LA SEGUNDA COPA

2-6 o el partido perfecto

Euforia. Piqué celebra su gol, el sexto.

Euforia. Piqué celebra su gol, el sexto.

M. L.
BARCELONA

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Hasta Guardiola quedó asombrado. Al entrar en el vestuario del Bernabéu, en el descanso del clásico con 1-3 en el marcador, escuchó frases de varios jugadores."¡Qué meneo, qué meneo, qué meneito! Hay que seguir así, chicos",se decían entre ellos, mientras el técnico procesaba todas las cosas asombrosas que habían sucedido en la primera mitad.

Al Madrid se le ocurrió marcar primero gracias a un cabezazo de Higuain (m. 14) sin saber que en esa osadía, en esa breve alegría, iba su penitencia. Apenas 21 minutos después, el equipo de Juande ya perdía 1-3. Y todo por el empate de Henry, aunque el mérito de la jugada es de Messi al salirse de la cueva delnuevepara darle una asistencia aTiti. Se prolongó luego con el 1-2 de Puyol en una falta ensayada que solo conocían tres azulgranas y quedó certificado con el 1-3 de Leo, después de que Xavi robara un balón a Lass. O sea, el mundo al revés. O como luego diría Guardiola:"Aquí solo había una manera de ganar: ser valientes".

Además de valiente, el Barça fue fiel. Respetó primero al rival, domó al entorno, olvidó el"canguelo", una palabra que solo existió durante meses en los periódicos de la capital, y se dedicó únicamente a jugar a fútbol. ¿Cómo? Como los ángeles. Poco a poco, con paciencia, con toque, con inteligencia, descubriendo la farsa blanca y consumando el cambio de ciclo del fútbol español.

A la tímida reacción blanca, el 2-3 con el gol de Sergio Ramos (m. 54), respondió con energía gracias a Henry (2-4, m. 58), guardándose la traca definitiva para el último cuarto de hora. Fue entonces cuando el Madrid enarboló, entregado y derrotado, la bandera blanca de la rendición, aplaudiendo a Iniesta cuando Guardiola lo sustituyó, como si fuera uno de los suyos. ¡Cuánto daría por tenerlo en su equipo!

"Pedir más sería un delito"

El Barça disfrutó de un interminable rondo de placer en el Bernabeú casi un año después de que se viera obligado a protagonizar el pasillo de la vergüenza. El 2 de mayo del 2009, y con un inolvidable 2-6, se revivió el 0-5 del siglo XXI. El partido que marcará a una generación deculés."Pedir más sería un delito",confesó luego Gerard Piqué, el joven central de la casa que marcó el sexto gol, el número 100 del Barça en la Liga. En ese tanto, en esa jugada, quedó representado el espíritu de Guardiola. A siete minutos del final, y con todo más que decidido, un aventurero defensa cabalgó de punta a punta del campo hasta pisar el área pequeña de Casillas y besar la Liga.