Import&Export (VIII)

Barcelona y Buenos Aires: aprender a exportar gastronomía versus cómo rescatar ríos periféricos

La capital argentina está relanzando el Matanzas-Riachuelo como en su día Barcelona dignificó el Besòs

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Avenida 9 de julio de Buenos Aires

Avenida 9 de julio de Buenos Aires

Abel Gilbert

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Las ciudades globales comparten muchos retos y preocupaciones. Barcelona se ha inspirado en numerosas ocasiones en las soluciones ideadas por otras urbes y también ha servido de modelo para consistorios que buscaban buenas prácticas. EL PERIÓDICO radiografía este verano políticas públicas y experiencias locales que podrían alimentar los próximos años este flujo de importación y exportación, de la mano de la red de corresponsales y periodistas de esta redacción. 

En la penúltima entrega de la serie, le toca el turno a Buenos Aires por su industria agroalimentario y su dignificación fluvial.

IMPORT

¿Dónde encontrar panellets en Buenos Aires, Santiago o San Pablo? ¿Y carquiñolis? Qué decir de una buena crema catalana. La comida y repostería de Barcelona no se han exportado al mundo en concordancia con su calidad y prestigio, ni siquiera con la fortaleza del sector agroalimentario de Catalunya. En cierto sentido es un misterio para los habitantes de la capital argentina, donde viven en realidad miles de catalanes, según la Federación Internacional de Entidades Catalanas (FIEC). Por una variedad de circunstancias, los argentinos han logrado promover con mayor eficacia algunos productos que incluso requieren mucha menor elaboración, como la yerba mate, el dulce de leche y los alfajores, que se han hecho visibles en la mayoría de grandes establecimientos, desde Mercadona hasta El Corte Inglés.

La exportación de esos productos se ha dinamizado por una variedad de razones. De un lado, la profunda crisis interna de este país o, como prefiere llamarla el ultraderechista Javier Milei, "el ajuste más grande de la historia", que ha restringido el consumo interno de manera brutal. El poder adquisitivo de los argentinos se ha derrumbado un 34% solo durante los primeros meses en el gobierno y ha empujado a muchos a emigrar.

Por ejemplo, tomar mate es un rito matutino de buena parte de la población pero el precio del paquete obliga a manejarlo con cuidado para millones de personas. Por el contrario, las ventas en el exterior han pegado un salto y es España una de las plazas donde su presencia ya ha dejado de ser meramente exótica. En 2021 se importaron dos millones de kilogramos y esa cifra fue progresivamente en aumento, de acuerdo con cálculos del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM).

Las empanadas argentinas viven una época dorada.

Las empanadas argentinas viven una época dorada. / EPC

En España y especialmente en Barcelona se ha instalado lo que en Buenos Aires se llama la "industria de la nostalgia". Los argentinos que se ha radicado en los últimos años mantienen un vínculo sentimental con su país de origen a partir de aquellas cosas asociadas a un entorno que quedó atrás. El mate es una de ellas, pero también el dulce de leche, los alfajores Havanna o de otra marca y las empanadas. Lo sabores de la patria hay que preservarlos, dicen. Pero también empiezan a formar parte de las rutinas y gustos de la comunidad receptora, lo que supone un interesante recurso para la economía local.

EXPORT

Muchos turistas extranjeros conocen esos productos cuando visitan Buenos Aires y sus principales zonas de atracción. Una de ellas es el colorido barrio de La Boca. Allí desemboca el río Matanza-Riachuelo: un curso de 64 kilómetros de largo que atraviesa la periferia bonaerense y que concluye en el Río de La Plata. Su último tramo, el Riachuelo, constituyó por varias décadas la metáfora de la destrucción ambiental en el país. Sus márgenes, que bordean populosos municipios, se convirtieron en depósitos al aire de residuos sólidos e industriales, rellenos ilegales, efluentes y líquidos cloacales de viviendas sin conexión a una red de saneamiento.

Era tan escandalosa y pestilente la situación que, en 1993, la secretaria de Medio Ambiente presentó un proyecto de limpieza del Riachuelo que debía completarse en 1.000 días. Todo siguió flotando en aguas pútridas. En 2008, el Tribunal Supremo condenó al Estado Nacional, la Provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por el daño ambiental producido en la cuenca. La sentencia incluía la obligatoriedad perentoria de mejorar el curso de agua. Los trabajos de limpieza y desinfección permitieron rehabilitar la navegación e incorporarlo al circuito turístico. Un catamarán gestionado por la empresa de transporte Sturla conecta desde hace semanas a Puerto Madero, una de las zonas más coquetas de la capital, con La Boca.

Vista del Parc Fluvial del Besòs, desde Santa Coloma.

Vista del Parc Fluvial del Besòs, desde Santa Coloma. / AYUNTAMIENTO DE SANTA COLOMA

"La recuperación del Riachuelo es increíble", dijo el alcalde capitalino, Jorge Macri. "Ya no hay malos olores. Además, está volviendo poco a poco la flora y la fauna", celebró. Todavía queda mucho por hacer en los próximos años para completar el rescate fluvial. La resolución parcial de ese punto crítico contó con el financiamiento del Banco Mundial. Un paso superador de sus males parece estar lejos de las posibilidades de Argentina. El Estado que se ha retirado de la obra pública.

El proceso de saneamiento y potabilización del río Besòs, uno de los cursos clave del área metropolitana de Barcelona, podría ser una referencia para quienes defiendan seguir impulsando mejoras estructurales en el Matanza. El tratamiento del agua, el paseo fluvial envidiable y la sensibilización ecológica a los vecinos podrían ser un espejo virtuoso, de no mediar una crisis en Buenos Aires que clausura todo horizonte. 

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