Todos querían ser Prats

David Prats posa para este diario junto a los toneles de su nuevo negocio, una bodega en el corazón del barrio de Bufalà de Badalona.

David Prats posa para este diario junto a los toneles de su nuevo negocio, una bodega en el corazón del barrio de Bufalà de Badalona.

XAVI CHICA
BADALONA

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Pomar siempre fue una de las barriadas más futboleras de Badalona. Si echamos la vista atrás, hacia los años 70 y 80, las luchas de los vecinos por conseguir mejoras sociales eran el pan de cada día. Pomar vio la luz con la construcción de 2.000 viviendas sociales que, en 1973, acogieron la llegada de los barraquistas de Barcelona, pero no hubo contraprestaciones, ni en equipamientos ni en servicios. Hasta 1.600 niños se veían en la calle por la falta de maestros. Los viejos autobuses TP eran retenidos por la multitud al saberse que dejarían de conectar el barrio con el centro de la ciudad. Pero Pomar, a diferencia de otras zonas más pudientes de Badalona, tenía campo y espacio al aire libre para que los niños jugasen a fútbol. En ese ambiente creció David Prats Racero, un pequeño héroe de la clase obrera, como le bautizó el periodista Jordi Sunyer. Un héroe que nunca dejó de serlo.

Volvamos al presente. 'Pratigol' nos abre las puertas de una acogedora bodega en el corazón de Bufalà, en la calle de Independència de Badalona. Esta es su nueva vida después de haber anunciado que deja el Vilassar y se retira del fútbol con 34 años. Lo hizo público hace unos días vía Twitter: pocas palabras para lo que ha sido una dilatada y excelente trayectoria como delantero centro. «Mis mejores momentos como futbolista los viví en mi primera campaña en el Polideportivo Ejido, en Segunda División, donde fui máximo goleador del equipo. Allí me sentí futbolista profesional. También en Mataró y Badalona me vi como una pieza muy importante», comenta Prats, orgulloso de ser un delantero de gran solera, como los vinos que ahora sirve: 500 partidos a las espaldas y casi 200 goles.

Homenaje en Badalona

Amigo íntimo de Xavi Hernández, con el que coincidió en las categorías inferiores del Barça, Prats confiesa que Llorenç Serra Ferrer y Josep Maria Gonzalvo le cerraron las puertas del filial azulgrana, entonces en Segunda División. «Fue una situación dura y un poco injusta. No lo digo solo yo, también lo asegura más gente. Con 18 años, en el juvenil del Barça, marqué 27 goles. Al año siguiente, otros 27 en mi primer año amateur. Me merecía, como mínimo, formar parte de la plantilla del Barça B al año siguiente, pero optaron por cederme a un equipo austriaco», recuerda. Por el contrario, cita a Joan Vilà como el entrenador que más provecho supo sacar de él.

Prats, que en el Sant Andreu sufrió una lesión grave -se rompió los ligamentos y el menisco a finales del 2012- no se desvinculará del balón, pues se sacó el carnet nacional de entrenador meses atrás. Ahora dirige al infantil B del San Gabriel, a la espera, quizá, de asumir nuevos retos en un mundo del fútbol que ha cambiado mucho. «Antes de la crisis, pienso que había más nivel. Los equipos de Segunda A fichaban jugadores de Primera, mientras que los de Segunda B apostaban por refuerzos de Segunda. Ahora, en cambio, pasa justamente al revés», opina.

El presidente del Badalona, Miguel Ángel Sánchez, ha anunciado que harán un homenaje a Prats en cuanto sea posible. Sin duda, es uno de los jugadores que ha dejado más huella en los últimos tiempos del club. «Como jugador, fue un profesional desde que se levantaba de la cama hasta que se acostaba», asegura uno de sus exentrenadores, Manel Benavente.

Tampoco lo olvidará fácilmente Kiko Serra, el actual secretario del conjunto escapulado y una de las personas que más saben de fútbol en la ciudad badalonesa. «David fue un excelente compañero de vestuario y es también un icono del Badalona, como también lo son Albert Cámara y Luis Blanco. Yo llevo toda mi vida vinculado a este club, y fue el  único jugador que me regaló su camiseta después de un partido. Aquí se ganó el respeto de la gente. Todos los niños querían ser David Prats».