Entramos en el nuevo Balcón Gastronómico del Port Olímpic de Barcelona: cuenta atrás para su apertura

El nuevo Port Olímpic de Barcelona que ya ha empezado a levantar el telón tiene poco que ver con el de los JJOO: solo comparte las vistas al puerto deportivo, el Mediterráneo de fondo o la posibilidad de comerse un arroz de cara al mar y con la sensación de estar casi de vacaciones. Pero el resto del escenario ha cambiado porque el recinto marinero está ahora mucho más abierto a la ciudad, ha borrado su búnker de discotecas decadentes, ha propulsado la llamada economía azul y se ha inventado un Balcón Gastronómico que aspira a ser referente local, a años luz de la versión de 1992. Recién inaugurado el espacio ciudadano, y a pocas semanas de su estreno culinario, a partir de finales de agosto, los operadores de restaurantes y tiendas gastronómicas están sumergidos en una espiral de obras que EL PERIÓDICO ha podido visitar para conocer los detalles del que será un imán para cientos de miles de comensales y curiosos cada año.

El recinto, que en la nueva etapa gestiona el ayuntamiento a través de la empresa municipal BSM, borró del mapa su oferta nocturna en el muelle de Mistral, y ha rediseñado la oferta del de Gregal con una inversión de 20 millones de euros para desplegar el repertorio de sabores. El ‘renacimiento’ ha despertado gran expectación ciudadana porque es un salto cualitativo bestial, después de que los de la anterior etapa hubieran ido quedando trasnochados. Los nuevos establecimientos en formato ‘virgen’ fueron entregados en mayo a los operadores que ganaron el concurso público para su adjudicación, con el fin de que cada uno lleve a cabo su propio interiorismo.

El denominador común es que aunque el horario de restauración permite en Barcelona abrir hasta las 2.30 o 3.00 horas de la madrugada según el día, en la mayoría de casos las cocinas se cerrarán entre las 23.00 y las 00.00 horas, con margen para tertulia y alguna copa, pero sin más banda sonora que el hilo musical de cada uno. La zona abre una etapa sosegada y eminentemente diurna. Para dinamizarla, más allá de la Copa América, el consistorio ha programado una batería de actividades lúdicas y culturales.

En plena canícula, cientos de operarios trabajan estos días para dar forma a cada propuesta. Uno de los empresarios más ilusionados es Toni Herrero, del Cangrejo Loco, una marca veterana de la etapa anterior, que no ha dudado en repetir aventura, pese a la fuerte inversión que supone formar parte del Balcón. “Estuvimos desde el principio hasta 2023, y volvemos ahora para seguir con nuestra cocina tradicional marinera, introduciendo algún plato más contemporáneo”, explica a este diario el hijo del fundador en visita de obras.

La empresa familiar no se ha cruzado de brazos en este paréntesis, cuando trasladaron su plantilla a su nuevo local del Eixample (en Aribau, 115 donde antaño estuvo La Camarga). Ahora mantendrán las dos opciones, aunque la del Port Olímpic supone echar toda la carne al asador, tras la crisis de la pandemia, el cierre por renovación de la zona, y el nuevo proyecto. Su establecimiento es de los más grandes (de 737 metros cuadrados en total) y uno de los cuatro de la planta a nivel de calle, situado al fondo del muelle. Desde su terraza el comensal se sentirá casi en un crucero, como parte de un horizonte azul, con vistas también a la escuela de vela. Despegarán la tercera semana de septiembre, calculan.

Dada la gran dimensión de la sala (para 174 comensales, más 80 en el exterior) compartimentarán su espacio para darle más sensación de intimidad. El restaurante se encabezará con un gran expositor de marisco, y destacará por el espectacular techo abovedado que han logrado construir con pladur y revestimiento personalizados, rompiendo la frialdad del molde original. También con sus suelos de madera. Herrero no oculta que el tíquet medio será algo más alto en esta sede marinera, por el entorno, los costes y servicios premium que ofrece el Balcón, donde hasta las sombras son con placas fotovoltaicas de última generación.

Aperturas escalonadas

Fuentes de BSM indican que cada operador podrá abrir a su ritmo en las próximas semanas. Pero todos los adjudicados estarán activos cuando llegue la final de la Copa América, en octubre. Solo dos espacios --que habían sido otorgados por concurso público a los también veteranos La Fonda del Salamanca y La Barca del Salamanca, que finalmente se apearon del montaje-- quedan temporalemente disponibles en la planta inferior. La empresa municipal no volverá a abrir nuevo concurso hasta pasada la competición de vela, para no afectar a la actividad y dejar que los futuros operadores lleven a cabo sus obras durante el invierno.

Aunque estos dos estaban destinados a los apartados de cocina catalana y mediterránea (las bases preveían variedad para evitar un ‘overbooking’ de paellas o pescados, dado el enclave), BSM prevé abrir los criterios de selección. La máxima sigue siendo "oferta gastronómica diversa, de calidad y con carácter barcelonés", señalan.

En el tramo superior, el resto de locales también destacan por sus protagonistas o conceptos. El primero y más visible, a pie de paseo, será la nueva aventura de Sagardi, con el nombre de ‘Kresala (significa salitre en euskera), vascos al foc per Gregorio Tolosa’ (artífice de una de las mejores parrillas de España en el Bidea2, en Navarra). De esta alianza nace uno de los espacios más destacados, ya que aunque que cuenta con menos metros cuadrados (un total de 476) para que resulte más manejable y acorde a su cocina, estará presidido por una novedosa parrilla Josper de casi cinco metros, que además se convertirá en un nuevo modelo comercial.

Se visualizará desde sus ventanales, tentando al comensal hasta sus pescados y mariscos, ilustra al pie del cañón el empresario Iñaki López de Viñaspre. “El fundamento son la parrilla y el producto del mar, que será un espectáculo”, relata, aunque mantendrán el comodín de su “chuleta” para los carnívoros. Su espacio, con gran expositor del género, cava de vinos y muchas vistas al Mediterráneo, elige un interiorismo fresco y protagonizado por 5.700 azulejos artesanales de distintos tonos del tierra al negro, pasando por un mar de azules y verdes que los albañiles colocan con esmero siguiendo un plano detallado como si fuese un tetris.

A continuación se sitúa una de las sorpresas del Balcón, El Tribut, también de 737 metros cuadrados y auspiciado por varios socios, algunos del sector y otros que no han dudado en apostar por este singular homenaje a Gaudí, donde ni su nombre ni su obra se mencionan explícitamente, pero todo evoca al célebre arquitecto y sobre todo a sus “valores”, relata la cabeza visible del espacio, David Carbó.

Su diseño será el más sorprendente, en tanto que recrea columnas, formas y evocaciones a la obra del artista. Lo han concebido bajo las premisas de lo natural y orgánico en su arquitectura e interiorismo, la conexión con el territorio catalán y el Mediterráneo, la creatividad y la hospitalidad, detalla. Mientras que su cocina apunta a la reivindicación del recetario catalán, marinero y con platos icónicos, avanza. Será una oferta para unos 200 comensales en aforo, y por un tíquet medio de unos 55 euros, prevén, con idea de abrir también durante la tercera semana de septiembre.

La oferta de a nivel de calle se completará con Eldelmar, de los Hermanos Torres de la mano del grupo de restauración Pantea Group, y que también tiene por delante unos dos meses más de obras. Los chefs, con tres estrellas Michelin, lo definen como "un viaje multisensorial donde saborear la riqueza gastronómica del Mediterráneo, con una cocina basada en producto autóctono y de proximidad". Han avanzado que será un "concepto gastronómico único y lleno de personalidad", enmarcado en "una vanguardia tranquila de sabores amables". Y menos elitista que su restaurante laureado, dada la dimensión del enorme local Port Olímpic, que corona una balconada de casi 200 metros cuadrados sobre la playa como en resto de locales del tramo superior.

Ruta en el nivel inferior

Por debajo, se ubican otros siete restaurantes (con locales algo menores, pero más terraza, que rondan los 700 metros totales) y tres tiendas gastronómicas intercaladas (el local de comida saludable Faborit, la heladería Esferic y la marca de empanadas Les Muns). En este nivel se encadenan el Superlocal (también de grupo Pantea) como opción flexiteriana (mucha oferta vegetariana, pero también carnes y pescados) y producto de un radio de proximidad de menos de 100 kilómetros, que también se refleja en su decoración. Tendrá un espacio de coctelería de autor y un corner de pizza artesal 'take away' para llevar a casa o a la playa.

Al lado, están los dos mencionados locales vacantes. Les siguen el Vraba (que fusiona cocina catalana y japonesa, del Grup Restauració Aventura); el establecimiento de cocina del mar del grupo Familia Nuri (de Ca la Nuri) que aún no ha concretado su nombre porque fueron los últimos en sumarse al Balcón, tras la marcha de La Taberna Gallega de Marcos, como informó este diario; Platets (tapas, a cargo de un grupo entre cuyos socios figuran los responsables de Red Fish) y la cantina Casa Carmen, que por contrato --y con una renta más contenida-- deberá ofrecer menús de mediodía con los que BSM ha querido asegurar que haya una oferta asequible para trabajadores de la zona, aunque por la noche tendrá su propia carta.

Todos ellos tendrán terrazas bajo sombra, que podrán decorar personalmente aunque siempre a partir de jardineras y cristaleras en tonos neutros, en la línea de la propuesta base autorizada por el ayuntamiento.

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