Triunfo para Totoro

Gràcia corona el tributo de Mozart al cine de Miyazaki como la calle mejor decorada de las fiestas de 2024

La calle supera a la plaza Rovira i Trias y la calle Jesús y gana tras dos décadas de sequía, recreando las películas del famoso cineasta de animación japonés

El antes y el después: Así apaciguó las calles la 'Noche Tranquila' de Gràcia

Jordi Ribalaygue

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La bruja Yubaba, la 'pez-niña' Ponyo, la princesa Mononoke, el mago Howl, la joven Chihiro y, por encima de todos, el entrañable Totoro han triunfado en su viaje de Japón a Gràcia. Los personajes de las películas de Hayao Miyazaki -tanto los tiernos como los malvados de las historias mágicas y evocadoras de Studio Ghibli- han conquistado el premio más preciado para la calle Mozart, elegida como la mejor decorada en estos días de fiesta mayor, en que la vía se ha rebautizado como 'MozartZaki', en un claro guiño al cineasta nipón. 

Hacía dos décadas que Mozart no se imponía en el certamen. Venía rozando la victoria, pero se le escurría de las manos. En 2023 fue segunda, solo por detrás de Progrés, aunque le quedó el consuelo de ser la mejor a juicio del público. Quizá sea el reconocimiento más reconfortante que se pueda desear. Esta vez, cuando en varias calles se ha palpado menos masificación que en otras ocasiones, la afluencia para retratarse con algunos de los iconos más populares del ‘anime’ hacía que Mozart apuntara alto en las quinielas de posibles ganadores. 

En la travesía, incrustada en una esquina próxima al escenario donde se han repartido los premios en la plaza de la Vila de Gràcia, se ha recreado la extraordinaria e inconfundible iconografía de varios filmes de Ghibli, en especial los dirigidos por Miyazaki, patriarca de la productora. Los protagonistas de ‘El viaje de Chihiro’, ‘Mi vecino Totoro’, ‘El castillo ambulante’, ‘La princesa Mononoke’, ‘El castillo en el cielo’ o ‘Ponyo en el acantilado’ se afincan en Mozart hasta este miércoles, en plena euforia por haber puesto fin a una larga sequía sin coronarse en agosto.

“A la gente le gusta, tanto a mayores como a pequeños. Reconocen a los personajes, sacan los móviles para hacerse fotos con Totoro y los demás... Llevamos tres días a tope, con gente pasando desde primera hora”, ha explicado Marcelo Domínguez. Estaba exultante, tras amainar el júbilo que ha estallado en la plaza.

Victoria por estrecho margen

Entre los presentes ha habido gritos de ‘Tongo, tongo’, la mofa inocente que se repite año tras año en la entrega de diplomas. En todo caso, no han sido mayoritarios: pocos dudaban de que Mozart merecía la victoria, aunque haya sido por estrecho margen sobre el segundo premio, para la capilla nupcial al estilo Las Vegas de la plaza Rovira i Trias, y el tercer clasificado, la discoteca psicodélica de la calle Jesús.

Bajo el alarde visual que tanto cautiva en la filmografía de Miyazaki -podría ser que cerrada con su último estreno, 'El chico y la garza'- subyace una poderosa simbología sobre asuntos universales. La muerte, la guerra, el peso de la familia y la tradición o la redención no son ajenas al autor de obras maestras de la animación, como ‘Porco Rosso’. Sí, aquella afamada por la divisa inmortal del piloto Marco Pagot, transmutado en gorrino: “Prefiero ser un cerdo a ser un fascista”.

“Nos encanta Miyazaki y queríamos reflejar los temas de sus películas, sin que fueran un bajón para el público”, ha comentado Pablo Solà, de la comisión de vecinos de Mozart. “Es un lindo recorrido por Miyazaki”, ha abundado Domínguez. “Sus películas hablan sobre la magia de explorar, de encontrar la magia y los momentos mágicos. La gente pasa por la calle, entra en el mundo de sus películas y se maravilla. Aunque sean adultos, les resulta mágico”, ha rematado.

"La gentrificación mata"

 Más allá de los ganadores, los galardones a los adornos certifican la particularidad de la fiesta de Gràcia, protegida con celo por los vecinos. Ellos son los protagonistas, con sus bingos, sus charlas al fresco y sus vermús a pie de calzada, aunque la masificación de una tradición que ha trascendido los límites de la antigua población independiente de Barcelona inquieta a las comisiones de las 23 vías que se engalanan.

El temor a perder la esencia -un desvelo muy de Miyazaki, por cierto- se ha hecho patente este lunes. Vecinos de distintas calles han subido al escenario a recoger los diplomas con una bandera en que se leía “La gentrificación mata a los barrios”. Los residentes de La Perla han animado a la multitud a corear 'Guiris, go home' (Guiris, idos a casa). También ha habido abucheos para las concejalas Laia Bonet (PSC) y Victòria Alsina (Junts). 'Sense cultura no hi ha festa' ha sido otro clamor al que la plaza de la Vila se ha abrazado. La herida abierta por que no se hayan autorizado los actos de cultura popular por el desencuentro entre 'colles' ha palpitado durante los festejos. Este miércoles se hará aún más patente porque se cerrarán sin 'correfocs'.

Carles lo expresaba con pesimismo en la calle Verdi el pasado miércoles, cuando un cielo gris amenazaba con descargar en el arranque de la gran cita agosteña en Barcelona: “Demasiada gente, demasiados turistas… Apenas quedan vecinos, la mayor parte se ha ido”. Loli Rambla le daba la razón: “Nací en Gràcia, pronto haré 61 años. Antes las disfrutaba, pero ahora me marcho cada año”.

Los malos augurios que alumbraron la fiesta han ido tornando con el paso de los días. "Hay mucha menos gente que otros años. Es menos malo para nosotros", intuye Joao Cruz, de la travesía de Sant Antoni. Señala que esta vez han adelantado actos y han organizado "cosas menos vistosas" para que la celebración fuera, ante todo, vecinal. "Se ha iniciado un camino, pero aún queda mucho", estima.

"Por la noche sigue igual de lleno. Sería mejor que lo estuviera un poco menos, porque en la barra no paramos", confiesa Sergi García, de la calle Puigmartí. "Lo que era antes se ha ido perdiendo. El mejor año fue el del covid, con un aforo de 100 personas, cuando ahora solemos tener 1.000", diferencia.

Lo que sí gustó es la noche silenciosa, estrenada este domingo. "Ha ayudado a que no esté tan colapsado. Queremos que se repita", demanda Marta Soteras, de Fraternitat de Baix.