Vinos especiales

Dos bodegas imprescindibles que trabajan pequeños viñedos y las cepas viejas

Hemos visitado un par elaboradores de La Rioja que están llevando a cabo proyectos muy interesantes

Viaje a La Rioja: 5 restaurantes, 4 hoteles y muchas bodegas

Una ruta por 5 bodegas de La Rioja para empaparse de la cultura del vino

Viñas enlazadas en una de las fincas de El Pacto, en La Rioja.

Viñas enlazadas en una de las fincas de El Pacto, en La Rioja. / Pau Arenós

Cata Mayor

Cata Mayor

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El mundo del vino tiene una diversidad casi infinita porque cada botella, cada trago, cambia en función de la variedad de uva con la que se ha elaborado, de la vid de la que viene, del suelo, del clima, de la crianza posterior... Son pocas, sin embargo, las bodegas que apuesten por parcelas pequeñas y cepas viejas, que suelen dar como resultado vinos muy especiales. Nosotros hemos visitado un par que están en La Rioja que están llevando a cabo proyectos muy interesantes: El Pacto y Bideona.

Raúl Acha y Richi Arambarri, de bodega El Pacto, en la finca Malacara.

Raúl Acha y Richi Arambarri, de bodega El Pacto, en la finca Malacara. / Pau Arenós

Bodega El Pacto

Esta bodega, una de las que Vintae posee en La Rioja y que es el corazón sentimental de la compañía, defiende el viñedo con cepas de comienzo del siglo XX: pequeñas parcelas con joyas rescatadas como una viña de mazuelo plantada en 1946. Está en el pueblo de Cárdenas, en La Rioja Alta, con solo 130 habitantes y esa soledad que expulsa a los jóvenes, donde las parcelas son pequeñas y familiares y donde las cepas viejas sobrevivieron al furor de la productividad, al desgarramiento y a la repoblación con las nuevas plantas que dan pero que no dejan. Así fue nuestra visita a El Pacto.

La viña de la parcela San Roque, con la población de Samaniego al fondo.

La viña de la parcela San Roque, con la población de Samaniego al fondo. / Pau Arenós

Bodega Bideona

Este proyecto en Villabuena de Álava, en la Rioja alavesa, recién comenzado, entrecruza 350 parcelas con las historias de sus viticultores. Quieren que los egos se ahoguen en la copa, que el protagonista no sea el bodeguero, sino la tierra, el lugar: “Hacer la botella en el campo. Altitud, diversidad de pueblos y parcelas, los suelos calizos, la edad de la viña, que, en nuestro caso, tiene una media de 53 años. Pueden dar vinos de talla mundial”, nos explicaron, convencidos, el día que fuimos a Bodega Bideona.