"Nos deben una UEFA desde 1988" (II)

JUAN TERRATS / RAÚL PANIAGUA / BARCELONA

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JOB: "Me sentí reconfortado con el partido de Bremen"

Job, de 47 años, coordinador de actividades deportivas municipales en Badajoz, tiene momentos maravillosos de la campaña del 88, hasta que habla de la final de Leverkusen. Es el exjugador más duro con las decisiones de Javier Clemente en Alemania. Su gran recuerdo: el choque ante el Brujas en Sarrià ("No, no he vuelto a ver esos partidos; los llevo en el corazón",dice). Su decepción: Leverkusen."La alineación fue un error. Así de claro. Se prescindió de jugadores importantes y el balón no lo tuvimos nunca. En el autocar, camino del estadio, vi el desánimo en las caras de algunos jugadores que debían estar en el campo por méritos propios",recuerda el exlateral.

Job,Jaro, se acuerda sobre todo de aquella fatídica tanda de penaltis."Algunos compañeros se derrumbaron. Tuve que chutar porque la gente no respondía, se escondía, no se decidía. Me cagué de miedo pero marqué".La final de Glasgow no tiene nada que ver con la de Leverkusen, según Job."Es otra historia. Me he quitado un peso de encima. Se acabó Leverkusen. Me sentí reconfortado con el partido de Bremen. Me sentía culpable de aquella derrota".Job ha visto todos los partidos de esta campaña europea del 2007. Incluso viajó a Lisboa."Doy las gracias a estos chicos por el espectáculo de este año, por habernos sentido más pericos".

DIEGO OREJUELA: "Las finales se deciden en un despiste, en un detalle"

Diego Orejuela, de 45 años, fue el capitán de aquella plantilla del 88 y tiene una fe ciega en el equipo del 2007, el de Valverde. "Dieron un espectáculo impresionante ante el Ajax y el partido frente al Werder Bremen en Montjuïc fue una noche para disfrutar. Otro tanto puede pasar en Glasgow. Estoy convencido de que vamos a ganar", asegura. "La trayectoria del Sevilla es impresionante, pero el rendimiento del Espanyol ha sido inmejorable. Las finales se deciden en un despiste, en un detalle, y el Sevilla está en muchos frentes", afirma el centrocampista de la final del 88.

"Cualquiera de los jugadores de aquella plantilla salimos más ahora por la tele que hace 19 años. Aquella final ha estado enterrada hasta ahora como si hubiéramos matado a alguien", recuerda Orejuela, que nunca ha entendido por qué se buscaron tantos culpables por la derrota de Leverkusen. "Que si no jugó Lauridsen, que si no estaba Valverde... En aquella final acabó la primera parte con empate a cero y no jugaba Lauridsen". Según Orejuela, lo mejor de aquella desgraciada cita fue la afición. "Los pericos supieron perder en Leverkusen; la entidad, el club, no. Desde dentro del club, no", insiste. Por eso, pide que la experiencia de hace 19 años sirva para algo ahora. "Lo que conlleva una derrota es lo peligroso. No pasa nada si perdemos el miércoles. Habrá que intentarlo de nuevo. No debe ser una catástrofe". Orejuela considera que la temprana eliminación de la Copa le vino bien al equipo de Valverde. "No se puede luchar en tres frentes con una plantilla corta".

JAVIER ZUBILLAGA: "Confío mucho en Ernesto. Es nuestra representación"

Uno de los obreros de aquel equipo de Clemente era Javier Zubillaga. El exjugador de Logroño, de 47 años, se desfondaba cada partido en el centro del campo. Ahora entrena al Real Unión de Irún, al que espera subir a Segunda A. Zubi sigue con detalle al Espanyol, donde estuvo tres temporadas. "Que Valverde sea el entrenador me hace ilusión. Yo confío mucho en Ernesto. Es nuestra representación". Zubillaga cree que la UEFA elevaría el cachet de los pericos. "A ver si esta plantilla le da al club lo que no supimos darle nosotros. Nos deben una UEFA desde 1988. Ganar este título es clave para dar un salto de calidad".

El técnico del Real Unión disfruta al recordar los viajes de 1988. "Lo mejor es la familia que formábamos jugadores y seguidores en los vuelos". Guarda en su retina todos los fotogramas de la final, pero se queda con una imagen. "Cuando acabó el partido, todos mis compañeros se fueron rápidamente. Yo me quedé absolutamente solo, viendo cómo le daban el trofeo al Leverkusen. Aún tengo en la cabeza esa copa que debió ser nuestra".

Aunque el Sevilla es el favorito, Zubillaga ve más preparado al actual Espanyol que al de 1988 porque tiene jugadores más experimentados. "Me hubiera encantado ir a Glasgow, pero tengo que entrenar. La clave es salir con mentalidad ganadora y pelear hasta el final. En Leverkusen nos vinimos abajo y acabamos tirando los penaltis a la Alemania del Este".

JOSEP MARIA GALLART: "El Sevilla es duro, pero nos van los equipazos"

El Milan fue una de las víctimas del Espanyol en 1988. En esa eliminatoria brilló Josep Maria Gallart, que sonríe al recordar la charla de Javier Clemente antes del encuentro de ida. "Javi habló de 10 jugadores y se olvidó de mí. Alguien se dio cuenta y le preguntó. 'Ese se encarga del negro', respondió". El gran Ruud Gullit le esperaba. "Yo no vi la pelota, pero Gullit tampoco. No tocó ni un balón".

A sus 45 años, el exdefensa de Molins de Rei tiene una asesoría deportiva de jugadores. En su opinión, hay pocas similitudes entre la plantilla de 1988 y la actual. "Lo único que no cambia es la ilusión. Por ilusión no nos va a ganar nadie, pero entonces solo había dos extranjeros: Tommy y John, que eran como nosotros. Había mucha gente de la casa y sentíamos mucho los colores. Éramos una peña de amigos". El exjugador cree que la afición perica se merece una alegría de las grandes ante un rival en plena forma. "El Sevilla es duro, pero a nosotros nos van los equipazos. Veo al equipo con muchas ganas de hacer historia".

IÑAKI: "La plantilla de Valverde tiene más experiencia"

Iñaki, de 47 años, visitador médico de Boehringer Ingelheim, era el hombre que llevaba las cuentas de aquel vestuario de hace 19 años. El central vasco sigue pensando en positivo, como en su época de jugador. "Estoy orgullosísimo de haber jugado la final de Leverkusen, y nunca me he sentido mal por no haberla ganado. 19 años después, el equipo alcanza otra final. Pues bien, ojalá sirva para cambiar la dinámica del club", comenta. Guarda la camiseta de Baresi, de Rhan, la blanquiazul con el cinco... Sin embargo, el gran recuerdo de aquel año fue la vuelta ante el Borussia en Sarrià ("por el agua, por el juego, porque marqué el segundo gol") y aquel codazo que le dio Zubillaga en la cara por el que acabó con cinco dientes menos. "Llegamos a la final porque éramos más que un equipo, pero no se pueden comparar estas dos finales. Son diferentes", recalca.

Iñañi cree que la veteranía es clave. "La plantilla de Valverde tiene más experiencia. Nosotros pagamos nuestra inexperiencia en aquella final". De la campaña actual, se queda con la vuelta en Lisboa y la ida ante el Bremen. "En Lisboa aprendieron a sufrir, a vencer sin jugar bien. El equipo puede estar tranquilo porque es capaz de ganar a cualquiera".