Laura Fernández escribe una carta de amor a Nessie: "Siempre he creído en cualquier cosa a riesgo de parecer una loca"

Después de la entrevista, Laura Fernández (Terrassa, 1981) remite un vídeo de 19 segundos que grabó durante su excursión en barco por el lago Ness, el 15 de agosto de 2023, y escribe: "Imagínate una hora viendo ESO". También escribe: "Es como si el agua fuese SÓLIDA". Además de negra. Y: "Lo de menos es el monstruo en sí, pero POR QUÉ NO".

La autora de 'La señora Potter no es exactamente Santa Claus' incorpora su periplo turístico por el más famoso de todos los 'lochs' escoceses (y eso que hay 31.000), quizá incluso el más famoso de todos los lagos del mundo, en el ensayo 'Hay un monstruo en el lago' (En Debate), a la postre una carta de amor a Nessie y a lo desconocido. Fernández no solo tiene un marcado sentido de la maravilla, sino también una alta capacidad para transmitirlo.

Vergüenza de Nessie

Estaba escrito que Fernández iría al lago Ness: a finales de los años 90 montó el grupo Inverness, nombre de la ciudad que muchos sabemos ubicar más o menos en un mapamundi porque está cerca del lago Ness. "Era la época de Dover", dice. En su visita, le pareció que Inverness siente "vergüenza" del lago Ness, en concreto del monstruo del lago Ness. La oferta de recuerdos y documentación sobre Nessie es escasa, cuenta. Y sosa: ni contempla la baza de la mirada humorística sobre Nessie.

Pero Inverness vino después del recorrido por el lago Ness, una atracción que, según Fernández, atraviesa un "momento aburrido". "La gente hoy viaja para verse a sí misma en lugares -prosigue-, y en este sentido el lago Ness es un lugar pobre porque solo ves agua negra y podría ser cualquier lugar". El pasaje del barco se animó al llegar a la zona del castillo de Urquhart, por fin un fondo algo reconocible con el que fotografiarse.

Fernández, por su parte, embarcó "emocionadísima", no en balde había ido acumulando emoción durante el largo trayecto en autocar desde Edimburgo. De hecho, desde niña. ¿Hubo decepción? "Al contrario, nunca me habría imaginado que el lugar fuera tan increíblemente mágico, tan hipnótico". Lástima que a su alrededor nadie parecía saber "disfrutar de su propio cerebro", lo que interpretó como una señal del "declive de la humanidad".

Dos gibas

'Hay un monstruo en el lago' recorre la historia (la leyenda, si lo prefieren) del monstruo del lago Ness y la entrelaza con los factores que auparon a la supuesta criatura a la categoría de fenómeno de masas. Como el cine de monstruos, la industria turística, la prensa sensacionalista o la alucinada resaca del 'hippismo'.

El primer avistamiento documentado del monstruo lo hizo san Columba en el año 565, pero el origen del fenómeno tal y como lo conocemos fue un breve publicado en el 'Inverness Courier' en 1933. Se hacía eco del testimonio del señor y la señora McKay, que decían haber visto emerger del agua (negra y como sólida, recuerden) dos gibas. Los McKay regentaban el Drumnadrochit Hotel a orillas del 'loch' y acababa de estrenarse 'King Kong'. La información del modesto 'Inverness Courier' escaló hasta la cima de la industria periodística.

Por las páginas de 'Hay un monstruo en el lago' desfila una galería de desaprensivos que intentaron explotar a Nessie. No obstantte, también hay un héroe: Tim Dinsdale, responsable del mayor trabajo de campo sobre el asunto. "Dejó su carrera [era ingeniero aeronáutico] para hacer criptozoología -explica Fernández-. Su actitud fue muy honesta, en plan 'yo no sé si hay algo, pero voy a ir a mirarlo y a hacer entrevistas'. Tenía incluso un mapa gigante en el que anotaba dónde había sido visto Nessie y quién lo había visto. Imaginarlo por la noche poniendo equis en los sitios de los avistamientos es precioso".

En guerra con la 'realidad'

El relato de los 'hechos' nessianos es a menudo muy divertido, no podía ser de otra manera en manos de Fernández. Sin embargo, el subtítulo del ensayo es 'El mundo como lugar fantástico', y es en la defensa de esta posibilidad donde aparece la autora con sentido de la maravilla y alta capacidad para transmitirlo. "Llevo mucho tiempo en guerra con la idea de que solo existe una realidad -explica-. Siempre he creído en cualquier cosa a riesgo de parecer una loca. Y pienso que si todos fuéramos así, estaríamos más abiertos a que nos pasen cosas y el mundo iría mucho mejor".

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