Obras en noviembre

El Mirador que culmina la rambla del Rompeolas de Barcelona ficha por fin operador gastronómico

Ofrecerán un concepto "distinto y original" a partir del invierno en sus diversos espacios, aunque durante la Copa América solo se destinará a eventos

Barcelona culmina la recuperación del Rompeolas con una rambla y el edificio Mirador

Estos son todos los estrenos del litoral de Barcelona

A la derecha, el Mirador que se asoma al mar, en Marina Vela.

A la derecha, el Mirador que se asoma al mar, en Marina Vela. / Zowy Voeten

Patricia Castán

Patricia Castán

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La guinda arquitectónica (y simbólica) a la rambla del Rompeolas, también conocida como rambla del Mar o rambla Marina, es el Mirador con forma de U invertida que se asoma al mar y que fue presentado hace unos meses como edificio "único e icónico" en el ámbito de la Nova Bocana, cerca del Hotel W. Pero pese a contar con una azotea abierta al público (sin entrada), el recinto se concibió con una propuesta gastronómica cuádruple que lo hiciera viable económicamente, ya que la concesionaria de la zona hasta 2049, Marina Vela, ha invertido cinco millones de euros solo en ese tramo. La idea inicial era contar con operador ya este verano, con vistas la Copa América que ha acelerado todas las obras, pero los gestores de este nuevo eje que se asoma al mar han tardado en encontrar un morador perfecto. Por fin, aunque no pueden anunciar aún el nombre, aseguran haber fichado ya a un grupo de restauración. Según adelantan a EL PERIÓDICO, empezará las obras el próximo noviembre para poder estar operativos posiblemente a principios de 2025.

El director de Marina Vela, Alberto García, relata a este diario que el operador escogido desplegará una oferta "diferente" a toda la de la zona. Por su emplazamiento, buscaban algún proyecto "original y único", con poder de atracción y de despertar la curiosidad en los barcelones. El concepto elegido es el "sabor oriental", pero no de cocina china ni japonesa, avanza. Esta idea será el eje del restaurante principal, que se pretende "de calidad" pero no elitista para que esté abierto a un público diverso. Más popular será la versión que el mismo grupo ofrecerá en la llamada cantina. Y también serán informales los platillos de su terraza, ya que se podrá tomar algo si se desea en el bar de la azotea (aunque el acceso sea libre), y también en otro espacio de bar en la rambla, en un punto de conexión entre zonas.

Sin obras durante la competición

Pese al acuerdo con el nuevo operador, se ha optado por esperar a que este inicie las obras de adaptación e interiorismo del espacio a primeros de noviembre, una vez finalizada la Copa América. Primero, para evitar las molestias que pueda provocar. Pero también para que el Mirador pueda funcionar como espacio para eventos privados, para unas 200 personas, ya que ofrece una panorámica impresionante de la competición. García señala que ya han contratado uno señalado para esas fechas. Como las obras empezarán en otoño, se estima que la actividad de restauración que dinamizará el edificio podrá despegar a principios del próximo año.

El Mirador que culmina la rambla del Rompeolas.

El Mirador que culmina la rambla del Rompeolas. / Zowy Voeten

Dada la importante inversión que realizará el grupo de restauración seleccionado, se les ha garantizado por contrato que podrán explotarlo hasta 2049. Marina Vela persigue además tener una oferta lo más estable posible.

Entorno atractivo

En el resto del recinto, donde además de 123 amarres hay empresas del sector náutica, la oferta gastronómica se compone de otros cuatro restaurantes: Velissima, Cámping Mar, Anita's y Port Vela, junto al puerto deportivo. Con distintos estilos de cocina, se han convertido en un reclamo para barceloneses y turistas, tanto para comidas como cenas, en un entorno muy cuidado. En algunos se puede tomar también una copa hasta la madrugada.

No obstante, el colofón lo marca el Mirador, que en su presentación hace unos meses se definió como "un lugar privilegiado para disfrutar del mar para la ciudadanía", según el mismo portavoz. El objetivo es que el Rompeolas vuelva a ser un reclamo local y punto de peregrinaje. También para contemplar el mar sin prisas, desde las gradas construidas para ello. El Port de Barcelona está muy orgulloso de que la colaboración público-privada haya dado lugar a piezas como ese enclave en el litoral, por su especial significado histórico y cultural.

El espacio que iba a ocupar el fallido proyecto del museo del Hermitage ha sido urbanizado de forma provisional para que funcione como aparcamiento de motos y taxis, para facilitar la conectividad durante la Copa América, destaca García, dado que la zona tendrá mucho movimiento durante los próximos tres meses.

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