Plato del día
El bocata campeón que casi nadie ha comido
Tras unos meses de hospitalización domiciliaria, Jordi Gabaldà ha ganado el Concurso de Bocadillos de Autor con un pastrami de atún
Sin restaurante propio, el cocinero sirve los emparedados en tres establecimientos de Sabadell: Balboa, Olut y El Suau
![Jordi Gabaldà: pastrami de atún](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/726aee25-97fb-4362-842f-2aabe223ae1f_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Jordi Gabaldà: pastrami de atún / Anna Mas
![Pau Arenós](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6dede594-7397-42ce-887e-130f3934f4ee_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
![Pau Arenós](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6dede594-7397-42ce-887e-130f3934f4ee_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Pau Arenós
Coordinador del canal Cata Mayor
Periodista y escritor, con 18 libros publicados, entre ellos, novelas y cuentos, y media docena de premios, como el Nacional de Gastronomía. Ha estado al cargo de las revistas 'Dominical' y 'On Barcelona' y ha dirigido series de vídeorecetas y 'vídeopodcast'. El último libro es 'Las pequeñas alegrías'.
“Al final, lo del bocata será leyenda”. Es un SMS del cocinero Jordi Gabaldà, ganador del Concurso Bocadillos de Autor del 2021, promovido por Madrid Fusión. Todo en esta historia es insospechado y peculiar. Jordi no tiene restaurante, su base de trabajo es Sabadell, la pieza campeonísima la ha probado muy poca gente y concursó con “un edema” en el cerebro. ¿Por qué parte comenzamos?
El llamado –con ironía y juego– Fine Pastrami, pastrami de atún, es extraordinario y merece que llegue al máximo de bocas interesadas. De momento solo un centenar de personas le han dado un muerdo: los seguidores de la 'newsletter' de L’Immoral, la bocadillería nómada de Jordi y su pareja, Carla Garcia. Al no disponer de establecimiento propio, el cocinero acordó hace tiempo la distribución de la oferta con “tres garitos” de Sabadell: Balboa, Olut y El Suau.
![El cocinero Jordi Gabaldà, en la entrada del Balboa, en Sabadell.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/8f285448-c004-4c0c-a3b1-d7603a705f5d_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
El cocinero Jordi Gabaldà, en la entrada del Balboa, en Sabadell. / Anna Mas
En un obrador de Molins de Rei, donde ha plantado el ahumador, que diseñó a partir de una estufa, Jordi prepara los ingredientes (“lo hago todo, excepto el pan”) y los lleva al primer piso del Balboa, donde los arma.
El funcionamiento es tan insólito como ocurrente. Balboa y Olut están pegados –El Suau, a tres minutos a pie–, con una tentadora terraza delante. El cliente consulta la carta con siete emparedados, telefonea al 93.725.17.33 y un ciclista traslada el pedido.
Por supuesto, el ciclista sale caminando del Balboa, con la bici al lado y la mochila a la espalda. ¿Por qué? Porque hasta que le descubrieron el edema cerebral, el obrador humeaba en Sabadell, desde donde repartía, y quiere mantener “la imagen de marca”. Otra singularidad.
Si el bocata ganador sale alguna vez a la venta de una forma regular, el precio será de 10 euros. 'Pa de pagès' de la 'fleca' Portell, ventresca de atún rojo ahumada durante cinco horas, (antes ha estado cuatro con sal), salsa 'teriyaki' y mostaza propias, mantequilla de Rooftop Smokehouse, champiñón portobello/calabacín/espárrago/col china y quesos cheddar y emmental. ¿Bueno? Muy bueno. Preguntó a Jordi si son necesaria tantos elementos. Sonríe.
![El bocadillo de 'porchetta' de L'Inmoral.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/7588b839-4614-4833-bf47-fca1a650ce2c_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
El bocadillo de 'porchetta' de L'Immoral. / Anna Mas
Jordi sonríe y se le ve feliz y eso que el 20 de marzo del 2021 le diagnosticaron una infección cerebral, y ese edema aún no disuelto, que lo tuvo en hospitalización domiciliaria y el consejo de alejar el estrés. El 31 de mayo se presentó al certamen –“había quedado en otras dos ocasiones en el puesto sexto y cuarto”– y lo ganó y fue un alivio después de un tiempo aciago y difuso: “Era algo muy personal”. Era decir: estoy aquí, y muy vivo.
Este hombre cerró su restaurante, Contrast, tras una década, “y cuando mejor funcionaba”, porque prefería la libertad de la camioneta, llamada L’Agosarada, y la de los bocadillos, la cultura del sándwich, que no considera un género menor sino un reto de equilibrio. Pasó por Can Fabes y trabajó con Carles Tejedor en Ristol y también fue cocinero de cámping: “Siempre hay algo que aprender”.
Pruebo la segunda entrega del ciclista: pan redondo, 'porchetta', pisto de verduras, emmental, mostaza y calabacín especiado (6,50 €). Y festejo el buen punto del cochinillo y es de nuevo un gran trabajo.
Queda en el aire el destino del pastrami de atún y de si será una leyenda o una realidad de humo, grasa y victoria.
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