Bajan los cruceros que hacen escala en Barcelona mientras la tasa turística se dispara

El muro de contención que Barcelona ha levantado para frenar la llegada de cruceros que solo hacen escalas de unas horas en la ciudad se cimenta en una tasa turística que actualmente asciende a 6,25 euros por persona, y que en breve alcanzará los 7 euros, tras el reciente aumento recargo municipal aprobado en julio por el ayuntamiento. Así que el anuncio este miércoles de una nueva subida que afectaría a estos viajeros, pactado por el alcalde Collboni y el president Illa, ha sorprendido al sector porque llega justo en un momento en que este tipo de crucerista de paso retrocede en buques y pasajeros, mientras ganan peso los que inician y/o acaban ruta en la capital catalana, como desea el ayuntamiento. La patronal CLIA España ha vuelto a reivindicar que se replantee la fiscalidad al turismo en la ciudad, de manera que los cruceristas no sean los únicos visitantes que pagan pese a no pernoctar, en una metrópolis que anualmente recibe a millones de excursionistas de unas horas, en tren, autocar y coches.

En el primer semestre de 2024 las escalas de cruceros en tránsito se redujeron un 32,5%. Hasta julio, en términos de pasajeros que recalan menos de 12 horas la caída acumulada ha sido del 1,1% (sumando 847.693 viajeros hasta ese mes), en el marco de un crecimiento general de pasajeros del 3,8% (1,92 millones), según datos del Port de Barcelona. En ese contexto, la patronal del sector CLIA España, ve con "preocupación" el posicionamiento del ayuntamiento, que vuelve a poner el foco en los cruceros --se quejan-- pese a que las navieras ya han ido "adaptando su programación" y apostando por Barcelona como puerto base, argumenta su director general, Alfredo Serrano. Las razones pueden tanto ser fiscales como por el atractivo del puerto para embarques y desembarques, y las conexiones aéreas de cara a los inicios y finales de ruta.

La tasa turística en el caso de los cruceros que recalan unas horas en la ciudad era de 0,65 euros en 2017, y se fue incrementando tanto por la tarifa general que fija la Generalitat (y cuyo importe reparte con el ayuntamiento), como con la llegada del recargo municipal fijado para el caso de Barcelona desde después de la pandemia. En estos momentos es de 6,25 euros (3 euros más 3,25 euros, por los respectivos conceptos), aunque en los próximos meses alcanzará los 7 euros, cuando entre en vigor (posiblemente en otoño) el incremento del recargo local hasta su tope de cuatro euros, como aprobó inicialmente en julio el consistorio.

Lo que ahora han pactado Illa y Collboni es que Barcelona pueda elevar el techo de su recargo, que afectaría de pleno a los cruceros en tránsito, aunque podría aplicarse también a otros casos de alojamiento. Está por determinar su cuantía y si el propio Govern elevará también el tramo que gestiona.

Aportación por encima de la media

El sector asiste con sorpresa a esta enésima subida, recordando el estudio presentado recientemente (a cargo de la UB), donde se destacaba que los cruceristas representan un 4,1% del total del turismo, pero inyectan un 13% del total de tasa turística recaudada. Consideran que suponen una pequeña parte de los llamados excursionistas de Barcelona (no se alojan en ella). No obstante, las administraciones no ven hasta la fecha cómo aplicar tasas a quienes llegan por otras vías, pese a que la ciudad contabiliza unos 16 millones, según algunos informes.

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