Alimentación

La ley contra el despilfarro alimentario pide multas de hasta medio millón de euros para las empresas que desperdicien

La norma estrella del ministro Luis Planas cierra la fase de presentación de enmiendas sin ninguna a la totalidad

El desperdicio alimentario en los hogares ha bajado un 13,5% desde la pandemia

Los grandes restaurantes catalanes deberán tener un plan propio contra el derroche alimentario

Voluntarios de la Fundació Espigoladors recogen verduras que han quedado descartadas en un campo de El Prat de Llobregat. o meterlas en el circuito alimentario. Fotos tomadas en un campo de pimientos y berenjenas de El Prat de Llobregat mientras un grupo de voluntarios y voluntarias recogían las hortalizadas descartadas por el agricultor pero que todavía son aptas para el consumo Fotografía de Ferran Nadeu

Voluntarios de la Fundació Espigoladors recogen verduras que han quedado descartadas en un campo de El Prat de Llobregat. o meterlas en el circuito alimentario. Fotos tomadas en un campo de pimientos y berenjenas de El Prat de Llobregat mientras un grupo de voluntarios y voluntarias recogían las hortalizadas descartadas por el agricultor pero que todavía son aptas para el consumo Fotografía de Ferran Nadeu / FERRAN NADEU

María Jesús Ibáñez

María Jesús Ibáñez

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Después de 14 ampliaciones del trámite parlamentario (desde el pasado 21 de febrero), el proyecto de ley para la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario, una de las normas estrella del Ministerio de Agricultura y Alimentación, pasa este miércoles a la siguiente fase, el debate y aprobación en comisión. El texto del Gobierno ha pasado de momento sin que hayan sido presentadas enmiendas a la totalidad. La previsión es que, una vez superado todo el proceso, la ley pueda entrar en vigor el 2 de enero de 2025.

La propuesta que impulsa el ministro Luis Planas contempla sanciones de hasta medio millón de euros en los casos de infracción más grave para las empresas que no reaprovechen los alimentos e incluye dos obligaciones: que los agentes implicados en la cadena alimentaria dispongan de un plan de prevención de pérdidas y desperdicio y que las grandes compañías que estén en contacto directo con los consumidores firmen convenios con entidades sin ánimo de lucro para la donación de los excedentes. En caso de que los alimentos excedentarios no puedan destinarse al consumo humano, deberán ir, por este orden, a alimentación animal o a la generación de abonos orgánicos y producción de energía.

En la actualidad, un tercio de los alimentos que se producen en el mundo acaban en la basura. En 2020, las estimaciones del Ministerio de Agricultura hablaban de un despilfarro en los hogares de 1,4 kilos de alimentos a la semana. Las frutas, las hortalizas y los lácteos representaban la mitad de los productos frescos que acababan en la basura sin ser consumidos, mientras que entre los alimentos ya preparados o cocinados, las sopas y cremas, las legumbres y los cocidos eran los que más se desperdiciaban. El mismo análisis reflejaba también un dato que no por obvio deja de ser llamativo: en verano se tira mucha más comida que en otras épocas del año.

Pero no solo en los hogares recae el peso del derroche de alimentos. La ley que va a debatir el Congreso, de hecho, se centra bastante más en las cadenas de distribución y pequeños minoristas y en los establecimientos de restauración, que son las áreas en las que ahora mismo hay más problemas de reaprovechamiento de alimentos. Y eso que entre el campo y las granjas y el punto de venta se pierde un 14% de la cantidad producida, según datos de la FAO, la Organización para la Alimentación y la Agricultura de la ONU. Hay medidas en esta ley que eran ya conocidas, como la de que los restaurantes deberán ofrecer a sus clientes la posibilidad de llevarse a sus casas los restos de comida que no haya consumido. En este caso, apostilla el texto propuesto por Agricultura, "para ello se emplearán envases aptos para el uso alimentario, reutilizables, o fácilmente reciclables", desechando, en la medida de lo posible, los de plástico de un solo uso.

"En el caso de los establecimientos de comercio al por menor -prosigue la propuesta legal-, se tendrá que disponer de líneas de venta con productos 'feos', 'imperfectos' o 'poco estéticos', promover el consumo de los productos de temporada, los de proximidad, los ecológicos y los ambientalmente sostenibles e incorporar y mejorar la información sobre el aprovechamiento de los alimentos".