Barcelona acudirá al juzgado para tratar de limpiar una casa invadida de palomas que angustia al Poble-sec

Una casa en ruinas invadida por las palomas aturde desde hace años a vecinos del Poble-sec, en Barcelona. Ocurre en el número 10 de la calle Piquer, donde una finca más que centenaria y de una sola planta, deshabitada y semiderruida, se ha convertido en un pasto de suciedad sin remedio y tomado por las aves, que anidan en medio de una manzana rodeada de bloques de viviendas, una residencia de ancianos y un hotel. Las ratas y las cucarachas también han correteado por las inmediaciones, dan fe habitantes de la zona, desesperados por el suplicio con el que deben convivir. 

El desencuentro permanente entre el Ayuntamiento y la propiedad ha enquistado una estampa de podredumbre en pleno barrio. Un apoderado de los dueños afirma que ha propuesto al consistorio que deje construir pisos en el terreno, pero el inmueble se halla sobre suelo calificado para albergar equipamientos públicos. Tras la multitud de quejas que los vecinos han expresado, el consistorio prevé solicitar al juzgado que le permita penetrar en el edificio y tratar de poner fin al desaguisado.

“Los servicios jurídicos del Ayuntamiento están ultimando la demanda judicial para hacer la entrada al domicilio”, explica el distrito de Sants-Montjuïc. “Esta autorización judicial es necesaria para acceder al espacio y evaluar por parte de los servicios técnicos del Ayuntamiento qué actuación de limpieza se debe hacer y el coste”, especifica.

Vecinos de Piquer se muestran escépticos. Recriminan la “muchísima calma” con que el Ayuntamiento se toma emprender la vía judicial. Se anunció en junio y aún debe concretarse. El consistorio admite que el procedimiento es lento, pero esgrime que es el peaje para que resulte fructífero.

El gobierno municipal apostilla que avisará a la propiedad una vez que obtenga la autorización de acceso. Según su agente, los titulares poseen un patrimonio amplio y residen en Sudamérica. La idea del ejecutivo local es instarles a que asuman el desescombro. “En caso de que no se hagan cargo, pese a estar obligados por ley, habrá que hacer una nueva petición judicial de entrada para que el distrito pueda actuar subsidiariamente”, detalla. Es decir, el Ayuntamiento avanzaría el dinero para adecentar el espacio y exigiría luego a los propietarios que le compensen el gasto. 

Incumplimientos “reiterados”

La concejal de Sants-Montjuïc, Raquel Gil, informó en junio durante el consejo de barrio del Poble-sec que el consistorio acreditará al juzgado que la propiedad ha desoído las órdenes para acabar con la inmundicia que se ha apoderado del edificio. “Parece que el propietario juega a alargar las molestias y que vayan in crescendo para especular con ese espacio. No tiene intención de que se arregle”, acusó la edil. 

El distrito asegura que “se está requiriendo de manera continuada” a los titulares de la finca para que mantengan "el solar limpio y en condiciones”. Comenta que ha sancionado “en diversas ocasiones” a los propietarios por “los reiterados incumplimientos” que les imputa. “Se les han impuesto hasta seis multas coercitivas por un importe total de 8.000 euros, por motivos como la falta de mantenimiento del edificio y por insalubridad”, revela. 

El consistorio afirma que la última notificación enviada a los dueños para inspeccionar el inmueble fue a mediados de junio. Reprocha que nadie acudiese a la cita. “Esto ha pasado en dos ocasiones en el último año”, agrega.

“No han hecho nada”

Por el momento, los vecinos no atisban que se acerque el fin de las molestias causadas por el abandono del inmueble, que se somatiza en humedades en las viviendas colindantes y plagas que llevan a parte del vecindario a blindar los balcones con ganchos. “No me creo nada. Llevamos años así y, entre uno y otro, la casa sin barrer”, lamenta una residente que vive junto a la casa ruinosa. 

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“No han hecho absolutamente nada. Es un desastre y cada día hay más palomas -protesta-. La propiedad prometió que limpiaría en junio del año pasado y dijo lo mismo para este año, pero no lo hizo ni entonces ni ahora”.  

En junio, el ejecutivo local no descartó comprar o expropiar la finca. "En privado nos dijeron: 'Nosotros no compramos, compraba Colau'", replica un vecino. Asegura que la propiedad intenta “poner nerviosos” a los residentes y convencerlos de que presionen al Ayuntamiento “para que se cambien los usos del solar y hacer pisos de lujo”.

“Amenaza con que, si no, hará un prostíbulo o una narcosala”, afirma. “Hace unos días, entraron unos a ocupar la parte del edificio que aún está medio en pie. Se ve que un representante de los dueños fue corriendo para echarlos. Para eso sí que se dan prisa”, recrimina. EL PERIÓDICO ha tratado de ponerse en contacto con la propiedad, sin éxito.