Tradición barcelonesa

Las calles decoradas de Gràcia lloran la ausencia de cultura popular: "Las fiestas han quedado cojas"

Los protagonistas explican a EL PERIÓDICO cómo impera la tristeza en la primera jornada de unas celebraciones atípicas

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Las fiestas de Gràcia se quedan sin actos de cultura popular tras descarrilar un pacto entre 'colles'

Pol Langa

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Por primera vez en mucho tiempo, la Fiesta Mayor de Gràcia ha arrancado el primer día completo de celebración sin la tradicional matinal de ruido y pirotecnia que cada año protagonizan algunas de las ‘colles’ de la cultura popular. Todo ello viene determinado por una decisión del Distrito de Gràcia de no conceder los permisos necesarios para la celebración de este tipo de actos tan arraigados a la tradición debido a los desencuentros entre las mismas ‘colles’. En su lugar, algunas entidades se han concentrado ante la sede del distrito, en la plaza de la Vila de Gràcia, para mostrar su disconformidad con la salomónica decisión tomada por consistorio. Dicha postura se ha constatado con la sonora pitada que se llevó el teniente de Alcaldía Albert Batlle al salir de la casa de la Vila.

La tradición de las fiestas de Gràcia cuenta con otro gran actor que le confiere el carácter único a las celebraciones: la decoración en las calles. De las 23 participantes en la edición de este año, no todas han tenido tiempo de terminar de engalanar el espacio antes de llegar a la hora límite, antes de que el jurado empiece a deliberar el podio a partir de las 9:00 h. Muchos se han quedado toda la noche terminando los decorados y todavía no han dormido. A otros no han podido terminar el trabajo pese a los esfuerzos: “Con la previsión de lluvias de ayer no nos ha dado tiempo”, espeta uno de los participantes en la decoración de la calle Progrés.

Precisamente desde Progrés otra de las encargadas de la decoración, Eli Pujol, asegura que a las fiestas “les falta algo” sin la presencia de las ‘colles’. “Sin ellas la Fiesta Mayor queda en un simple decorado y es algo que nos entristece", apunta. También opina que, en caso de haberse sabido antes, está un “99% segura de que las calles habrían remado a favor de la celebración de actos de cultura popular”. Aleix Brusel, de la calle Puigmartí, coincide con esta afirmación: “Me da lástima, pero creo que esto es una consecuencia de la realidad que vivimos como ciudad porque cada vez hay más crispación. Va más allá del barrio”, explica.

Tampoco convence la decisión tomada por el consistorio a Rosa Bofill, la presidenta de la Asociación de vecinos de la calle Ciudad Real: “No es una situación agradable, es una lástima que haya habido desavenencias. Asegura que la fiesta de este año “queda un poco coja” y lamenta “las discrepancias y que no se puedan solucionar hablando. Es un mal ejemplo”. A nivel personal, Bofill cree que se promociona en exceso la rivalidad entre calles y ‘colles’ porque esta fiesta “es del barrio” y no tiene un nombre propio.

"La Fiesta Mayor queda coja"

Otro que opina que este año la celebración no está completa es Jordi Massó, vocal de la comisión de Fiesta Mayor de la calle La Perla: “La Fiesta Mayor queda coja%”. Añade que este tipo de decisiones “desvirtúan la fiesta” porque las entidades populares la dinamizan. Además, apunta que “es triste que la mediación del distrito no haya sido suficiente para llegar a un acuerdo”, y sentencia que “falta una pata de la fiesta; debería priorizarse que sigan existiendo este tipo de actos”.

Imma Viudes es secretaria de Mozart, otra de las calles que todavía la mañana de este 15 de agosto terminaban de preparar los decorados. Cree que el hecho de “que se haya hablado tanto de esto ha eclipsado la esencia de la Fiesta Mayor, que es el trabajo y tiempo que le dedican los vecinos de Gràcia”. Pone en constancia el trabajo y el tiempo que le han dedicado los ‘graciencs’ y asegura que se trata de una decisión completamente política. “Nos da mucha pena que se haya generado este debate. Nos sabe mal que se haya hablado tanto de lo que realmente es importante, que es el trabajo de los vecinos”, concluye.

Es triste que un conflicto del año pasado se le haya escapado de las manos al Distrito.

Elisa Salix

— Socia de la plaza Rovira i Trias

Por otro lado, Constanza Ledesma, presidenta en Travessia de Sant Antoni, siente que la Fiesta Mayor de Gràcia pierde el sentido: “No sé qué estamos haciendo aquí si faltan los actos de cultura popular. Se trata de una tradición con 200 años de antigüedad”. Tampoco está conforme Francesc Cortés, vocal de la Junta de vecinos de la calle Joan Blanques, quien asegura sentirse “triste” y considera “una pena” que la falta de los tradicionales pases populares.

Yolanda Muñoz, integrante de la calle Fraternitat de Dalt, también se fija en la pérdida de la tradición: “No dejar que hagan los actos de fuego es una forma restringir la voluntad de los vecinos y las ‘colles’ que lo organizan, porque el pueblo celebra con fuego”, considera. Elisa Salix, socia de la plaza Rovira i Trias, apunta al consistorio: “Es triste que un conflicto del año pasado se le haya ido de las manos al distrito”. Se pregunta si no se podría haber negociado y haber conseguido una fiesta mayor de las de siempre porque “no tienen sentido sin la gente del ámbito de la cultura popular” y, una vez más, “la Fiesta Mayor de Gràcia queda coja”.

En unos festejos que aglutinan a tantas entidades también hay las que prefieren no meterse en camisa de once varas. Es el caso de Verdi, la multipremiada calle, que cuenta con la cola de personas más larga de todas las propuestas. Con más de un miembro que también es integrante de las ‘colles’ implicadas en el conflicto prefieren no pronunciarse sobre este tema. Tampoco está por la labor la gente de la calle Providència, que también optan por guardar silencio.

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