En el Paral·lel

La lucha de una vecina de Barcelona para hallar a su rata doméstica: "Necesito encontrarla viva o muerta"

La mascota se escabulló tras una puerta del clausurado Teatre Arnau y la dueña acude cada día en su búsqueda

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Marina y su rata doméstica perdida llamada Sugar

Marina y su rata doméstica perdida llamada Sugar / Marina Mautino

David Sánchez Marín

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Todas las mascotas tienen un hueco muy especial en el corazón de sus dueños. Sean del tamaño que sean, perder al animal de compañía puede vivirse como perder a un ser querido. Una vecina del Paral·lel de Barcelona perdió el jueves de la semana pasada a su inusual mascota, una rata, en un desafortunado encuentro con la policía.

Marina Mautino es la dueña de un pequeño y gordito roedor bautizado con el nombre de Sugar. Debido a la falta de colaboración de las autoridades, denuncia, Marina utilizó la red social vecinal 'Nextdoor' para difundir la búsqueda y apelar a la colaboración de los vecinos. Tras una semana de dar voces sin suerte, la dueña del roedor pide ayuda para encontrar a su mascota viva o muerta.

Una rata por mascota

Pese a que el pensamiento de tener una rata colgada de un hombro que además da 'besitos' en el cuello puede llegar a erizar la piel de mucha gente, las ratas son animales de compañía muy limpios y con mucha personalidad, reivindica la afectada. Marina Mautino explica por qué han acabado siendo compañeras: "Decidí adoptar una rata procedente de un serpentario porque no me parecía justo obligar a cualquier otro animal a vivir en un piso de una gran ciudad".

Marina tardó cinco años en decidirse a acoger un animal de compañía. Argumenta que prefería tener una mascota que no ocupara mucho espacio y que pudiera tener una vida completa dentro de una ciudad que sufre de escasez de zonas verdes. "No me parece justo condenar a un pobre animal a una vida de cemento, calor y escasez de lugares donde correr".

Por otra parte, también explica que su pequeña rata le daba toda la atención y mimos que necesitaba. Era un miembro más de su núcleo familiar y disponía de una amplia jaula para ella, de la que podía entrar y salir. "Ella me despertaba cada mañana con besitos, y ahora me desespero y siento que le he fallado", confiesa. Las ratas son animales adaptados a comer todo tipo de alimentos, su esperanza de vida es de cinco años, se llevan bien con otros animales -como en el caso de Sugar, que le gustan los perros- y son capaces de tener cosquillas.

Sugar, la rata mascota de Marina, recibiendo mimos en el regazo de su dueña

Sugar, la rata mascota de Marina, recibiendo mimos en el regazo de su dueña / Marina Mautino

La pérdida del roedor

Los caminos de mascota y dueña se separaron el jueves 25 de julio al mediodía, mientras paseaban como de costumbre. Marina deja abierta su mochila y la ratita se mueve de forma independiente entre su hombro y la mochila. A lo lejos, cerca del Teatre Arnau del Paral·lel, un grupo de policías estaban atendiendo la denuncia por robo que hacía una turista. Cuando vieron a Marina, la policía se acercó corriendo pensando que podría ser sospechosa del hurto.

La policía la detuvo en seco y Marina se asustó. De la misma forma, Sugar también se sintió intimidada y saltó de la mochila siguiendo sus instintos. En este momento de confusión, la rata se coló por debajo de una puerta que da a las obras detenidas del Teatre Arnau del Paral·lel. La dueña quiso buscarla de inmediato para recuperarla, pero la actuación policial en la zona no le permitió acercarse y se quedó sentada en un bordillo esperándola.

En ese momento comienza la angustia de la dueña. Se quedó sentada toda la noche delante de la puerta del Arnau, esperando a su querida mascota. Y acude cada madrugada y cada tarde para dejar comida y agua. Marina ha colgado un cartel en la puerta de marras pidiendo ayuda a los transeúntes. Muy poca gente le ha intentado ayudar y nadie parece entender su aflicción. Las personas que se han mostrado más colaborativas son un grupo de hojalateros que trabajan por la zona con carritos de la compra. "Siempre que paso me fijo en el asfalto por si algún coche la ha aplastado. Soy muy consciente de que a estas alturas ya puede haber muerto", reconoce.

Cartel de 'se busca' colgado por la familia de Sugar

Cartel de 'se busca' colgado por la familia de Sugar en el teatre Arnau del Paral·lel / Marina Mautino

"Un bebé de rata destinado a comida para reptiles"

Sugar es una rata de tamaño mediano, de color marrón con el vientre blanco. Es un roedor completamente domesticado incapaz de valerse por sí mismo, sostiene la dueña. Está gordita, tiene carácter propio y responde a su nombre: "Ella tiene mucha personalidad, es un poco arisca y le encantan los mimos. Es mucho más cariñosa que un gato" explica la dueña.

Entre sus platos preferidos se encuentran las galletas de chocolate y el helado de tarta de queso. "Pagué 50 euros al dueño de una tienda de serpientes para que me diera un bebé de rata que estaba destinado a ser comida para reptiles", rememora. Hace dos años que comparte su rutina con Sugar, así que aún le quedaban varios años de vida. Por ello, la dueña se siente muy culpable de no poder estar a su lado.

La rata Sugar comiendo un trozo de lechuga

La rata Sugar comiendo un trozo de lechuga / Marina Mautino

No pueden llevar microchip

Tras la pérdid, Marina acudió a todos los servicios municipales disponibles para recuperar mascotas perdidas. Sugar no tiene el microchip que suelen tener las mascotas para poder reconocerlas, porque solo se coloca en gatos, perros y hurones. Marina critica que la asistencia para animales perdidos es muy precaria: "Cuando llamas a cualquier número de teléfono o envías un correo a los datos de contacto de la web de la Generalitat, ninguno funciona. He probado con todo, pero en el único teléfono que sí está operativo, la persona que lo atiende no me toma en serio y no me ofrece ningún tipo de ayuda".

Por otra parte, también ha intentado conseguir la colaboración de la policía y los bomberos, aunque sin ningún éxito. Cuando ha ido a una comisaría, el agente de la puerta ni siquiera le deja entrar a hacer una denuncia. "Yo solo quiero que me abran la puerta por donde se coló para buscarla", argumenta la dueña. Los bomberos tampoco le han sido de ayuda: "Según me dicen, desde la pandemia que ya no abren puertas de lugares abandonados, ni ayudan a buscar animales perdidos".

Los obstáculos no la han disuadido de seguir la búsqueda de su preciada mascota: "Quiero encontrarla viva o muerta. Me gustaría verla por última vez y ofrecerle el funeral que se merece". Agradece toda colaboración ciudadana posible y aún guarda un poco de esperanza. "Cómo última opción he pensado en colarme saltando el muro. La policía me avisó de que acabaría en la cárcel si lo hacía. Pero no me dejan otra alternativa", asevera.

La puerta en el Teatre Arnau del Paral·lel por donde se coló Sugar

La puerta en el Teatre Arnau del Paral·lel por donde se coló Sugar / Marina Mautino