Urbanismo y movilidad

Barcelona busca operador para sus túneles viarios desfasados: solo dos de 36 cumplen la normativa vigente

El Ayuntamiento, que aclara que todos son seguros, acaba de sacar a concurso la gestión de las galerías para los próximos cinco años

La instrucción técnica aplicable, del 2016, solo afecta a los construidos antes si son objeto de reforma, como Glòries o la reciente cobertura de la Ronda de Dalt

CONTEXTO | Barcelona, ciudad de túneles viarios desfasados

Circulación en la entrada del túnel de Glòries, en septiembre de 2022

Circulación en la entrada del túnel de Glòries, en septiembre de 2022 / Ferran Nadeu

Carlos Márquez Daniel

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La inmensa mayoría de los túneles de Barcelona no cumplen con la normativa municipal vigente, aprobada en 2016. Pero esto no implica que el Ayuntamiento esté haciendo caso omiso de sus propias reglas. Sucede que 34 de las 36 galerías viarias de la capital catalana se construyeron antes del despliegue de esta instrucción técnica, con lo que solo están obligadas a ponerse al día, dentro de sus posibilidades, si son objeto de algún tipo de reforma. La cobertura de un tramo de la Ronda de Dalt o el de Glòries son los únicos que cumplen con todos los requisitos al haberse construido en esta década. Así las cosas, de los 15.273 metros de túneles viarios, solo 1.153 metros disponen de todos los elementos de seguridad, señalización, iluminación y salidas de emergencia que deberían. De los desfasados, solo el de la Rovira tiene un plan de mejora por valor de 17 millones de euros que debería empezar a ejecutarse a principios de 2025. El Ayuntamiento, en cualquier caso, aclara que todos son seguros y están monitorizados.

El consistorio acaba de sacar a concurso la gestión de los túneles viarios para los próximos cinco años, el quinquenio 2025-2030, por un valor estimado de 4,8 millones de euros. Esta labor se realiza desde el Centro de Control de Túneles, situado en la calle Torrent de l'Olla, donde se encuentra el Centro de Servicios Municipales. En total son algo más de 15 kilómetros de asfalto, una nimiedad respecto a los cerca de 1.400 kilómetros lineales de calles que ocupan, con sus aceras, un total de 20 kilómetros cuadrados de superficie, el 20% del total de la ciudad. No es el tema que nos ocupa, pero el espacio destinado al sistema viario casi dobla al de parques y jardines urbanos (13 km2).

Operador y mantenimiento

Jordi Raboso, director de Espacio Urbano del Ayuntamiento de Barcelona, explica a este diario que este contrato es distinto del de mantenimiento. Esta adjudicación concreta hace referencia al operador de los túneles viarios, esto es, la empresa que supervisará que todo vaya bien y se encargará de movilizar los medios correspondientes en caso de incidencia. Luego está el concurso que reparte el cuidado de la infraestructura. Primos hermanos.

El túnel de la Rovira, sin salidas de emergencia en 1,3 kilómetros

Uno de los accesos del túnel de la Rovira, que será reformado en 2025 / Zowy Voeten

Sobre el hecho de que casi todas las galerías viarias estén fuera de normativa, Raboso apela al sentido común al recordar que todas se construyeron antes de esta instrucción técnica. Sucede lo mismo con las viviendas, ya que las de antes no cumplen con los reglamentos contemporáneos, pero no por ello hay que echarlas abajo. "Tiene que quedar muy claro que todos los túneles son seguros y están controlados en todo momento". Y prosigue: "Es más, muchos de ellos nunca se podrán actualizar al 100% por su propia configuración. Sería necesario derribarlos y volverlos a construir".

Los deberes

El adjudicatario deberá garantizar la presencia de personal las 24 horas de los 365 días del año. Entre sus cometidos está el de controlar la actividad dentro de las galerías: control de gálibo, vehículos detenidos en el interior, avisos de emergencia, fallos en los equipos de iluminación o ventilación, uso de salidas de emergencia, pasos de camiones con carga peligrosa o siniestros de tráfico. Para cada caso, deberá seguir un protocolo de actuación para minimizar la afectación lo mínimo posible.

El túnel que atraviesa la plaza de Espanya

El túnel que atraviesa la plaza de Espanya / Ferran Nadeu

Diez de los 36 túneles viarios de Barcelona ni tan siquiera disponen de cámaras de videovigilancia, aunque esta carencia suele coincidir con las galerías más cortas y, a la vez, asidas a tramos más largos que sí disponen de registro de imágenes. Cuenta Raboso, además, que para estos casos se suele echar mano de las cámaras de movilidad, que también enfocan a las galerías. Pero aun así, existen puntos ciegos, como el del túnel de las Camèlies, en la ronda del Guinardó. Ahí vieron humo hace unos días en una cámara de tráfico, y al no poder determinar el origen, iniciaron el protocolo por incendio. Resultó ser una bengala lanzada desde el estadio de fútbol del Europa.

El largo, el corto y el malo

El túnel más extenso de la ciudad (tenía el récord europeo en 2002, cuando se inauguró) es el de Badal, que forma parte de la Ronda del Mig. Con 2.200 metros, va de la plaza de Cerdà hasta Sabino Arana, a escasos 60 metros de la Diagonal. El más corto está en la Ronda de Dalt, a la altura del parque de Cervantes, y son unos segundos de nada para recorrer poco más de 90 metros. Preguntado sobre cuál es el que da más problemas, el director de Espacio Urbano señala los túneles con mayor intensidad de tráfico. Tiene su lógica: cuanto más circulación, más opciones de jaleo. Vehículos averiados y siniestros de tráfico son los problemas más habituales, pero el operador también deberá lidiar con personas andando por el arcén. En el de Glòries, por ejemplo, ya ha pasado en más de una ocasión que un viandante decide cruzar el kilómetro de túnel a pie.

Entrada del túnel de Via Augusta-General Mitre

Entrada del túnel de Via Augusta-General Mitre / Robert Ramos

¿Y hay margen para construir más túneles? Raboso se divide entre su oficio, el de arquitecto, y lo que pueden pensar al respecto los urbanistas y los ingenieros. Por un lado, cubrir un espacio dedicado al coche para destinarlo a los peatones parece una buena idea. Pero hay externalidades, como la contaminación que genera las obras o el hecho de enterrar y cambiar de sitio un problema. "En cualquier caso, creo que Barcelona, como ya está haciendo en la Ronda de Dalt, tenderá más a tapar zanjas viarias que a crear nuevos túneles". En esa lista esperan la Via Augusta (inicio de la C-16) o la Ronda del Mig por encima de la Diagonal. Luego también vendrán los nuevos viales subterráneos de la Sagrera por los que los autobuses, algún día, irán y vendrán del nudo de la Trinitat. Una ciudad en constante transformación.

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