Expresión artística

'Sabor de madre': estos son los tatuajes favoritos de los chefs

Preguntamos a cocineros y cocineras por el significado de sus diseños grabados en la piel

Juan Alcaide y Pablo Álvaro, de Umiko (Madrid).

Juan Alcaide y Pablo Álvaro, de Umiko (Madrid).

Javier Sánchez

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A finales de los años 80, los tatuajes eran una rareza. Como muestra, un botón: hay fotos promocionales del grupo Red Hot Chili Peppers en las que sus cuatro integrantes aparecen con la piel prácticamente libre de tinta. Corría 1988. Tan solo tres años después, en 1991, el libreto de su disco 'Blood Sugar Sex Magik' es un muestrario de imágenes de tatuajes de todas las formas y tamaños en distintas partes del cuerpo. Algo había cambiado.

En los 90 el tatuaje se extiende como una moda imparable. Primero son actores y músicos los que se suman entusiastas a la moda de decorarse la piel. Les toca luego el turno a los deportistas y, por extensión, a cualquier personalidad pública (solo se libran los políticos). 

Con el cambio de siglo, los chefs abandonan el anonimato de la cocina, repentinamente se vuelven populares: poco menos que 'rock stars'. Como no podía ser de otra forma, y más en un oficio que cabalga a medio camino entre la vocación y la manifestación artística, también ellos abrazan el mundo del tatuaje. Muchas de las veces, además, con símbolos que remiten a lo gastronómico.

Luis 'Lucho' Cornejo, cocinero de Llama Inn (Madrid).

Luis 'Lucho' Cornejo, cocinero de Llama Inn (Madrid). /

La mayoría de los tatuajes que lucen los chefs tienen un significado."Solo tengo uno y me lo hice con 17 años. Tiene un significado especial para mí: acababa de empezar en cocina y me quemé el rostro y el brazo en un accidente. Decidí tatuarme en el brazo la frase 'arriba, siempre arriba' junto a un cuchillo", explica Luis 'Lucho' Cornejo, cocinero de Llama Inn (Madrid). 

Jardiel Varela, del restaurante mexicano Tepic (Madrid) aúna familia y pasión por la cocina. "Tengo un tatuaje de un limón, que es mi segundo apellido, y otro de una piña, que es el apellido de mi hermano", resume. Además, un pulpo y una trucha completan su serie de 'tatus' gastronómicos. 

Raíces e infancia

En el caso de María José Martínez (chef de Lienzo, en València, con una estrella Michelin), los tatuajes siempre han jugado un papel importante en su vida. "Me tatúo desde que tenía 18 años y siempre me ha encantado", explica. Uno de los que tiene es un recuerdo que la conecta con el campo de sus abuelos en su Alhama de Murcia natal. "Es una flor de almendro con abejas y representa la naturaleza, que siempre ha formado parte de mi vida. Al mismo tatuaje le añadí después la estrella Michelin cuando la ganamos".

En la mano derecha luce un ave fénix: "Tiene un sentido gastronómico porque simboliza la renovación constante. Es la mano con la que trabajo, con la que creo, con la que cocino…".

La chef María José Martínez (Lienzo, València).

La chef María José Martínez (Lienzo, València). /

La misma reivindicación de sus raíces puede encontrarse en los tatuajes de Eduardo Domínguez, chef de San-Hô, restaurante dentro de Corales Resort, a Royal Hideaway Hotel (Tenerife) y que acaba de obtener una estrella Michelin. "El primer tatuaje que me hice está muy arraigado a elementos con los que he convivido siempre en mi casa... desde la pimienta palmera, el gofio, el millo, la pimienta picona... y que sigo usando a día de hoy en el restaurante". 

Domínguez también es de los que llevan la estrella Michelin en la piel. "Me la hice junto a mi compañero Adrián (Bosch, el otro chef de San-Hô) pero cometí el error de elegir la mano, una parte del cuerpo muy castigada en la cocina, y se me está borrando. Creo que tendré que repetírmela", reconoce. 

Los ingredientes del mojo

Bosch, su socio en la cocina, lleva impreso en la piel el mojo canario en un tatuaje con sus ingredientes: "El ajo, el comino, el pimentón, la pimienta, las papas...". A ello le suma un diseño de "una cocina en general, con su chef, su pastelero... que representa la intensidad y la tensión del trabajo diario".

La pasión por la cocina también se deja ver en los tatuajes de Lucía Grávalos (Amicitia, Madrid): "Tengo dos tatuajes relacionados con la cocina. En uno de ellos se mezclan una espumadera, un cuchillo y un gorro de cocinero. El otro es una especie de corazón 'gastronómico' con una raspa de pescado y una gallina": más que amor de madre, 'sabor' de madre.

La cocinera Lara Rodríguez.

La cocinera Lara Rodríguez. /

Pasión por Japón y por Francia

"A los chefs nos gusta tatuarnos porque somos personas creativas", explica Lara Rodríguez (tras varios años en el restaurante gijonés Kraken Artfood está trabajando en un nuevo proyecto). Además del cuchillo -un diseño clásico entre los chefs 'milennials'-, esta gijonesa tiene muchos inspirados en su pasión por el mundo marino: "En el brazo llevo una raspa de pescado y también el 'kraken'".

También posee diseños inspirados en Japón y su gastronomía, aunque en versión libre, desde "un 'nigiri' con forma de perro carlino en homenaje a una mascota" a "un 'baby Yoda' en la pierna comiéndose un bol de ramen”. Reconoce ser adicta y aunque ya tiene ¡más de 30! explica que seguirá tatuándose porque aún se ve la piel "demasiado blanca".

Un Remy de 'Ratatouille'

Fanáticos de Japón son también los cocineros Juan Alcaide y Pablo Álvaro. No solo dirigen un restaurante de cocina nipona (Umiko, Madrid), sino también una pastelería que fusiona Oriente y Occidente (Umikobake, Madrid). Y hasta tienen su propio estudio de tatuajes (Umiko Studio, también en Madrid).

"Llevo casi todo el cuerpo tatuado. El primero que me hice fue un 'nigiri' de pez globo cogido con unos palillos en el antebrazo, pero luego me he hecho 'makis', 'dim sums', cuchillos nipones... A partir de los tatuajes puedes repasar toda mi trayectoria en el mundo de la cocina", describe Alcaide, que también tiene en la piel rarezas como "un Remy (la rata protagonista de 'Ratatouille') disfrazado de 'yakuza' o un diablo de Tasmania haciendo 'sushi'", comenta Alcaide.

Su compañero Pablo Álvaro tiene un brazo decorado con pescados que se usan en Umiko como caballa, cabracho o cangrejo... y un pez globo en la espalda. La profusión de peces globo tiene que ver con el nombre de la empresa de ambos (Blow Fish, SL).

El cocinero Juanlu Fernández (Lú, cocina y alma y Chez Lumière).

El cocinero Juanlu Fernández (Lú, cocina y alma y Chez Lumière). /

de Japón a Francia con Juanlu Fernández, chef de Lu, Cocina y Alma (una estrella Michelin en Jerez de la Frontera) y el restaurante Chez Lumière en Royal Hideaway (Sancti Petri, Cádiz). "Tengo tatuadas la torre Eiffel, la bandera y el mapa de Francia.. También el mensaje 'Vaut le voyage', que significa "merece la pena el viaje", cuenta Fernández.

Su francofilia desbordante continúa con otros 'tatus' como "el nombre de la 'rue du Bac’, calle en la que nació Antonin Carême, uno de los pioneros de la cocina francesa". Y junto a Francia, las huellas de su camino como chef: "Otro de mis tatuajes reza 'sea lover' y es un homenaje al tiempo que estuve como jefe de cocina en Aponiente".

El tatuaje, entendido como expresión de las pasiones pero también como currículo gráfico