Gastronomías
Jordi Butrón (creador del primer restaurante de postres del mundo): “No soy feliz haciendo lo que hago”
Después de 24 años, Espai Sucre, escuela y restaurante, cerrará en julio. ¿Las razones? Preservar la salud física y la salud mental de su dueño
El futuro de la pastelería es de ellas: jóvenes maestras de lo dulce
El pastelero secreto de los restaurantes triestrellados
![Jordi Butrón, con uno de los últimos postres de Essence.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/b995054d-ed8a-4b76-a2a2-01c4abba099e_16-9-discover-aspect-ratio_default_0_x998y234.jpg)
Jordi Butrón, con uno de los últimos postres de Essence. / Pau Arenós
![Pau Arenós](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6dede594-7397-42ce-887e-130f3934f4ee_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
![Pau Arenós](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/6dede594-7397-42ce-887e-130f3934f4ee_source-aspect-ratio_default_0.jpg)
Pau Arenós
Coordinador del canal Cata Mayor
Periodista y escritor, con 18 libros publicados, entre ellos, novelas y cuentos, y media docena de premios, como el Nacional de Gastronomía. Ha estado al cargo de las revistas 'Dominical' y 'On Barcelona' y ha dirigido series de vídeorecetas y 'vídeopodcast'. El último libro es 'Las pequeñas alegrías'.
Jordi Butrón fue el primero en abrir un restaurante de postres en el mundo el 14 de febrero del 2000 y romperá con ese hito 24 años después, el 27 de julio, cuando Essence cumpla el último servicio.
Junto al espacio dulce, que el 3 de mayo inauguró la temporada final, también dirá adiós la escuela que lo acoge, Espai Sucre, que ha formado a pasteleros que han alcanzado responsabilidades en altos restaurantes.
Las razones del doble cierre son múltiples. La salud física. La salud mental. A finales de febrero, Butrón (1967) tuvo una arritmia mientras estaba en Madrid, que lo llevó a un ingreso hospitalario. El médico le aconsejó: «Tienes que bajar el ritmo». Arritmia, ritmo, esas palabras que dice una cosa y la contraria.
![Quinoa roja, té al jazmín y lichi de Essence/Espai Sucre.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/88919c0f-8b6f-44f6-87ca-738ea75a00e2_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Quinoa roja, té al jazmín y lichi de Essence/Espai Sucre. / Pau Arenós
Atribuye la perturbación de la víscera cardiaca a la muerte del padre, José, electricista. Era el tercer episodio: el primero, la noche antes de comunicarle a Jean Luc Figueras que se iba de su restaurante; el segundo, el fallecimiento de la madre, Providencia.
El cuidado del corazón es un motivo suficiente, pero concluye con una frase inapelable: «No soy feliz haciendo lo que hago. Y yo quiero ser feliz».
Jordi pretende seguir dando clases, solo eso, y ya tiene ofertas en la mesa, pero no le interesa la gestión ni se encuentra «cualificado» para hacerla. Tal vez si Xano Saguer, que fue su socio y cofundador de Espai Sucre, no se hubiera ido a vivir a México, el desenlace de Espai Sucre habría sido otro.
![Espelta integral, piña y curri de Essence/Espai Sucre.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/b8e5fe4a-d82d-4212-b817-08e486093ff1_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Espelta integral, piña y curri de Essence/Espai Sucre. / Pau Arenós
Dice que ha llegado aquí por una suma de azares: comenzó magisterio, vio un reportaje en la tele que le despertó la curiosidad por la hostelería, se matriculó e intuyó oportunidades en la pastelería porque era poco atractiva para los compañeros («entonces, un territorio virgen»), aprendió en La Farga y Escribà, estuvo en el pabellón de Catalunya de la Expo de Sevilla, conoció gente e hizo contactos, pasó por el Eldorado Petit en Sant Feliu de Guíxols (donde se atrevió con una mezcla punk: chocolate-cilantro-limón, «no tenía medios»), fue al Hotel Crillon de París (siempre limpios: «Te cambiabas el delantal cinco o seis veces») y, en 1993, el encuentro con Jean Luc Figueras. Un personaje, tan ácrata como talentoso, establecido en el antiguo taller de Balenciaga, en la calle de Santa Teresa.
![Maíz, caramelo y bourbon de Essence / Espai Sucre-](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/41389979-ae67-417b-8549-1f6a1904c44b_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Maíz, caramelo y bourbon de Essence / Espai Sucre- / Pau Arenós
Jean Luc le pagaba poco, llegaron a un acuerdo: Jordi tenía la libertad creativa. Jean Luc puso una condición: «No me meteré en tu trabajo si le gusta a mis clientes». Nunca se quejó.
Cita de entonces, como primera creación reconocible, la combinación vainilla-café-plátano. Es excepcional que un chef estrella permita al jefe de pastelería firmar la carta como sucedió allí. El germen de Espai Sucre nació en los menús especializados que Jordi propuso a Jean Luc para aliviar los meses con menos trabajo.
La primera escuela-restaurante estuvo en la calle de la Princesa, con Xano Saguer, Guillem Vicente y Remedios Butrón como socios; la segunda, a 450 metros sin salir de Ciutat Vella, en Sant Pere Més Alt: en la nueva ubicación el espacio gastro fue rebautizado como Essence.
![Malta, plátano y chocolate de Essence/Espai Sucre.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/7873e871-3c55-435a-8b0f-c0565568f109_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Malta, plátano y chocolate de Essence/Espai Sucre. / Pau Arenós
«Uní las dos cosas que me interesaban: la enseñanza y la pastelería de restaurante», que no es servir «un pedazo de tarta». Ha desarrollado el Método Espaisucre, libro incluido, «para encontrar soluciones a los problemas a la hora de elaborar postres», basado en la «búsqueda de la materia prima, las técnicas y de cómo se disponen los ingredientes».
Pruebo los cuatro últimos pases de la historia del establecimiento con una mezcla de deseo y tristeza, y aprecio el placentero riesgo que ya viví de forma reiterada hace casi tres décadas en casa de Jean Luc.
![La entrada de Espai Sucre / Essence.](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/3ab07319-d290-409c-8ca6-7036bbdcb768_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
La entrada de Espai Sucre / Essence. / Pau Arenós
El último Essence gira en torno a los cereales. La idea de un desayuno con la quinoa roja, el té al jazmín, el lichi y la pimienta timut. Un viaje a Bombay con la espelta integral, el coco, el anís estrellado, la piña y el curri. Una inmersión en lo 'yankee' con el maíz, el caramelo, la yema, el kéfir y el bourbon. El refugio en la niñez con la malta, el plátano, el chocolate al 70%, el limón y el macís.
¿Qué decir? Que son platos con entidad, equilibrio y pleno sentido y no el final cojo y previsible de un menú pensado desde lo salado. En la calle Princesa, por miedo, comenzaron a despachar «latas y quesos», pero pronto decidieron que el «80-90%» iba a ser la postrería, como aquí, con alguna aportación salada para atraer a los asustadizos.
Hace tres lustros, Jordi pesaba 162 kilos, padecía obesidad mórbida, se operó, hoy está en los 83. No se sentía mal, pero podía acabar mal: «Trabajar en los restaurantes de élite no es muy saludable». Sigue alerta: «Tengo dentro un gordo dormido».
Espai Sucre cierra con un secreto: la caja fuerte del almacén textil que los precedió. Nunca consiguieron abrirla. Se marcharán sin saber qué guarda en el corazón de acero.
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