Contrabando en la capital

Trampa a turistas en Barcelona: hasta 10 euros por tabaco ilegal en súpers 24 horas

Colmados del Eixample ofrecen cajetillas de forma subrepticia a visitantes de paso por la ciudad, a precios desorbitados y exentas de todo tipo de impuestos

La Guardia Civil requisa 4,5 toneladas de tabaco a una banda de contrabandistas en Barcelona

Una cajetilla de tabaco de contrabando y el tíquet de la correspondiente compra en un colmado de Barcelona.

Una cajetilla de tabaco de contrabando y el tíquet de la correspondiente compra en un colmado de Barcelona. / MANU MITRU

Jordi Ribalaygue
Manu Mitru
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A Manousso no le pareció raro que, durante sus recientes vacaciones en Barcelona, el dependiente de un colmado le preguntara si quería tabaco. Cuenta que en su país, Grecia, no resulta tan extraño. “Allí tenemos los perípteros, que son quioscos que venden de todo, también tabaco”, compara. Aquí se lo ofrecieron en una tienda de la calle Muntaner, hacia las nueve de la noche, tras pedir papel de liar. 

“No hubo opción a regatear, pero se generó una situación tensa”, recuerda el muchacho. “Sabía que algo no estaba yendo bien porque el vendedor actuaba nervioso, mirando a un lado y otro, con prisas. Fue tan rápido que, cuando me di cuenta, ya había pagado”, relata. Asegura que desembolsó 18 euros por dos paquetes de Marlboro, una suma desorbitada: la cajetilla común de esa marca vale 4,65 euros en cualquier estanco de España.

Manousso cayó en una trampa que se tiende a turistas en algunos supermercados de 24 horas de zonas céntricas de Barcelona, mediante la venta de tabaco de contrabando a costes desmesurados. “Me pareció un precio muy caro porque el Marlboro me cuesta 4,30 euros en Grecia, pero era la primera vez que compraba tabaco en España. Pensé que quizá aquí, como en el norte de Europa, el paquete ronda los ocho euros”, razona el chico. En realidad, los precios españoles son bajos si se compara con que una cajetilla en comercios de Alemania sale por 8,20 euros, por 11,50 euros en Francia, por 16 euros en Irlanda y por 27,63 euros en Australia

Un joven griego pagó 18 euros por dos paquetes de Marlboro, cuando una cajetilla vale 4,65 euros en un estanco

“Si a un vecino de Barcelona le ofrecen un precio que dobla el habitual, sabe que le están timando, así que hacen el agosto con los turistas”, comenta el vicepresidente del Gremio de Estanqueros de Catalunya, Juan Lorenzo. La entidad tiene detectado el fraude y afirma que está en contacto con la policía para tratar de erradicarlo de raíz. "No será rápido, porque no es cuestión de enganchar solo a una o dos tiendas pero, al detectarse, hace que salten las alarmas", subraya Lorenzo, que enfatiza que el asunto es "grave": "Aparte de que hurta el pan de nuestras familias, se dejan de cobrar impuestos para hospitales, escuelas o carreteras”. 

Cigarros “sin permiso”

A raíz de la vivencia de Manousso, EL PERIÓDICO ha acudido a cinco súpers en distintos puntos del Eixample. De todos ellos, la picaresca ilegal se reprodujo en cuatro negocios de distintas calles. 

El mismo patrón se repite en cada transacción, siempre subrepticia: tras pedir el producto en inglés y sin presencia de más clientes, el vendedor suministra las cajetillas que custodia en un cajón o un recipiente. “Las tiendas de conveniencia pueden vender tabaco, pero siempre con una máquina expendedora asociada a un estanco, y el cliente coge el producto, nunca se lo sirven”, distingue Lorenzo. En los casos detectados por este medio, los paquetes despachados son de Marlboro y los precios rebasan entre 1,35 y 5,35 euros las tarifas que el Gobierno fija para los puntos de venta autorizados.

“¿Cuánto necesitas?”, pregunta un comerciante a un cliente en una tienda de la calle Comte Borrell. Se presta a venderle pitillos sueltos, pero el comprador insiste en que quiere el paquete entero. “¿10 euros?”, sugiere. Basta insinuar la cantidad para que el tendero remueva un cajón bajo la caja registradora y extraiga una cajetilla. 

El dependiente entrega el paquete con un encendedor, aunque la ley prohíbe esos obsequios a los establecimientos. Se prevén multas de 12.000 a 120.000 euros por la práctica, que se juzga que incita a un consumo perjudicial para la salud. Una vez abonada la cuantía en efectivo, el cliente pide el comprobante de compra. “Los cigarrillos no tienen permiso”, responde el empleado para disuadir al comprador, con una media sonrisa cómplice. 

"Aparte de que hurta el pan de nuestras familias, se dejan de cobrar impuestos", denuncia el Gremio de Estanqueros

“¿Tíquet? ‘Big problem’”, resopla el trabajador de un colmado de Viladomat, incómodo con la situación. Antes ha colocado un bote sobre el mostrador: contiene unas pocas cajetillas para que el propio cliente se surta. Ante la insistencia del consumidor, el empleado facilita el recibo del pago, efectuado con tarjeta de crédito y por valor de 7,70 euros. Descontados los 70 céntimos de una botella de agua, el tabaco ha costado siete euros.

Dos paquetes de tabaco de contrabando adquiridos en Barcelona, con la advertencia que solo pueden venderse en tiendas libres de impuestos.

Dos paquetes de tabaco de contrabando adquiridos en Barcelona, con la advertencia que solo pueden venderse en tiendas libres de impuestos. / MANU MITRU

Aun excediendo las tarifas oficiales en todo momento, los precios no son uniformes. Más asequible resulta un súper de una calle próxima a la plaza Espanya, que provee de mercancía de contrabando a seis euros. 

Las cajetillas que colaron a Manousso salieron a nueve euros cada una. Un primo barcelonés del chico, indignado, fue a quejarse al local donde el viajero picó el anzuelo. Un trabajador se escudó en que los importes hinchados solo se encasquetan a turistas. Alegó que ignoraba que aquel chico griego tenía familia en Catalunya y, a modo de compensación, devolvió cuatro euros al pariente. El reembolso no revirtió ni mucho menos toda la ganancia obtenida de más con un tabaco de origen incierto.   

'Duty free only'

Los paquetes adquiridos en los negocios de Comte Borrell y Viladomat son idénticos y, a su vez, visiblemente distintos de los que se comercializan en España. De entrada, no lucen el sello del Ministerio de Hacienda. Además, los mensajes de las autoridades sanitarias están en inglés y carecen de las imágenes disuasivas que desaconsejan fumar.

También figura impreso que son cigarros “solo para venta en ‘duty free’”; es decir, en tiendas libres de impuestos y, por ende, con importes más reducidos que en los establecimientos convencionales. Como referencia, un cartón con 20 cajetillas de Marlboro puede conseguirse por cantidades que equivalen a 3,14 euros por paquete en el 'duty free' del aeropuerto de Ginebra y a 5,50 euros en el de Frankfurt. Da idea del amplio margen de beneficio que puede atesorarse con la venta irregular de tabaco, sin que reporte ningún ingreso para los servicios públicos.  

"Estaba avisado de la presencia de carteristas, pero no esperaba que me estafaran en un supermercado", confiesa un viajero

Lorenzo apunta la hipótesis de que la remesa con que se mercadea en negro en Barcelona “haya sido robada con agresividad” en el extranjero. “Ha entrado a través de mafias. Todo el dinero que no va a escuelas va a esas organizaciones; es decir, hacia más delito”, alerta.

Manousso se declara perplejo por el engaño que sufrió durante su estancia en Barcelona. “Me enfadé y me sorprendió”, confiesa. “Estaba avisado de vigilar cuando tomara el metro o visitara las zonas más turísticas de la ciudad, por la posible presencia de carteristas, pero no esperaba que me estafaran en un supermercado”, remata.

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