ESTUDIO CIENTÍFICO
Ricardo III de Inglaterra, un rey de dieta lujosa y vino
El análisis de unos huesos exhumados hace dos años revela la alimentación del despótico monarca del siglo XV
Ricardo III, monarca despótico y cruel que reinó fugazmente en Inglaterra entre 1483 y 1485, inmortalizado luego por William Shakespeare, llevó un ritmo de vida auténticamente real, con banquetes opíparos y un consumo diario de al menos un litro de vino, al margen de cerveza y otras bebidas alcohólicas, según un análisis químico realizado por investigadores de la Universidad de Leicester y el British Geological Survey. Los autores han empleado para su trabajo diversos huesos y dientes exhumados recientemente.
Los investigadores, cuyo estudio se ha publicado en la revista Journal of Archaeological Science, han obtenido sus principales conclusiones después de analizar la presencia de ciertos isótopos (de oxígeno, estroncio y nitrógeno, entre otros elementos) que se adquieren mediante el consumo de determinados alimentos y se van fijando en los huesos con el paso de los años.
En un caso concreto, la mayor o menor presencia de nitrógeno 15 en el fémur es síntoma de una dieta muy carnívora. Los investigadores han llegado a inferir un consumo abundante de peces de agua dulce y aves, como cisnes y garzas, comidas populares en los banquetes reales de aquel tiempo.
Además, comparar todo ello con el esmalte de los dientes, que se forma en la infancia, permite determinar cambios de dieta en función de la edad. De hecho, según uno de los líderes del equipo, Richard Buckley, arqueólogo de la Universidad de Leicester, uno de los principales logros es que se ha logrado determinar un cambio de dieta tras su acceso al trono, en 1483. Ricardo III, último rey de la dinastía Plantagenet, murió a la edad de 32 años en la batalla de Bosworth, 26 meses después de su coronación.
Para el vino, una de las pistas es poder determinar la presencia de plomo en los huesos, que se atribuye a la costumbre entre la clase alta de aquella época de usar el metal para potabilizar el agua y suavizar el vino. En cualquier caso, como insisten los autores, el elevado consumo de alcohol era habitual como medida higiénica.
Bajo un aparcamiento
Los restos del monarca fueron localizados hace dos años bajo un aparcamiento en Leicester, justo donde decía la tradición que estaba enterrado. Los primeros análisis mostraron que, efectivamente, Ricardo III sufría una grave escoliosis, pero no tenía la prominente joroba que Shakespeare le atribuyó en su famosa obra, escrita hacia 1592.
Además de despótico y asesino, el dramaturgo también lo inmortalizó como autor de una frase legendaria, pronunciada justo antes de morir: "Un caballo, mi reino por un caballo".
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