Lugares iniciáticos

El libro 'Plásticos' desentierra la civilización perdida de las tiendas de discos

El volumen editado por LaFonoteca evoca un imperio casi extinguido a través de 200 bolsas de comercios españoles y una cuarentena de textos de personajes del ámbito musical

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Algunas de las bolsas de discos que aparecen en 'Plásticos'

Algunas de las bolsas de discos que aparecen en 'Plásticos' / EPC

Ramón Vendrell

Ramón Vendrell

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Es una civilización perdida lo que desentierra 'Plásticos' (LaFonoteca), por mucho que queden vestigios y por mucho que entusiastas inicien aventuras resucitadoras. El texto que Julián Molero, uno de los administradores de LaFonoteca, dedica a M. F. Discos es indicativo de la magnitud de esa civilización perdida. Hasta siete tiendas de discos (y un videoclub) llegó a tener a la vez en barrios de Madrid Mariano Fuentes (M. F.). La primera del pequeño imperio abrió en 1967 y la última cerró en 2014. No eran tiendas para conocedores, eran tiendas con novedades y segunda mano en las que, recuerda Molero, se formaban colas en fechas señaladas. La gente regalaba un disco igual que podía regalar una colonia o un pijama. Durante décadas los comercios de música grabada fueron tan habituales como las peluquerías, o casi. 'Plásticos' recorre esa era y lo que queda de ella a través de 200 bolsas de tiendas de discos españolas. Una cuarentena de personajes del ámbito musical (artistas, periodistas, responsables de sellos discográficos, mánagers, fans) firman textos sobre otras tantas tiendas en las que han alimentado su pasión.

Las favoritas

El grueso de las bolsas proceden de la colección reunida en los últimos veintipico años por Manuel Celso Puñonrostro, por su nombre de guerra. Tiene claro Puñonrostro cuáles son sus favoritas.

La de Elepé, tuneada con permiso del dueño de la tienda de Avilés en la portada de 'Plásticos'. "Es superochentera -dice Puñonrostro-. Me la trajo un amigo tristemente fallecido [Sergio Grulla, batería de Los Claveles]". Elepé aún existe.

La bolsa de la tienda Elepé y la portada del libro 'Plásticos'

La bolsa de la tienda Elepé y la portada del libro 'Plásticos' / LaFonoteca

La de La Metralleta, institución madrileña de la compraventa que un día puede ser la cueva de Alí Babá y otro, un vertedero. "Esa bolsa es un anuncio andante que se reconoce en casi toda España", señala Puñonrostro. También aguanta La Metralleta.

Y las de Del Sur, asimismo en Madrid. Javier Aramburu diseñó la bolsa de cuando frecuentaba el comercio Puñonrostro. "Fue una tienda muy importante para mi generación -indica-. Aunque me acojonaba un poco ir: había cosas chulísimas, pero por encima de mis conocimientos". Del Sur cerró.

Intimidación

No era Puñonrostro en Del Sur el único comprador novato que se sentía intimidado en una tienda de discos molante. Exponen bien la sensación Isabel Fernández Reviriego (ARIES, Magia Bruta) y Carlos Galán (Subterfuge). Escribe la primera sobre Discos Bolan, en Bilbao: "La verdad es que entrar en la tienda implicaba llenarme de valor: entraba medio cagada temiendo que descubriesen lo poco que sabía de música o que por ser chica no me tomaran en serio". Y escribe el segundo sobre la fauna de la capitalina Record Runner: "Y, por supuesto, Pepe [Ugena, el propietario], al que jamás vi sonreír o tener una actitud mínimamente cariñosa, pero al que nos sometíamos con gusto y ciertas dosis de masoquismo cuando nos atrevíamos a preguntarle algo. Sabiduría y actitud a raudales. Ni un reproche, solo agradecimiento eterno".

Sin altivos ni avaros

Había y hay entre los encargados de tiendas de discos sujetos altivos y antipáticos, por no hablar de avaros dignos de una novela de Dickens. Quedan para otra ocasión. Las crónicas de 'Plásticos' celebran las tiendas de discos como lugares de iniciación, conocimiento y encuentro con almas afines. Eric Jiménez, batería de Los Planetas, escribe sobre Discos Melody: "Allí nació la música 'indie' en Granada".

No hubo consignas en las peticiones de textos, señala Puñonrostro. "Por nosotros, como si querían escribir que fulano es la peste. Pero imagino que cierto tono nostálgico era inevitable". De todos modos, ahí están la historia "sordidilla" de Discorrollo (Madrid) y la constatación de que la "fama de borde" de Luis, de Beltza Records (San Sebastián), "es legendaria e internacional", en palabras de la 'disc-jockey' Irene Ormazábal.

Acto de militancia

Poca gente compra discos. Y el comercio digital, tanto de novedades como de discos de colección, ha convertido las razias por tiendas en actos de militancia. "Tienes el móvil en la mano y te quema -admite Puñonrostro-. Cuesta encontrar el tiempo necesario para rebuscar en cubetas".

Apoyo y difusión

Edita 'Plásticos' LaFonoteca, encomiable plataforma para el apoyo y la difusión de la música española. En el flanco editorial, LaFonoteca publica libros que sus responsables querrían tener "como aficionados", según Diana Cortecero, en nombre de la plataforma. Con la reedición de 'Música moderna', descatalogado ensayo de Fernando Márquez 'El Zurdo', inició LaFonoteca sus andanzas librescas.

'Plásticos' no tiene voluntad enciclopédica: no hay fechas de la vida de los establecimientos ni se indica la autoría de los diseños de las bolsas (la mayoría, imaginamos, obra del dueño, un familiar o un amigo, aunque también los hay del citado Aramburu, Miguel Ángel Martín, Simónides, Txarly Brown).

Poder evocador

Por el contrario, el poder evocador de las bolsas es bárbaro y el carácter vivencial de los textos transmite la importancia de las tiendas de discos. Una joya antigua que Puñonrostro no sabe de dónde salió: la bolsa de Summa Sociedad Anónima, en Salamanca, que farda, a modo de garantía de calidad, de los sellos discográficos de los que la tienda vendía discos. Entre ellos está Brunswick, cuartel general del soul de Chicago. Era sofisticada, esa civilización perdida.

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