Las 5 vidas
de Xavier Trias

El político barcelonés relata los mayores orgullos y disgustos de cada etapa

Las 5 vidas
de Xavier Trias

El político barcelonés relata los mayores orgullos y disgustos de cada etapa

Por Meritxell M. Pauné

El médico, exdirectivo, exconseller, exdiputado y exalcalde Xavier Trias se va finalmente de vacaciones. Este viernes se despidió de la política institucional en su último pleno como concejal de Barcelona. Deja atrás más de cuatro décadas dedicado a la política. "He sido feliz", reconocía dos días antes en una entrevista en EL PERIÓDICO.

En este especial multimedia rememora los mejores y peores momentos de su trayectoria, en cinco etapas: pediatra del hospital Vall d'Hebron, artífice de la sanidad catalana, mano derecha de Jordi Pujol, líder de CiU en Madrid y 17 años edil de la capital catalana.

Pediatra en la Vall d'Hebron

· Médico pediatra en el Hospital Infantil de la Vall d'Hebron (1974-1981)

La bata blanca trae buenos recuerdos a Trias. No solo lejanos, porque le ha procurado amistades duraderas. "Un grupo de médicos de la época nos seguimos viendo y nos queremos mucho, la mayoría ya estamos jubilados", explica. "Vamos a comer una vez al mes o cada dos", presume.

Sin embargo, en la Vall d'Hebron trabajaba mucha gente y la afinidad no era universal. Sin dar nombres, lamenta que tuvo un jefe con quién no se llevaba nada bien: "Era el pediatra más importante del país, pero no entendía que el éxito de uno va ligado al éxito de todos y tenía un cierto menosprecio hacia la gente de su alrededor...".

Al mando de Sanitat

· Jefe del Servicio de Asistencia Hospitalaria (1981-1983)
· Director general de Ordenación y Planificación Sanitaria (1983-1984)
· Director general del Institut Català de la Salut (1984-1988)
· Conseller de Sanitat (1988-1966)

Los conflictos en el hospital, ironiza, fueron lo que le llevó a la política. "El director del hospital me llamó al despacho un día y me dijo que los médicos teníamos que presentarnos a las primeras elecciones sindicales de la democracia porque sino ganarían las enfermeras -rememora-. Yo me lo pensé y regresé al cabo de unos días para decirle que montaría un grupito, pero que nos integraríamos... ¡en la lista de Comisiones Obreras junto a las enfermeras!".

Xavier Trias, entonces conseller de Sanitat i Seguretat Social, y Josep Carreras, durante el acto de firma de un convenio con la Fundación Carreras para la lucha contra la leucemia sobre el registro de donantes de médula ósea, en 1990. / DEPARTAMENT DE SALUT

Xavier Trias, entonces conseller de Sanitat i Seguretat Social, y Josep Carreras, durante el acto de firma de un convenio con la Fundación Carreras para la lucha contra la leucemia sobre el registro de donantes de médula ósea, en 1990. / DEPARTAMENT DE SALUT

Les fue muy bien y eso le empujó a querer mejorar la sanidad desde las instituciones. Además, ahí nació su "buena relación con Iniciativa", que le permitiría pactar la creación del Servei Català de la Salut con Imma Mayol. "Es una de las mejores cosas que he hecho en mi vida, me siento muy orgulloso", confiesa. Destaca también la introducción, años más tarde, de las curas paliativas: "Que todos tenemos derecho a morir sin sufrir parece hoy muy normal, pero en 1981 no lo era y tenías dificultades tremendas incluso para recetar morfina".

Visita del Conseller de Sanitat, Xavier Trias, al stand del Órgano Técnico de Drogodependencias. Jornadas Internacionales "Respuesta de la Sociedad frente a las drogas", en el Palacio de Congresos de Barcelona, el 10 de octubre de 1989. / DEPARTAMENT DE SALUT

Visita del Conseller de Sanitat, Xavier Trias, al stand del Órgano Técnico de Drogodependencias. Jornadas Internacionales "Respuesta de la Sociedad frente a las drogas", en el Palacio de Congresos de Barcelona, el 10 de octubre de 1989. / DEPARTAMENT DE SALUT

La satisfacción por este legado, no obstante, va acompañada del amargo trance de la eclosión del VIH. Hizo estragos en Catalunya, como en todo el mundo, y Trias fue testigo en primera fila. Por ejemplo, de miles de personas que contrajeron el Sida a través de trasfusiones de sangre por el desconocimiento global sobre el virus. "Infectamos a miles de enfermos hemofílicos... No es que me sintiera culpable yo directamente, pero lo vivimos en directo y fue una situación muy dura y complicada", reconoce.

Al servicio de CiU

· Conseller de Presidència (1996-2000)
· Diputado en el Parlament (1992-2000)

De directivo de Sanidad pasó a conseller: en 1996 entró en el gabinete del presidente Jordi Pujol.

Tras una legislatura al frente de su ámbito de especialización, el 'president' le pidió asumir la cartera de Presidència y ejercer una labor mucho más transversal y política.

El president de la Generalitat, Jordi Pujol, junto al entonces conseller de Presidència, Xavier Trias, durante el debate de política general en el Parlament en 1998. / TONI ALBIR

El president de la Generalitat, Jordi Pujol, junto al entonces conseller de Presidència, Xavier Trias, durante el debate de política general en el Parlament en 1998. / TONI ALBIR

Josep Antoni Duran i Lleida y Xavier Trias conversan durante el debate sobre el modelo audiovisual de Catalunya, en 1990. / JULIO CARBÓ

Josep Antoni Duran i Lleida y Xavier Trias conversan durante el debate sobre el modelo audiovisual de Catalunya, en 1990. / JULIO CARBÓ

La otra misión era de puertas para adentro: convertir la coalición electoral de Convergència Democràtica de Catalunya y Unió Democràtica de Catalunya en una suma estable.

Lo consiguió en cierto modo, pero no le ha quedado tan buen sabor de boca. "Creamos la federación de CiU, pero me ha quedado la espinita clavada de no haber logrado que se fusionaran en un solo partido... No siempre pasa lo que quieres", admite resignado.

El salto al Congreso

· Jefe parlamentario de CiU en el Congreso (2000-2004)

El rey Juan Carlos y la reina Sofía conversan con Xavier Trias antes de posar en la tradicional foto familiar en la estación de esquí de Baqueira, en 1998. / JORDI V. POU

El rey Juan Carlos y la reina Sofía conversan con Xavier Trias antes de posar en la tradicional foto familiar en la estación de esquí de Baqueira, en 1998. / JORDI V. POU

La etapa madrileña duró solo cuatro años. Cuatro años muy intensos, en los que convivió con las primeras espadas de la política española e incluso con la Monarquía.

No era una legislatura cualquiera, además: el año 2000 José María Aznar lograba mayoría absoluta del PP en Congreso y Senado a la vez. Las formas del pacto del Majestic quedaban enterradas. "Una buena etapa", juzga Trias desde la distancia.

Lo mejor y lo peor fue la gente a la que conoció. "Lo que me llevo de esos años es que hice muchos amigos, del PSOE y también del PP", desgrana.

Por el contrario, subraya "una gran decepción con el señor Aznar por su comportamiento hacia Catalunya".

Xavier Trias saluda al presidente del Gobierno, José María Aznar. / AGUSTÍN CATALÁN

Xavier Trias saluda al presidente del Gobierno, José María Aznar. / AGUSTÍN CATALÁN

También se llevó desengaños personales "muy graves y muy tristes".

No le cuesta dar nombres: "Me creí que Mariano Rajoy era amigo mío y le defendí por todas partes... Incluso me creí que Jorge Fernández Díaz era amigo mío y luego me atacó con la invención de una cuenta en Suiza".

La operación para desprestigiarle la tiene muy presente casi una década después y claramente no se la ha perdonado al PP, al que reclama aún disculpas públicas

Josep Sánchez Llibre, Mariano Rajoy, Artur Mas y Xavier Trias, tras una reunión entre populares y convergentes en el 2000. / DAVID CASTRO

Josep Sánchez Llibre, Mariano Rajoy, Artur Mas y Xavier Trias, tras una reunión entre populares y convergentes en el 2000. / DAVID CASTRO

En el terreno político, lamenta que no consiguió articular pactos para cambiar las políticas que más le ofuscaban.

"Nunca logré que los inmigrantes que están en situación de alegalidad tuvieran la posibilidad de obtener un permiso de trabajo temporal renovable", deplora. "Lo llevé dos veces a votación y no lo conseguí, con la sorpresa de que no estaban a favor ni los socialistas ni los populares", critica.

Con todo, el cuatrienio deja algunas de las fotografías más pintorescas y antológicas de la hemeroteca.

Xavier Trias, en Manresa, durante un acto de campaña para las elecciones generales en las que se presentó como cabeza de lista de CiU al Congreso, en marzo de 2003. / JOSEP GARCÍA

Xavier Trias, en Manresa, durante un acto de campaña para las elecciones generales en las que se presentó como cabeza de lista de CiU al Congreso, en marzo de 2003. / JOSEP GARCÍA

Objetivo: Barcelona

· Concejal en la oposición (2003-2011)
· Alcalde (2011-2015)
· Concejal en la oposición (2015-2019 y 2023-2024)

Las luces y sombras del paso de Xavier Trias por el Ayuntamiento de Barcelona no son rápidas de sintetizar, porque ha sido un periodo accidentado. Cubre cuatro mandatos, o cinco según se mire.

En 2003 aceptó el encargo de conquistar para CiU su gran asignatura pendiente: la capital catalana. Con una condición: liderar la apuesta tres mandatos. Una petición visionaria, porque logró la alcaldía a la tercera.

Los dos primeros mandatos en la oposición los endulzó la sintonía personal con Jordi Hereu y en especial Joan Clos, con quién explica que "tenía amistad" desde joven porque también era médico. Sostiene que no se le ha hecho demasiada justicia como artífice de gran parte de los éxitos de Pasqual Maragall, aunque luego como alcalde Clos "no tuvo el éxito esperado", en parte por la resaca económica que dejaron los Juegos Olímpicos. "Aprobamos juntos muchas cosas, él me llamaba antes de anunciar algo para ver cómo colaborar", describe.

Con Hereu también llegó a acuerdos y destaca el de la consulta del tranvía por la Diagonal. "La perdieron pero se lo han pasado por el forro", recrimina.

En 2011 llegó a la alcaldía tras 32 años de hegemonía municipal socialista.

En conversación con este diario, se sincera y relativiza su legado: "Pasqual Maragall es quién tuvo ese papel de revolucionar Barcelona, esta es la verdad. Yo intenté corregir rumbos que creía equivocados, como la política de vivienda, y aposté por las smart cities para sacar a la ciudad de una crisis económica importante y un paro del 22%. Y me satisface la colaboración extraordinaria con el Tercer Sector".

La irrupción de la confluencia de Ada Colau y el escándalo de la falsa cuenta en Suiza le descabalgaron. Y esta vez, pasar a la oposición fue de mal digerir. "Siempre digo que no perdimos las elecciones porque inventaran aquello, pero influyó, claro que influyó, porque la diferencia en votos no era tanta con Ada Colau y podía haber pasado cualquier cosa".

Se quedó en el consistorio los cuatro años que había prometido y se jubiló.

Al cabo de tres años, cuando ya le había cogido el tranquillo al retiro, Carles Puigdemont le convenció para una última campaña como alcaldable.

Ganó los comicios y fraguó un pacto de gobierno con Ernest Maragall, pero una hora antes de la investidura una insólita pinza de Comuns y PP le dio la vara de alcalde a Jaume Collboni. "Que us bombin!", les espetó.

El adiós

El último año ha intentado sin éxito articular una alianza sociovergente y, en vistas que no prosperaría, cumple su palabra de irse del consistorio y dejar paso a una nueva generación. Su último discurso, "sin reproches", ha tenido toques de humor y agradecimientos para todos.

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Su última entrevista como concejal la dio a EL PERIÓDICO confiando en que el futuro "habrá bastante gente que puede optar a ser alcaldable de Junts en 2027".


Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos
Meritxell M. Pauné
Infografía y diseño
David Jiménez y Francisco J. Moya
Coordinación
Ricard Gràcia