LA VUELTA DESDE EL SOFÁ
Llora Valverde, llora el ciclismo, llora la Vuelta, llora España
El veterano ciclista murciano, de 41 años, sufre una caída, en la que se salva de gravísimas heridas, cuando estaba atacando en la séptima etapa de la Vuelta
El campeonísimo de Movistar trató de volver al pelotón, pero no tuvo más remedio que abandonar, dejando un tremendo impacto en la ronda española
Emilio Pérez de Rozas
Periodista
Licenciado en Ciencias de la Información por la UAB. Hijo de Carlos Pérez de Rozas, sobrino de Kike y Manolo Pérez de Rozas, integrantes de una auténtica saga de fotoperiodistas. Trabajó en Diario de Barcelona, fundador de El Periódico de Catalunya en 1978 también formó parte de la redacción en Catalunya del diario El País. Colaborador del diario deportivo Sport y vinculado al departamento de Deportes de la cadena COPE, que dirige Paco González. Emilio suele completar muchas de sus informaciones con sus propias fotos, en recuerdo a lo aprendido junto a su padre y tíos.
Emilio Pérez de Rozas
“Es como si a un niño le coges su mejor juguete y se lo rompes delante de sus narices. Es un dolor tremendo el que se ha llevado Alejandro, lo conozco, lo conozco bien y esas lágrimas son las lágrimas de todos, lágrimas de amor y pasión por el ciclismo”. Óscar Pereiro, que ha estado en más de una ocasión viendo sufrir a Alejandro Valverde, de 41 años, y que le ha ayudado en más de una caída, era quien mejor podía definir el dolor, el tremendo dolor, desencanto y desilusión que estaba sufriendo Valverde cuando, a las 16.42 horas de hoy, el murciano sufrió una caída ‘a lo Marc Márquez’, es decir, derrapando de las dos ruedas y, por suerte, cayéndose, rozando un precipicio, entre dos guardarailes, que evitó de milagro y que hubiesen podido producir una tremenda tragedia.
El mundo del deporte, no solo la afición al ciclismo, el pelotón, la Vuelta, quedó muy tocado, en estado de shock, al comprobar que la gran figura de esta edición (de nuevo) se había ido al suelo y, pese a volver a pedalear, ayudado por dos o tres compañeros, tuvo que abandonar, irse al hospital, comprobar ¡ojalá! que no tenía nada roto y, seguro, antes de volver a casa, pasar por el comedor del equipo Movistar y, de pie, en medio de las mesas pedirles a todos los suyos que se dejen el alma por ganar esta Vuelta.
Ídolos caídos
No hace tanto que la maravillosa, pequeña, fuerte y equilibrista Simone Biles, la gimnasta norteamericana, dejó tocados a los Juegos Olímpicos con su medio abandono. No hace tanto que el Barça, el barcolonismo, todos los culés, vivieron un fin de semana de llantos ante la salida imprevista de Leo Messi. Hace solo unas horas que el gran, inmenso y portentoso Rafa Nadal acaba de decir que se para, que no puede más de dolor y que no estará en el Open USA y que quiere curarse de verdad. Y, de pronto, en directo, justo cuando protagonizaba un ataque, Valverde, patina, derrapa y se cuela entre guardarailes.
Y el ciclismo se pone a llorar. Y los escapados aprovechan para ganar la etapa. Y los favoritos se asustan. Y el pelotón no pedalea. Y el helicóptero de TVE trata de ver donde está Valverde, donde se ha caído, quien lo atiende, si vuelve, que, sí, que vuelve, pero, al rato, entre pinos se retira. Y aparece el grandote de Chente García Costa, su director, que también se ha caído mil veces en su vida y le ofrece su cuerpazo, su inmenso pecho, su caloroso hombro derecho para que Valverde llore y lloren, mientras la España ciclista solo hace que pensar “sigue, campeón, damos un año más”.
Homenaje fallido
Y todo eso sucede a pocos kilómetros de llegar a su Mar Menor, ese donde hace algunas semanas se bañana preparando la Vuelta. Y muy cerquita de casa. Y todo ello ocurre en la etapa que acaba en el último descubrimiento de la Vuelta, el Balcón de Alicante, un puerto, casi un camino (asfaltado) forestal, donde Movistar le da permiso a Carlos Verona, que tampoco es ya un niño (28 años), para que trate de homenajear a Valverde. Y Verona lo intenta, pero no puede. Acaba segundo.
“Ciertamente era un día para tratar de dedicarle la victoria a Alejandro, sí, claro, por eso he atacado al inicio del Balcón porque sabía que ellos eran más fuertes, pero no ha podido ser”, cuenta Verona, al que el australiano Michael Storer le ganó la batalla, aunque el español se impuso a su otro compañero de fuga y martirio final, el ruso Pavel Sivakov, ambos de 24 años, cuatro de diferencia que, cuando las rampas alcanzan el 20% de desnivel, se nota, se nota.
Era el primer día de gran sofá. Era una etapa con hasta seis puertos. Es la primera semana de carrera. Aguantan Miguel Ángel López y hasta Enric Mas, está dudando (y perdiendo distancia) Mikel Landa, Primoz Roglic sigue sin equipo y veremos cómo entra en la tercera semana de carrera, pero es el día en que perdemos a Valverde, porque Valverde ¿verdad? es un poco nuestro, de todos, como Biles, como Messi, como Nadal, como tantos otros dioses del deporte que nos hacen disfrutar.
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