Viajes de alta gama

Auge del turismo de lujo en Barcelona: aumentan un 50% los hoteles de cinco estrellas y los cruceros

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Terraza Dolce Vitae del Hotel Majestic, al anochecer.

Terraza Dolce Vitae del Hotel Majestic, al anochecer. / Carlos Garralaga

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Los hoteles de cinco estrellas y de gran lujo han aumentado más de un 50% en la última década en Barcelona, según datos del Instituto de Estadística de Catalunya (Idescat). Mientras que en 2012 había más de 8.600 camas, en 2022 superaban las 13.200. Esta cifra ha seguido aumentando, según el Gremio de Hoteles de Barcelona, que valora de manera "extraordinaria" esta evolución. Además, los hoteles de alta gama han atraído el interés de inversores, que cada vez más miran al mercado hotelero de lujo para invertir sus fondos. Sin embargo, en medio del debate sobre la masificación turística, también hay expertos que advierten sobre los impactos de la "elitización", señalando que podría hacer más vulnerable a la capital catalana.

Barcelona cuenta con 445 hoteles que suman 78.083 camas, según datos del consorcio Turismo de Barcelona correspondientes al pasado mes de julio. De estas, 6.717 camas son de gran lujo (8,6%) y 6.579 son de cinco estrellas (8,4%). En conjunto, las camas de alta gama representan un 17% del total, es decir, casi 2 de cada 10. Aunque es una minoría, destaca que el número total de camas orientadas a visitantes con alto poder adquisitivo ha crecido notablemente en los últimos años, más que el resto.

"Mejora" de los visitantes

El Gremio de Hoteles de Barcelona celebra la evolución de las cifras. "La valoración es extraordinaria y muy positiva. Esto va en paralelo a lo que estamos pregonando y a nuestro proyecto de futuro, que es el grado de mejora del tipo de visitante que tenemos", señala su presidente, Jordi Clos, en declaraciones a la agencia ACN. "Es un exponente clarísimo de que vamos por el camino que queremos seguir", agrega.

Varios expertos aseguran que la tendencia al aumento del número de habitaciones de lujo es "bastante generalizada" en las grandes ciudades del arco mediterráneo, pero añaden que, sin embargo, Barcelona tiene un "buen margen" de crecimiento porque aún está "lejos" del porcentaje de camas de alta gama que tienen capitales europeas como París, Londres o Roma.

Pablo Díaz, profesor de la UOC experto en turismo, señala que eventos internacionales como la Copa América de Vela o el Mobile World Congress están contribuyendo a la tendencia al alza e indica que este tipo de camas tienen un carácter "menos estacional" que el resto.

Barcelona podría ser "más vulnerable": "No hay ricos para todos"

Sin embargo, también hay voces que cuestionan esta "elitización" del turismo y señalan los "múltiples" impactos negativos que tiene. "Es cierto que este tipo de visitantes gastan más, pero esto no se traduce en una redistribución de los beneficios", apunta la investigadora del colectivo Alba Sud Carla Izcara. "Los trabajadores de los hoteles no ganan más porque sus huéspedes paguen más", ejemplifica. Alba Sud es un centro de investigación que estudia el turismo desde una perspectiva crítica.

La investigadora destaca que este tipo de turismo hace un uso "mucho más alto" de los recursos naturales como el agua. "Los hoteles de alta gama tienen piscinas, jacuzzis y bañeras y consumen mucha más agua. O en el caso del combustible, son personas que a menudo viajan en jets privados o en clase business, lo que genera más contaminación", señala. Un cliente de un hotel de gran lujo o cinco estrellas consume 242 litros de agua al día, según un estudio del Gremio de Hoteles de Barcelona publicado en febrero. Esta cifra contrasta con los 172 litros por persona y día que consumieron los barceloneses de promedio en 2023, según datos del Ayuntamiento.

"No hay ricos para todos", apunta Izcara. "Estamos compitiendo en una liga donde hay muchas ciudades europeas y del resto del mundo compitiendo y no hay mercado para todos", añade. En este sentido, advierte que depender del turismo de élite puede hacer que Barcelona sea "aún más vulnerable dentro del sector turístico".

La investigadora cuestiona que se considere un éxito que los visitantes que llegan tengan más poder adquisitivo y defiende que lo necesario es "replantear" el modelo. "Lo vimos con el covid y parece que se ha olvidado, pero depender del turismo nos hace mucho más vulnerables", recuerda. "El primer paso debe ser la diversificación económica y un decrecimiento turístico que se haga de manera justa. No se puede hacer de manera abrupta y que sean los trabajadores del sector turístico, que son personas muy precarias, quienes acaben pagándolo", concluye.

Los pasajeros de cruceros crecen un 50%

En paralelo, el número de pasajeros de cruceros en el puerto de Barcelona se ha multiplicado por diez en el último cuarto de siglo. Si bien en 1997 la cifra se situaba en 359.283, el volumen se ha incrementado exponencialmente en las últimas décadas hasta alcanzar los 3.568.901 del año pasado, lo que supuso un récord histórico. El aumento es del 50% si comparamos los datos con el año 2014, y se prevé que se marque un nuevo máximo este año; en el primer semestre, el número de cruceristas ya era un 6,2% mayor que en el mismo período de 2023, según datos del Puerto. El número de escalas se sitúa en torno a las 800 por año, una cifra similar a la de la última década y la que se prevé también para 2024.

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, defendió limitar la llegada de cruceros en mayo. Sin embargo, dos meses después, en una entrevista con El País, enfrió estas intenciones, defendiendo aumentar el recargo municipal de la tasa turística a los cruceristas en tránsito más allá de los 4 euros para compensar la huella que dejan, no para disuadirlos de venir.

Esta postura llega en plena expansión de la capacidad del Puerto, que tiene seis terminales para cruceros, pondrá en marcha otra el año que viene mientras dejará de operar la más cercana a la ciudad (en el World Trade Center), y este año ha adjudicado una séptima. Plataformas como Stop Creuers han reivindicado en vano que se detenga la licitación, argumentando que las dos terminales que se pondrán en marcha harán crecer las llegadas hasta los 5 millones. Según ellos, el aumento de llegadas contribuirá a "empeorar la calidad del aire y la salud de la ciudadanía", además de consumir "agua, energía y muchos otros recursos de la ciudad".

Crecimiento imparable desde los Juegos de 1992

Por el momento, los datos reflejan un crecimiento de los pasajeros que prácticamente no ha tenido pausa en las últimas décadas, salvo por el paréntesis de la pandemia. La actividad de cruceros en el puerto comenzó coincidiendo con los Juegos Olímpicos de 1992, y de hecho, una encuesta de Turismo de Barcelona de 1994 ya recoge 173.838 llegadas en 289 embarcaciones. El crecimiento a partir de entonces fue prácticamente ininterrumpido hasta 2011. Si al cambio de siglo se registraban 650.000 cruceristas, al cabo de una década la cifra ya había subido hasta los 2,65 millones. El número de barcos turísticos que se detenían en la ciudad ya en esa época alcanzaba los niveles actuales, que rondan los 800.

La crisis económica frenó las llegadas, aunque sin reducirlas, y en la segunda mitad de la década, la cifra continuó creciendo hasta los 3.14 millones de 2019, el récord hasta el año pasado. El COVID arrasó con los cruceros en el puerto, que se quedaron por debajo del centenar, con menos de 200,000 viajeros. Una circunstancia, sin embargo, temporal, ya que desde entonces las cifras han vuelto a dispararse hasta el récord de 3.56 millones. El número de barcos no crece, pero su capacidad sí lo ha hecho durante los últimos años.

Barcelona, puerto base

Los cambios de tendencia también incluyen más embarcaciones que tienen a Barcelona como puerto base, que en este primer semestre de 2024 ya alcanzan el 83% de las escalas. Son aquellos cruceros que comienzan o terminan su itinerario en la capital catalana, por lo que suelen ser turistas que dejan más beneficios que aquellos que solo permanecen unas horas. Hace una década, esta cifra se situaba 20 puntos por debajo de los niveles actuales. Por otro lado, las escalas en régimen de tránsito han caído un 32.5% en los primeros seis meses del año respecto al mismo período de 2023. Por número de pasajeros, el 53,4% embarcan o desembarcan desde la ciudad catalana, mientras que para el resto, la ciudad es una parada intermedia.

La mayoría de cruceristas que pisan Barcelona son europeos, aproximadamente dos tercios del total. Un 14% son españoles, un porcentaje igual al de italianos y británicos, y ligeramente por encima del 12% de alemanes. Los franceses representan el 5% de los viajeros, mientras que el 10% provienen de otros países del mismo continente. Los estadounidenses son el 16% del total y, el resto del mundo, un 11%.