Crisis climática

Lo dicen los registros, los estudios y las tendencias: el Mediterráneo se calienta en tiempo récord

El mar Mediterráneo alcanza un récord de temperatura del agua

El mar Mediterráneo alcanza un récord de temperatura del agua / Shutterstock

Marc Masip | Verificat

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La temperatura de la superficie oceánica lleva año y medio desbocada. Cada día de la primera mitad de 2024 ha supuesto un récord cálido, situándose por encima de un 2023 que ya había batido todos los registros, según constata el informe Estado del clima en 2023. El calentamiento preocupa a la comunidad científica por sus potenciales consecuencias, que van desde tormentas cada vez más intensas a amenazas para la biodiversidad marina.

El aumento de la temperatura de la superficie del mar se replica y recrudece en el Mediterráneo. Este mes de agosto, sus aguas han registrado la temperatura media más alta desde que hay datos. La Fundación Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) midió cuatro récords consecutivos entre el 10 y el 13 de agosto (de los 28,15 °C del primer día a los 28,22 °C del último), mientras que Copernicus, el Programa de Observación de la Tierra de la Unión Europea, registró la temperatura más alta el día 15, con 28,47 °C.

Los datos de uno y otro no coinciden en la cifra exacta porque la toma y procesamiento de datos ha sido distinta, pero ambos dibujan una imagen similar: un calentamiento sin precedentes. “Los productos de observación meteorológica en general pueden tener pequeñas diferencias derivadas de la calidad y fiabilidad de los sensores”, explica a Verificat Francisco Pastor, investigador del CEAM especializado en el campo, pero “lo más importante es que marcan la misma tendencia, más allá de alguna décima de diferencia”.

Ambas lecturas comparten, además, que sus registros comienzan en 1982, cosa que ha suscitado comentarios desconfiados en redes sociales. Algunos perfiles señalan que la serie es demasiado corta como para evaluar una tendencia climática, a lo que los expertos consultados por Verificat coinciden en responder con los requerimientos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM): para estudiar el clima hacen falta, como mínimo, 30 años de datos, algo que los registros mediterráneos cumplen con creces. 

“Si estudiamos esta serie temporal de 40 años se ve una tendencia” que el cambio climático explica al menos parcialmente, razona en conversación con Verificat Cristina González, oceanógrafa del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) experta en observaciones satelitales. “Cuanto más larga sea la serie, más robustas estadísticamente podrán ser las conclusiones”, añade Pastor, del CEAM, “pero las de estos últimos 40 años son totalmente fiables y verificables”.

Lo que no permiten estas lecturas es mirar más atrás de 1982. Para ello hay que recurrir a los datos que se recogieron en esa época en boyas y barcos, y reconstruir con algoritmos estadísticos la temperatura media del Mediterráneo antes de la era satelital, explica a Verificat Aude Carreric, investigadora de Ciencias de la Tierra en el Barcelona Supercomputing Center (BSC). La base de datos de la Oficina Meteorológica Británica, que llega hasta 1871, muestra que las temperaturas mediterráneas en esta última década no tienen precedentes desde entonces. Son datos lo más creíbles posible dada la escasez temporal y espacial de las observaciones, asegura.

Las reconstrucciones paleoclimáticas —el estudio de climas pasados mediante las huellas que ha dejado en registros naturales— también muestran que nos encontramos en una situación excepcional. Los sedimentos del fondo del Mediterráneo sugieren que la temperatura del mar ha variado ampliamente en los últimos 11.000 años, pero que en este tiempo nunca se habían dado valores como los actuales, ni un aumento tan rápido del mercurio. Esto es especialmente válido en los últimos dos años, fuente de preocupación de los expertos, donde los récords se cuentan por decenas, también a nivel global.

Unos océanos más calientes son unos océanos con más energía. Si se da la situación atmosférica para que se produzca un fenómeno meteorológico adverso (como una DANA o un temporal, por ejemplo), lo cálido de la superficie marina puede agravar la situación, tal y como explicaba el físico y meteorólogo de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) Juan Jesús González en un artículo en Science Media Centre.

El aumento de la temperatura también tiene múltiples efectos sobre la biodiversidad, apunta en un correo a Verificat Aurora Ricart, científica marina que investiga también en el ICM-CSIC cómo afecta el cambio global a los ecosistemas costeros. Ella destaca dos. Por un lado, el debilitamiento de los organismos marinos autóctonos y su consiguiente aumento de mortalidad; por el otro, la llegada y el establecimiento de especies propias de regiones tropicales o subtropicales, que encuentran en las nuevas condiciones mediterráneas un ambiente en el que expandirse.

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