División de opiniones tras el rediseño de una concurrida zona de juego infantil en Barcelona

La nueva área de juego infantil estrenada a finales de julio en el parque de la Espanya Industrial (distrito de Sants-Montjuïc) de Barcelona genera polémica y división de opiniones entre padres y vecinos del barrio. Diversas familias denuncian la reducción del número de atracciones infantiles, especialmente de los columpios, que son junto a los toboganes los dos elementos estrella para los menores según una encuesta del propio consistorio. También cuestionan la funcionalidad de algunas nuevas instalaciones, entre otras cosas como el tipo de arena elegido.

La renovación del área de juego forma parte del proyecto de remodelación del parque, que ha estrenado un área de recreo para perros de mayores dimensiones y con nueva ubicación, una zona de elementos de calistenia y una pista deportiva multifuncional. Además, se ha arreglado la zona de petanca y el espacio de ping-pong, y se ha colocado nuevo mobiliario urbano.

El rediseño de la zona infantil, pensada para niños de hasta 12 años, ha consistido en dotarla de una cama elástica unipersonal, un columpio con forma de nido homologado para el juego colectivo y dos columpios adaptados con asientos inclusivos y cierres de seguridad, accesibles para todos los niños. Se han mantenido las dos estructuras multijuego previas a la reforma y se ha renovado el arenal. La zona infantil en conjunto, a pesar de haber sido ampliada considerablemente, ha reducido el número de 'plazas' en los elementos de juego. Sin embargo, fuentes municipales avanzan a este medio que el consistorio estudia "la recuperación de algun otro elemento" para incrementar la oferta actual.

Varias familias que frecuentan habitualmente el parque consideran que la reducción del número de atracciones es un problema, principalmente por la alta afluencia. En verano, la popularidad de esta zona radica en que es muy sombreada. Forma parte de la red de refugios climáticos, de hecho. El resto del año, el posicionamiento del lugar entre diferentes colegios, como el Miquel Bleach o la guardería municipal Pau, ubicada dentro del mismo parque, convierte el área en un punto de encuentro para una gran cantidad de familias. Las obras generaron expectativas y molestias a los usuarios más recurrentes, pero el resultado no ha sido el esperado.

La cama elástica ejemplifica perfectamente la problemática. Diego Valenzuela (36), padre de Simón, comenta que, aunque cree que la reforma del parque "ha sido para mejor", siente "que podría mejorar aún más". Se refiere a la cama elástica o "trampolín", como lo llaman algunos padres, que Valenzuela considera "que está bien", aunque critica que solo quepan uno o dos niños. Coinciden el matrimonio de Sheila y David, padres de Kayla, que tampoco ven demasiado sentido poner tan solo una colchoneta en un espacio donde antes había "cuatro aparatos". Si bien apoyan el rediseño porque "hay que modernizarse", no acaban de congeniar con la nueva instalación.

Un mes y medio de espera

María Nogales (74) juega con su nieta Claudia, de tres años, en la zona de los columpios, la más polémica. Está contenta con las nuevas atracciones, pues, como Sheila y David, también está a favor de la modernización del lugar. Lo único que le parece mal es la larga espera para regresar al parque, crítica que comparte con muchos otros padres.

Noelia Guil (39), madre de Dídac y de Eric, explica que tras la finalización de las obras tuvieron que esperar un mes y medio extra para poder acceder de nuevo al lugar, ya que el Ayuntamiento de Barcelona aún no había concedido el permiso de apertura. Por esta demora decidió poner una queja al consistorio que, "a día de hoy, sigue sin tener respuesta". "No compensa el tiempo que ha estado cerrado el parque con lo que nos han puesto", reivindica.

El ayuntamiento asevera que "las obras no se dan por terminadas hasta que se realizan las certificaciones pertinentes y se recepcionan". Fuentes municipales explican que, aunque pudiera parecer que habían finalizado al no haber actividad de operarios, antes de abrir al público era necesario "pasar por todo este proceso en el que intervienen diferentes servicios municipales".

"No me esperaba un Can Batlló, pero tampoco esto"

Noelia Guil compara, decepcionada, la zona infantil anterior con la actual. "Nos han quitado cuatro columpios, dos caballitos, un barco y un balancín", enumera. La madre cuenta que antes de los columpios adaptados, había una estructura con dos columpios pequeños para bebés y otra con dos columpios de modelo clásico. De ninguna de las dos ya no queda rastro.

Los nuevos balancines adaptados son, sin lugar a dudas, el foco de la polémica, sobre todo el de color verde, que parece no cumplir su función. No es la primera vez que presenta problemas. El consistorio reconoce que "se registró un incidente en uno de los columpios, por mal uso por parte de algunos usuarios, que resultó en la rotura de una de las cadenas". Pese a haberse reparado al día siguiente, después del aviso de un usuario, el columpio aún crea rechazo:  "El columpio del medio no funciona. Cuando empujas, la cadena no tira. No puedo columpiar bien a mi hijo mayor", dice Guil, enfadada por el fallo.

"No me esperaba un Can Batlló, pero tampoco esto", confiesa Sira Valls (41), madre de Pau, en referencia a la superárea de juego de la Bordeta, estrenada hace un año y con un éxito consolidado. Valls también se queja del columpio verde y opina que "tiene un balanceo muy extraño". Siguiendo la línea de pensamiento de otros padres, Valls considera que "deberían haber dejado columpios de los dos tipos", refiriéndose a los de modelo clásico y a los adaptados. Por otra parte, opina que el volumen de tierra, que ocupa la mayor parte del espacio del lugar, es muy escaso para jugar.

Vesi Raynova (40), madre de Tommy, denomina la nueva área de juegos como "el arenero más grande de Barcelona". Su familia está "muy decepcionada" con la reforma y con la cantidad de tiempo que ha estado el parque cerrado. "Han puesto muy pocas cosas. Antes había muchas más, y el parque ha quedado un poco triste. Podrían haber puesto otra cosa", explica Raynova. Respecto a los famosos columpios, comenta: "Hay uno defectuoso y no se puede columpiar como debe ser. Es un columpio que ni siquiera columpia".

Por otra parte, Jennifer Paspirgelis (37) explica que su hijo Diego, de dos años, "no quiere montarse en los nuevos columpios porque le da miedo el seguro". Según comenta la madre, en los de modelo clásico que había anteriormente se montaba sin problema.

Juliana L. (15) hace de canguro de Micaela, a la que suele llevar regularmente a este parque. No comparte la animadversión hacia los nuevos columpios: ve bien la reforma porque "los anteriores estaban viejos" y los nuevos le gustan porque proponen "diferentes formas de columpiar" y porque están "muy adaptados para niños pequeños". Así los presenta el consistorio, cuyo objetivo es "incorporar el mayor número de elementos accesibles para dar respuesta a niños de diversas edades e intereses, además de garantizar la accesibilidad a las principales actividades lúdicas".

Suscríbete para seguir leyendo