Mauro, ÀN, Château Valandraud... Así de potentes son los vinos favoritos de Abel Buezo, fundador de Bodegas Buezo

Buezo es una de las bodegas más destacadas de la joven y desconocida Denominación de Origen Arlanza, ubicada en las provincias de Burgos y Palencia. Si por algo sobresale esta firma es por sus vinos de guarda. Y ha vuelto a demostrar su buen hacer en este campo con dos novedades de gran personalidad y autenticidad, de las que apenas han embotellado 400 unidades de cada una.

El sorprendente y convincente blanco 79, de la añada 2017, elaborado con cuatro variedades foráneas (chardonnay, sauvignon blanc, semillon y viognier) y presentado únicamente en botella mágnum, y el tinto 1928, de la añada 2009, con un 'coupage' a base de tempranillo (denominada tinta aragonesa en su época por la procedencia), garnacha tintorera, mencía, albillo real, albillo mayor, viura y alguna otra sin identificar, todas ellas de viñas centenarias.

Hablamos con Abel Buezo, creador de la bodega, para que nos recomiende sus cinco vinos favoritos. Son estos.

Mauro (Bodegas Mauro)

"Es un vino auténtico. Un vino hecho y derecho. Desde el principio al final te llena con su paso por boca y una vez lo has bebido te deja esa sedosidad... Me encanta. Funciona bien con un rabo de toro, con un chuletón... Con algo contundente".

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ÀN (Ànima Negra)

"Supongo que por mi origen castellano, en el sentido de que la vida no es algo fácil, sino un poco dura, pero al mismo tiempo resulta muy gratificante. Y este vino, de una añada que probé a finales de los 90, es así. Aun teniendo alcohol, tiene estructura para soportarlo. Tiene cuerpo. Es duro pero cuando lo tomas, cuando lo conoces, te llena. Lo acompañaría con un 'foie', con' un arroz con el caldo de los pollos guisados de nuestra zona".

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Viña Ardanza Reserva Especial 1964 (Viña Ardanza)

"Me marcó porque con él descubrí que me gustaba el vino. De hecho, me inicié ya siendo adulto, con veintitantos años. De hecho, hice clic con él. Me fue fácil de beber, me acompañaba. Era un vino longevo, con crianza. De hecho, hice clic con él, y recuerdo perfectamente el día que sucedió: en una comida con chipirones encebollados de primero y, de segundo, entrecot a la pimienta. Funcionó con los dos platos, con el dulzor de la cebolla y con el picante de la carne. Me hizo sentir bien, y pensé que sería el vino que me gustaría hacer a mí".

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Terreus 1996 (Bodegas Mauro)

"También de Bodegas Mauro. Un vino singular. Este es castellano-castellano, con más estructura, más recio. Me resultó muy curioso. Aún conservo alguna botella, que forma parte de una bodega particular que comencé hace años. Me gusta esa dureza, esa autenticidad castellana que transmite. Un vino duro que aun así me agradó y que va muy bien con comidas contundentes".

Château Valandraud (Château Valandraud)

"Otro que me marcó es este vino francés, de Saint-Émilion. Cuando estábamos iniciando el proyecto de Buezo a finales de los 90, fuimos a ver la zona y visitamos la bodega, que es muy pequeñita, de garage podríamos decir. Elabora muy poco vino porque solo tiene cuatro hectáreas, pero es muy reconocido por su trabajo. Probé su tinto de garnacha, creo que de la añada 1998 y tenía esa dureza... Alcohol bien integrado, sabores a frutos rojos, acidez y estructura. Transmitía muy bien la singularidad del terreno".

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