el éxito y casi siempre señalado en la derrota.

Llegó a hacer carrera, hasta ser internacional, en un Madrid en el que pocas inversiones iban destinadas a los jugadores que se situaban por detrás de Makelele en el campo, antes de completar dos etapas en Grecia, con regreso a España de por medio, donde la policía sospecha que encontró el proceso de iniciación a las prácticas delictivas que ahora le han llevado a ser detenido.

Internacional por inercia

Raúl Bravo fue uno de esos internacionales por inercia, por jugar con más o menos regularidad en uno de los clubes grandes de La Liga y por la falta de competencia en el puesto, aunque su rendimiento nunca fuera sobresaliente. Jugó la Eurocopa de 2004 en Portugal, con Iñaki Sáez como seleccionador, y terminó como uno de los damnificados del fracaso que cosechó aquella generación.

Pocas veces, a lo mejor aquella noche de Eurocopa en la que Ronaldo, con Portugal, le hizo un traje para ponerle la puntilla a una España desnortada, tuvo tanta trascendencia mediática como ahora, señalado por las fuentes policiales como el líder de la organización criminal que compraba a jugadores para conseguir dinero con las apuestas.

En el Madrid jugó seis temporadas, solo una con verdadero protagonismo, la 2003-04, en la que jugó más de 50 partidos; ganó dos Ligas y una Liga de Campeones, aunque no llegó a entrar en la convocatoria de la final, en Glasgow ante el Bayer Leverkusen, bajo las órdenes de Vicente del Bosque.

Amistades de cantera

Valenciano, natural de Gandía, Raúl Bravo llegó a la cantera del Madrid en edad juvenil, donde compartió vestuario con los también detenidos Aranda y Borja Fernández, el mismo año que aterrizó en la casa blanca Samu Saiz, diez años más jóven que ellos y también investigado.

Después de salir del Madrid, primero un año cedido al Leeds United, se marchó ya en propiedad a Olympiakos, donde encontró la regularidad y la jerarquía que nunca tuvo en el Madrid, al menos durante dos años. Luego jugó en el Numancia, el Rayo Vallecano y el Córdoba, previo paso por Bélgica, antes de terminar su carrera de nuevo en Grecia, en el año 2016, con un paso por el Aris de Salónica, la misma ciudad donde había jugado un año antes Íñigo López, el jugador del Depor detenido.

En el plano empresarial, Raúl Bravo es administrador único de dos sociedades que se dedican a asuntos inmobiliarios (Arena Inversiones Urbanas y Bravo 1981 SL) y que han declarado pérdidas. En el año 2004, Bravo ya tuvo un escarceo con la justicia, cuando tuvo que acudir a una comisaría valenciana tras comprar un coche de alta gama que, previamente, había sido robado, aunque el asunto no fue a más para el futbolista.

El resto de los detenidos:

<span style="font-size: 1.6rem;"><strong>BORJA FERNÁNDEZ: </strong>Retirado con honores en el Valladolid hace una semana, a los 38 años, su imagen con las esposas tapadas con un jersey es el reflejo de las implicaciones de la noticia. Ourensano, llegó a la cantera del Madrid con 16 años, donde después coincidiría con Raúl Bravo y Aranda; perteneció tres años a la primera plantilla antes de iniciar un periplo que le llevó por más de media docena de equipos.</span>