Radiografía del tejido comercial

Así es la franquicia española: mayormente nacional (aunque también francesa, americana o italiana) y sobre todo de restauración

Este modelo de negocio está en cifras de récord en el país, con más centrales y establecimientos operativos que nunca

Uno de cada cinco bares y cafeterías han cerrado en la última década en España

Una calle de Barcelona con varios restaurantes que crecen mediante la franquicia

Una calle de Barcelona con varios restaurantes que crecen mediante la franquicia / RICARD CUGAT

Paula Clemente

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Tiene claro la presidenta de la Asociación Española de la Franquicia (AEF) que este modelo por el que un empresario pone en marcha un negocio con la marca de otro “se ha hecho un hueco en la economía nacional” (aporta el 1,8% de su PIB, puntualiza) y está en plena fase de “reafirmar su madurez”. Lo cierto es que en España hay más marcas que franquician y más establecimientos franquiciados que nunca, y el volumen de negocio que generan en conjunto está rozando el récord que marcaron en 2018. “Sin duda, son datos positivos que demuestran que el conjunto de la franquicia atraviesa una etapa de crecimiento”, insiste esta misma responsable, Luisa Masuet, en el informe anual que así lo atestigua.

Elaborado en colaboración con el Grupo Cooperativo Cajamar, este estudio concluye que en 2023 había 1.384 cadenas de este tipo en España, con 78.200 establecimientos operativos (una cuarta parte propios y el resto, franquiciados) y con un volumen de negocio conjunto de 27.600 millones de euros. Pero, además de todo esto, el informe permite actualizar la radiografía de qué tipo de franquicia está más extendida en España.

De acuerdo con estos datos, la inmensa mayoría son marcas nacionales, predominantemente establecidas en Madrid, Catalunya y la Comunidad Valenciana. Son estas tres comunidades las que más locales tienen y las que más trabajadores contratan en este ámbito, aunque el País Vasco se cuela en tercera posición en la clasificación que mide lo que ingresan estos negocios.

Con todo, un 17% de esta muestra son redes extranjeras, un porcentaje muy parecido al que se daba el año pasado y justo antes de la pandemia. Igual que entonces, son en buena medida compañías francesas (53 de las 240 marcas internacionales), estadounidenses (48) o italianas (42), un podio que lleva años replicándose y que suele sumar y restar cifras de forma bastante acompasada. El año pasado eran 51, 46 y 43, respectivamente, por ejemplo, y en 2020, 56, 46, y 44.

Sectores más extendidos

Las ramas de actividad más extendidas son la restauración, la moda y la belleza. Hay casi 270 redes dedicadas a la hostelería en el país (sean cafeterías, cervecerías, cadenas de comida rápida, heladerías, restaurantes en general o pastelerías), unas 215 cadenas de moda (entre arreglos, complementos, moda femenina, masculina, infantil y mixta, ropa interior o textil nupcial) y unas 106 franquicias relacionadas con la belleza o la estética. Pese a todo, es el sector de la alimentación el que más establecimientos suma: 13.600 tiendas de 66 marcas distintas, una proporción probablemente muy marcada por la gran cantidad de supermercados que tienen las principales cadenas.

Sin tener en cuenta este sector, el ámbito que acumula más negocios en marcha es el del ‘fast food’ (5.100), seguido de las agencias de viaje (4.200) y de los centros de estética (4.100). Este es un podio algo distinto al que había antes del covid, cuando las marcas se apelotonaban sobre todo en moda, restauración y belleza, pero por número de locales ganaba este último (4.400), seguido de las agencias de viaje (3.900) y dejando en tercer lugar al mercado de la comida rápida (3.800).

Sea como sea, en lo que coincide el director de Banca de Empresas de BCC-Grupo Cajamar, José Antonio Guerrero García, es que este negocio vive un momento fantástico. “Se encuentra a las puertas de iniciar una nueva fase, muy tranquila y estable en lo que a la coyuntura se refiere”, expresa este directivo en el informe, donde también lanza una advertencia. “No debe descartarse la posibilidad de que puedan producirse cambios significativos derivados de la situación geopolítica mundial –alerta Guerrero–. Las tendencias hacia un mundo más fragmentado y con barreras comerciales internacionales crecientes pueden suponer, en cualquier instante, una transformación casi inmediata de las condiciones competitivas, siendo la energía y el suministro de materias primas los principales factores a vigilar por su incidencia directa en las cuentas de resultados”.