Esta estación del metro de Barcelona es el escenario de la nueva película de terror que llega al cine en septiembre

El metro de Barcelona contó con 440 millones de usuarios durante el 2023. Con las cifras sobre la mesa cuesta pensar que haya lugar para leyendas urbanas en un sitio tan recurrentemente transitado. Sin embargo, estas historias, en muchos casos terroríficas, brotan al caer la noche cuando las estaciones bajan las persianas.

El 6 de septiembre llegará a los cines el thriller de terror psicológico ‘Estación Rocafort’, del director madrileño Luis Prieto. El filme trata sobre una chica que entra a trabajar en esta parada del metro en horario nocturno y descubre que existe una perturbadora historia relacionada con algunas personas que murieron ahí durante la segunda mitad del siglo XX. Al saberlo Laura (Natalia Azahara) se pone a investigar con la ayuda de Román (Javier Gutiérrez), un expolicía conocedor del caso. Como curiosidad, en la película Rocafort cambia el color rojo de la L1 por el amarillo de la L4.

Alternativas al corte en la línea L4 del metro de Barcelona este verano

Sea o no “la estación maldita”, como la denominan en el tráiler, concentra varias historias siniestras y se ha ganado cierta reputación en el subsuelo de la capital catalana. ¿Exactamente qué hay detrás de su mala fama?

Cuatro suicidios en un mes en los 60

La estación Rocafort se inauguró en 1926 como parte de una incipiente red de metro de Barcelona que se había puesto en funcionamiento dos años antes. Durante los años de Guerra Civil los vecinos del Eixample la usaron como refugio antiaéreo ante los constantes bombardeos de las tropas italianas que apoyaban al ejército nacional. Sin embargo, la crónica negra se originó a partir de la década de los 60, cuando la estación fue el escenario de varias muertes en muy poco tiempo. “Cuatro de cada cinco suicidios han sucedido en Rocafort”, cuenta uno de los personajes en el avance de la filmación.

Lo escabroso es que dicha cifra se logró en tan solo un mes, algo que derivó en una de las grandes leyendas urbanas relacionadas con el metro de la ciudad. Durante los años posteriores a estos eventos los responsables de la seguridad del metro aseguraban que durante las noches habían podido ver a través de las cámaras de seguridad a personas cruzando las vías y deambulando por los andenes. Sin embargo, tras revisar ‘in situ’ la estación se daban cuenta de que allí ya no había nadie, por lo que se convirtió en una de las ubicaciones repudiadas por los trabajadores del subsuelo, que rehusaban presenciar escenas de ese estilo.

A todo ello, se le suma la posterior visita de una médium que aseguró que en Rocafort había detectado el alma de un niño que jugaba con una pelota. Lo escalofriante es que pocos años antes un menor había muerto allí atropellado por un convoy en esas mismas circunstancias.

El metro, nido de leyendas urbanas

Más allá de la estación Rocafort, el subsuelo de Barcelona es el escenario de otros 'cuentos para no dormir'. Por ejemplo, algunos pasajeros dicen haber visto a pasajeros esperando en los andenes de la estación fantasma de Gaudí. Esta estación se encuentra entre las calles Marina y Lepant y se empezó a construir a finales de la década de los años 60 con el objetivo de ampliar la L2, pero se terminó paralizando y nunca llegó a entrar en funcionamiento. No obstante, actualmente la 'estación fantasma' es la sala polivalente 'Espai Gaudí' y acoge la sede de trabajadores jubilados de TMB y por la ONG Conductors Solidaris de Catalunya. Incluso ha servido de set para algunos anuncios televisivos.

Otra historia para no dormir cuenta que durante las noches un largo tren de color blanco viaja por la red de metro de Barcelona. Transporta las almas de todos aquellos desdichados que han muerto en el subterráneo de la ciudad y que no han podido cruzar al más allá. Además, dice la misma leyenda que a los vivos que suban por error al convoy se les quedará atrapada allí su alma para siempre.