Inauguración oficial

El hotel Torre Melina Gran Meliá culmina su renovación integral como único resort urbano de Barcelona

La nueva etapa del antiguo Juan Carlos I, que cerró cuatro años, estrena terraza de altura y emerge como alojamiento del año

El antiguo hotel Juan Carlos I vuelve a abrir sus puertas bajo el nombre de Torre Melina en Barcelona

Meliá recupera para 2024 el antiguo hotel Juan Carlos I

Escarrer y Chedraoui, en el vestíbulo del Torre Melina Gran Meliá.

Escarrer y Chedraoui, en el vestíbulo del Torre Melina Gran Meliá. / Manu Mitru

Patricia Castán

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Por dimensiones inverosímiles en una ciudad como Barcelona, por historial emocional, por su faraónica reforma, por su espectacularidad, por ser el único resort urbano de la ciudad y por el regreso a lo grande que ha festejado este jueves, el hotel Torre Melina Gran Meliá vuelve a protagonizar el estreno (o reestreno) hotelero del año, como ya sucediera con su primera etapa justo antes de los JJOO del 92, cuando fue el hotel Juan Carlos I. Levantó el telón de nuevo el pasado enero, pero hasta ahora no había rematado una rehabilitación integral que ha costado 40 millones de euros y culmina con el debut de una terraza panorámica en su planta 17ª, hasta ahora inexistente pero que entra directa en el podium de los mejores miradores barceloneses.

Actuación musical en el jardín del hotel durante la fiesta de inauguración.

Actuación musical en el jardín del hotel durante la fiesta de inauguración. / Manu Mitru

El renacimiento del hotel y el final de obras trajeron ayer a Barcelona a Gabriel Escarrer, presidente y consejero delegado de Meliá Hotels International, y a Tony Chedraoui, fundador y CEO de Tyrus Capital. Meliá anunció el año pasado que gestionaría el lujoso hotel, después de que el grupo inversor libanés lo adquiriese, poniendo fin a cuatro años de cierre.

La historia del Juan Carlos I, que se convirtió en icono local desde sus inicios olímpicos, y vivió varios cambios de titularidad y gestión, había tocado fondo en 2020 cuando tuvo que cerrar por la pandemia y las deudas acumuladas. Se convirtió durante años en el único hotel que no reabrió tras la crisis sanitaria. Pero tras el relevo empresarial, el relanzamiento ha sido proporcional al luto, con un establecimiento que da un 'upgrade' a la capital catalana y una fiesta con 400 invitados que devolvió a Barcelona a los tiempos del glamur olvidado, con muchos rostros populares y fogones 'top' para la ocasión, como los de los Hermanos Torres.

Escarrer, Valls y Chedraoui cortan la cinta inugural con varios empleados históricos de la antigua etapa dle hotel.

Escarrer, Valls y Chedraoui cortan la cinta inugural con varios empleados históricos de la antigua etapa dle hotel. / Manu Mitru

El hotel se ha reinventado literalmente, con un total de 391 habitaciones (menos y mejores), 18 salas para eventos interiores y exteriores, varias piscinas, 25.000 metros cuadrados de jardines centenarios y una oferta gastronómica que abarca varios estilos, del singular 'beach club' Beso Beach, a Erre Barcelona, el asador de lujo de Íñigo Urrechu.

Para viajeros y barceloneses

Escarrer brindó por "la esperada vuelta de un icono" --"rompía el corazón verlo cerrado"-- y también por lo que considera "el inicio de un nuevo diálogo entre este destino y la comunidad local e internacional". El también mallorquín director del hotel, Ramon Vidal, asegura a este diario que más allá de su oferta cinco estrellas de alojamiento --que en estos meses ha atraído sobre todo a viajeros nacionales, británicos, franceses y estadounidenses--, sus restaurantes se nutren básicamente de clientes barceloneses. El CEO de Melía agrega que Torre Melina (que toma el nombre de la antigua masía del siglo XII) suma "excelencia" para Barcelona y contribuye al posicionamiento de la ciudad en grandes acontecimientos, dado su enfoque en el viajero MICE (de congresos, convenciones e incentivos).

Una de las barras gastronómicas en la nueva terraza panorámica del hotel, con la ciudad al fondo.

Una de las barras gastronómicas en la nueva terraza panorámica del hotel, con la ciudad al fondo. / Manu Mitru

Así lo corroboró el teniente de alcalde de Promoción Económica, Jordi Valls, que en un corto y certero discurso rehuyó la nostalgia olímpica y defendió el nuevo empuje de Barcelona. Aprovechó la ocasión para reivindicar la actividad turística fue ra del centro, que tan enérgicamente defiende ahora Meliá. El edil cerró el bautismo que presentó Judith Mascó y que sumó emotivamente al corte de la cinta inaugural a cuatro empleados del antiguo hotel con más de 30 años de antigüedad y supervivientes a un erte XXL. Meliá ha alineado en su proyecto a 250 empleados de la anterior etapa, a los que ha sumado otros 200 fichajes.

Eventos de altura

Por estructura y tamaño, el macrohotel se desmarca de la competencia como "único resort local", pero su nuevo Rooftop en las alturas también nace como "terraza única", en tanto que tiene capacidad para 400 personas y combina espacio exterior y cubierto para poder acoger todo tipo de eventos. Estará abierta al público local los fines de semana a partir de octubre, avanzó Vidal. Aunque lo más morboso es saber que ese nuevo territorio que parece sobrevolar el hotel, antaño fue el pisazo de 600 metros cuadrados del primer propietario saudí. Lo frecuentó poco, y cuando Chedraoui lo vio por primera vez en 2022 era casi una ruina. Pero el inversor, amante de las "misiones imposibles" y de Barcelona, según confesó en su largo discurso, tuvo claro que había que demolerlo para abrir el hotel hacia el cielo.

El hall del Torre Melina Gran Meliá durante el evento inaugural.

El hall del Torre Melina Gran Meliá durante el evento inaugural. / Manu Mitru

El arquitecto Álvaro Sanz, responsable de la resurrección de esta joya que fraguó Carlos Ferrater y que mereció el Premio Nacional de Arquitectura 1992, aseguró que esta es una de esas construcciones que destilan "música". Le faltaban luz y aire mediterráneo, sin embargo. Algo que la magia de la reforma le ha regalado ahora.