Carles Puigdemont, un rockero en el centro parroquial
Jordi Bianciotto
Periodista
JORDI BIANCIOTTO
Eesos vestigios de melena rockera le delatan y, en efecto, el 'president' Puigdemont tiene un pasado como aficionado a la música y algo más: en sus años juveniles fue bajista de un grupo llamado Zènit, en su Amer natal, y aunque pronto lo dejó para decantarse por el periodismo, le quedó un gusto por el rock, desde los Beatles, una de sus primeras pasiones, hasta grupos de sonido más duro, como Motörhead o, años después, Guns n'Roses, cuya versión del clásico 'Knockin' on heaven's door', de Bob Dylan, figura entre sus piezas favoritas. En particular la versión en directo, más poderosa que la de estudio.
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En el Casal Parroquial de Amer, allá por 1980, Puigdemont, que tenía 17 años, comenzó a manejar instrumentos musicales con unos amigos del pueblo y así nació Zènit, con su incorrección ortográfica (esa palabra no lleva tilde en catalán, pero la incorporaron para darle fuerza). Él era el bajista de la banda. «Lo suyo era la guitarra, pero nos tuvimos que repartir los instrumentos y él se quedó con el bajo. Era un bajo mío y aprendimos a tocarlo juntos», recuerda Xevi Compte, que años después emprendería una trayectoria profesional grabando en solitario, colaborando con voces como Joan Amèric y dedicándose a la musicoterapia.
AMENIZANDO VERBENAS
Era, claro, «un grupo totalmente 'amateur'», capaz de aprenderse clásicos de la verbena como 'Perfidia' para amenizar fiestas mayores si era preciso. Otras piezas de su repertorio eran el rock'n'roll 'Dizzy Miss Lizzy' y el cántico folk 'El dia que el vaixell vindrà', original de Bob Dylan que el grupo Falsterbo 3 convirtió en estándar del 'foc de camp'. La formación incluía al batería Salvador Parés (actualmente, reconocido instrumentista de tible en formaciones de cobla) y tuvo varios cantantes, como Salvador Clarà (actual teniente de alcalde de Amer por ERC) y Carme Puigdemont, prima de Carles.
Ofrecieron actuaciones en el casal y en el instituto, y grabaron un videoclip casero del que sale la foto que ilustra este artículo, procedente del archivo de Joan López, de Amer. Compte recuerda a Puigdemont como «muy beatleiano», si bien destaca que su inquietud iban más allá de la música. «A una edad en la que apenas tienes idea de política, él ya te sorprendía con sus pensamientos».
Sus amigos coinciden en que «la política fue siempre su primera pasión», pero cultivó gustos musicales de un espectro amplio: de la movida madrileña (Gabinete Caligari) a clásicos como los Stones o Bob Dylan, a quien, recuerdan, fue a ver actuar a Barcelona en 1989.
La semilla rockera seguía ahí cuando, en el 2011, siendo ya alcalde de Girona, echó la mano a la revista 'Enderrock' en un programa de actividades en torno al regreso de Sopa de Cabra porque, destaca su director, Lluís Gendrau, «el grupo era, nos dijo, patrimonio cultural de Girona». Un rockero lo es para siempre.
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